Todos recordamos las imágenes,
allá por septiembre de 2021, de la erupción del Volcán de Tajogaite, ubicado en
el Parque Natural de Cumbre Vieja de La Palma.
Fueron ochenta y cinco días donde
la imparable fuerza de la naturaleza, vomitando desde las entrañas de la tierra
ríos de lava y nubes de gas, modificó parte de la orografía de esta isla haciéndola
crecer casi cincuenta hectáreas. Bien puede decirse que aquí se encuentra la tierra
más joven de España.
Tajogaite, dicho sea de paso, es
una palabra benahorita (nombre con el que se conoce a los aborígenes de La
Palma).
Este inenarrable y grandioso
espectáculo de la naturaleza, sin embargo, trajo consigo un desastre de
dimensiones ciclópeas que supuso el desalojo de miles de personas, así como la
pérdida de inmuebles, haciendas, negocios e infraestructuras. Todo ello, junto
a una catástrofe ecológica de gran magnitud.
Obviamente, este fenómeno natural,
seguido en los medios de comunicación de todo el mundo, es actualmente objeto
de curiosidad de multitud de viajeros y turistas que quieren conocer o, al
menos, hacerse una idea de la magnitud de la colosal erupción, de sus
consecuencias y del tamaño de esas lenguas de lava.
Se puede decir que existe un
mirador, en cierta forma improvisado por las circunstancias acaecidas, desde el
que se pueden conseguir las mejores panorámicas del volcán y de lo que supuso.
Para viajar hasta allí hay que ir
en coche por la carretera de San Nicolás, que queda interrumpida por un gran
muro de lava de varios metros de altura. Está abierta hasta el Camino Espigón,
donde dejaremos el coche y caminaremos por un pequeño sendero, acondicionado
para su uso, hasta llegar a este improvisado balcón natural.
Este mirador, estratégicamente
situado, se ha convertido en uno de los destinos más populares para quienes,
atraídos por el poder y la fuerza de la naturaleza, quieren cerciorarse de la
magnitud de la erupción apreciando in situ las verdaderas dimensiones de la
colada lávica y el daño causado.
Todo ello, unido a la
arbitrariedad de este volcán que sepultó multitud de casas a la vez que
caprichosamente, por suerte, se detuvo frente a otras.
El trayecto hasta aquí nos
permite igualmente entender cómo se modificó este entorno natural, se
bloquearon muchas vías terrestres y quedaron afectadas numerosas construcciones.
Así pues, las vistas desde aquí
son, sin lugar a dudas, únicas. Por una parte, podemos apreciar la grandiosidad
y magnitud del volcán. Por otra, cómo esas grandes coladas se desplazaron hasta
el océano ganando terreno al mar.
La recomendación es sencilla. Cuando
el viajero consulte, en alguna guía de viajes, sobre miradores de La Palma descubrirá
que junto a los más conocidos (entre otros, Roque de los Muchachos, Los Llanos
del Jable, La Cumbrecita, La Concepción, El Salto del Enamorado, Las Hoyas, El
Time, etc., etc.) debe tener presente que, desde hace pocos años, hay uno nuevo
(llamado de Tacande) cercano al volcán de Tajogaite que, por sí mismo, es
testimonio visible del daño causado durante esos ochenta y cinco días de
erupción.
Ahora bien, conviene también
recordar que éste no es sólo el único de los existentes para divisar el volcán,
aunque sí quizás el mejor para hacerse una idea de la magnitud del desastre
natural.
El mirador de Tajuya, situado
junto a la iglesia de la Sagrada Familia de esta localidad y célebre porque muchos
periodistas hacían sus directos desde aquí, es también un lugar privilegiado de
observación del Tajogaite.
Datos útiles:
¿Cómo llegar? Iberia Express (www.iberiaexpress.com). Esta aerolínea, la más puntual de Europa en
su categoría, conecta diariamente, en vuelos directos, Madrid y La Palma.
Fundada en 2012, es la aerolínea low cost del grupo Iberia. Enlaza con más de 25 destinos (tanto nacionales como internacionales, en Europa, África y oriente medio) con un modelo de alta calidad a bajo coste.
Web recomendada: www.visitlapalma.es
¿Qué comer? Junto a los ya
conocidos platos de la gastronomía isleña (queso asado con mojo verde, papas
arrugás, chicharrones recubiertos de gofio, lapas a la parrilla, estofado de
cabra, etc., etc.) mi recomendación es probar la “morena frita”.
Un pescado, de textura gelatinosa,
que también se utiliza para algunas sopas y guisos tradicionales. Todo un
manjar de las aguas palmeras que no hay que perderse.
Como consejo final, siempre es
bueno acompañar estas elaboraciones con los magníficos vinos de La Palma, con denominación de
origen propia (www.vinoslapalma.com).