En medio del Mediterráneo,
situado en una posición estratégica única (y, por ello, deseado y anhelado a lo
largo de la historia por numerosos ejércitos) descubrimos un precioso
archipiélago compuesto por las islas de Malta, Gozo y Comino.
Su estrecha relación con la
Orden de Malta (“Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén, de Rodas y de Malta) se convirtió en inseparable durante
siglos. Por citar un ejemplo clarificador, su actual capital, La Valeta,
fue construida por esta Orden militar católica, debiendo su nombre a Jean
Parisol de la Valette, quien fuera su Gran Maestre.
Conviene recordar, en este
sentido, que el emperador español Carlos I, en el año 1530 y con autorización
papal, cedió a la Orden estas tres islas. Un formidable enclave (con una
ubicación inigualable entre Europa y África) cuyo privilegiado emplazamiento
era esencial para defenderse del avance otomano por el Mediterráneo.
Así pues, recorrer esta ciudad, declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1980, es constatar, tanto en edificios religiosos como civiles, el poder político, la riqueza y la fuerza militar que ostentó durante siglos la Orden de Malta.
En su interior, en una
gran sala perfectamente acondicionada, descubrimos uno de los símbolos del
poderío militar de la Orden gracias a una de las mayores colecciones de armas
antiguas del mundo con orígenes principalmente españoles, portugueses, italianos,
franceses y alemanes.
Un verdadero museo vivo donde, si
se presta atención, se pueden apreciar sutiles detalles como filigranas en
empuñaduras o grabados en corazas y armaduras que nos instruyen sobre las
épocas en las que fueron utilizadas.
Además de la procedencia de los
grandes reinos católicos, otra de las causas del gran volumen de piezas era
que, cuando fallecía uno de estos caballeros, la Orden heredaba sus
armas. Razón por la cual la colección es difícilmente igualable.
A pesar de que solo una parte se
encuentra expuesta, hubo diferentes contingencias históricas que la
minoraron. Es el caso de los miles de piezas que se llevó Napoleón cuando
invadió la isla o los daños sufridos durante los bombardeos de la segunda guerra
mundial.
Lo cierto es que, aun así, no
deja de sorprender la profusión de armas (centradas entre los siglos XVI al
XVIII), expuestas y perfectamente conservadas.
En esta labor de restauración,
archivo y almacenamiento tuvieron mucho que ver, a mediados del siglo XIX
bajo dominio británico, los meticulosos trabajos de catalogación y
clasificación que transformaron la armería en el primer museo público de Malta
que fue abierto al público en 1860.
No obstante, conviene recordar
que a mediados de ese siglo sobrevoló la idea de trasladar la colección a
Londres argumentando motivos de seguridad.
Su actual ubicación en el centro
de la ciudad fue debida a que en 1604 se tomó la decisión de llevar este gran
arsenal al Palacio del Gran Maestre. Seguramente, por razones históricas y
logísticas, era el mejor de los emplazamientos.
Aunque, como comenté
anteriormente, a lo largo de los siglos muchas de estas piezas salieron por
distintos motivos de la isla, lo cierto es que la riqueza, el esplendor, la
variedad y el tamaño de la colección la hace única.
Ballestas, espadas, floretes,
estoques, cascos, escudos, corazas, cotas de malla, mosquetes, puñales,
alabardas, lanzas, piezas de artillería, diferentes municiones, trajes de
soldados regulares, arcabuces de mecha, armaduras (entre ellas, joyas
históricas y artísticas como las de algunos grandes Maestres o caballeros de
muy alto rango), incluso uniformes y armas de algunos soldados otomanos que
participaron en el gran asedio de 1565, son ejemplos de piezas exhibidas en
este museo de armas de guerra.
En definitiva, una armería
que es un testimonio tangible y visible de la historia tanto de la
Orden como del pasado de este pequeño país, además de un atrayente reclamo
turístico en La Valeta.
Y es que, en el interior del
palacio se respira su denso pasado en unos muros que hablan también de la
tumultuosa historia, a la vez que rica, de estas tierras insulares.
Una experiencia inmersiva en
unos tiempos en los que durante siglos la Orden de Malta tuvo un gran
protagonismo en esta parte del mundo y un poder económico, militar y político
indiscutible. Un verdadero tesoro de historia y un libro abierto sobre la
vida militar de siglos anteriores.
Como curiosidad digna de ser
resaltada y muestra clara de su importancia, en el año 1969 la UNESCO
envió unos expertos con el fin de confeccionar un inventario detallado. En
su informe, tras un arduo y exhaustivo trabajo, concluyeron que esta colección
era uno de los "monumentos históricos más valiosos de la cultura
europea".
Recuerden pues, si viajan a
Malta, que este gran palacio y su armería son visitas inexcusables
en La Valeta.
























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