Tratando aún de reposar la multitud experiencias vividas en mi segundo viaje a La Palma, me viene a la memoria un paisaje sin igual, mezcla de la belleza natural de un asombroso entorno volcánico y del trabajo del hombre durante décadas. De esto, quiero escribir hoy.
En el extremo sur de la isla descubrimos un singular escenario dedicado a la extracción de sal marina, declarado Espacio Natural de Interés Científico en 1994.
Lo primero que apreciamos cuando
tenemos estas salinas frente a nuestros ojos es una bonita paleta de
colores que incluye llamativos contrastes. Advertiremos las tonalidades
azules del océano Atlántico, el negro de la tierra volcánica y el blanco de sal
extraída (totalmente ecológica, es recolectada de forma artesanal utilizando
técnicas tradicionales).
A todo esto, hay que sumar los
destellos del sol sobre estas salinas al atardecer. Un bonito lienzo que el
viajero no debe perderse.
Sin duda, estamos en un lugar con
magia, distinto, ideal para los amantes de la fotografía, donde no pasa
desapercibido un intenso color rosado -a veces, cercano al rojo- sobre
las piscinas de evaporación causado por un alga, perfectamente
adaptada a lugares hipersalinos, llamada Dunaliella salina.
Estas salinas marinas, con una
extensión de treinta y cinco mil metros cuadrados (incluyendo piscinas y
evaporadores), y ubicadas en un espacio natural protegido, son las
únicas en funcionamiento en la provincia.
Como si fuera una conjunción
perfecta, aquí la tierra, el agua, el viento y el sol se alinean a la
perfección para extraer una sal de primera calidad gracias a la evaporación del
agua y el aumento de su concentración salina.
Una vez extraída, es
apilada durante un tiempo en forma de pequeñas pirámides blancas para que el
sol y el viento la vayan secando lentamente.
Es importante recalcar que, a diferencia de otros lugares donde se recoge sólo una vez al año, aquí pueden realizarse hasta ocho "cosechas" anuales.
La visita es gratuita y en el interior del complejo descubrimos el restaurante “Jardín de sal”, ubicado en un edificio totalmente integrado con el entorno. Un lugar donde los productos del océano y la sal son innegables protagonistas.
También posee una cafetería, con una preciosa terraza panorámica, donde descansar
tomando un café.
Dentro de este espacio natural
protegido se encuentra el faro de Fuencaliente, compuesto por dos torres
(la antigua y la moderna, de color rojo y blanco). En 2006 se reconstruyó el
antiguo faro para ser la sede del Centro de Interpretación de la Reserva Marina
de la isla de La Palma.
Datos Útiles
¿Cómo llegar?: Iberia Express (www.iberiaexpress.com). Esta aerolínea,
la más puntual de Europa en su categoría, conecta diariamente en vuelos
directos Madrid y Santa Cruz de La Palma.
Fundada en 2012, y perteneciente
al grupo Iberia, vuela a más de veinticinco destinos, tanto nacionales como
internacionales.
Webs: www.salinasdefuencaliente.com , www.visitlapalma.es
Los vinos de La Palma: Quizás, uno de los secretos gastronómicos mejor guardados de la isla son sus magníficos vinos que han conseguido reconocidos galardones en certámenes nacionales e internacionales.
La orografía del terreno (con grandes desniveles y bancales), los vientos, el estar plantadas sin injertar (al estar libre del ataque de la filoxera) y la cercanía al océano han determinado y dado un carácter especial a estos vinos que sin duda hay que probar.
Plantadas sobre suelos de origen volcánico, con la creación de una Denominación de Origen Propia en 1994 (www.vinoslapalma.com) el sector experimenta una importante transformación que permite (gracias a ampliar el terreno de cultivo) el nacimiento de nuevas bodegas.
Indicar, por último, que estos párrafos fueron publicados en la web del diario español LA RAZÓN el 4 de noviembre de 2024.
Las salinas marinas de Fuencaliente