miércoles, 15 de enero de 2025

Tivoli Carvoeiro, el lugar ideal para perdernos en el Algarve


    La costa del Algarve, donde espectaculares acantilados e infinitas playas parecen sucederse para goce del viajero, es desde hace décadas el destino turístico por excelencia portugués.





    Esta región sureña posee una gran variedad de rincones y paisajes (coquetos pueblos, sierras arboladas, espectaculares rías, manantiales de aguas termales, playas de ensueño, recorridos únicos, …) que harán las delicias de quienes se acerquen a conocerla.



    Su omnipresente sol, las cálidas temperaturas, una soberbia cocina (que tiene entre uno de sus platos estrellas la irresistible cataplana de mariscos) o la hospitalidad de sus gentes son reclamos en los que el viajero, sin lugar a dudas, se fija.

    Si a ello le sumamos el altísimo nivel de sus alojamientos, no hay dudas que encontramos en estas latitudes de Europa un paraíso que debemos tener anotado en nuestra agenda de próximas escapadas.

    A tal singular entorno van dedicados estos párrafos y, en especial, a uno de sus hoteles más icónicos.



    Me refiero a TIVOLI Carvoeiro (www.tivolihotels.com ), uno de los buques insignia de esta marca que es símbolo de alta calidad entre los cinco estrellas del país vecino.



    Con el Atlántico a sus pies, sobre un acantilado y con el sonido de las olas como compañía, descubrimos este impresionante hotel, ciertamente especial, donde una magnífica piscina exterior, en medio de todo el recinto, es un privilegiado escenario para admirar lo que a nuestro alrededor encontramos.



    Un lugar digno de ser recordado mientras nos bañamos. Frente a nosotros, unos impresionantes acantilados con oquedades y cuevas originados por la fuerza del océano; a nuestra espalda, el edificio del hotel con una sucesión de balcones -a varias alturas- mirando al mar y, a derecha e izquierda, una agradable zona ajardinada donde pasear o tomar el sol.





    Así es, este resort de lujo, completamente renovado y erigido sobre el acantilado Vale Covo, no deja indiferente al huésped.



    Su situación, las prestaciones que ofrece, la calidez y profesionalidad en la atención de sus trabajadores, la amplitud de los espacios, su gran oferta gastronómica y la multitud de posibilidades que ofrece hacen de él un destino en si mismo dentro de esta maravillosa región del sur de Portugal.





    Tivoli Carvoeiro Algarve Resort cuenta, entre otras cosas, con doscientas cuarenta y ocho amplias habitaciones (incluyendo suites) totalmente renovadas y preparadas para el descanso del huésped, un magnífico spa -con sauna y baño turco- donde disfrutar de relajantes tratamientos, salas para reuniones y conferencias, una piscina interior, zona fitness, espacio para los más pequeños, instalaciones para bodas y todo tipo de eventos (con inolvidables escenarios al aire libre), amplio aparcamiento exterior y una formidable propuesta culinaria (incluyendo un magnífico desayuno buffet) capitaneada por su restaurante “The One”, el lugar perfecto para saborear una experiencia sin igual acompañada de una muy recomendable y reconocida carta de vinos.










    Otros magníficos escenarios gastronómicos, donde comer o tomar una copa, son Azur Bar, los restaurantes Mare Bistro y Med Food & Wine y su espectacular Sky Bar, ideal para disfrutar desde lo más alto del hotel de unas vistas únicas mientras nos quedamos fascinados observando cómo el sol al anochecer parece esconderse bajo un océano infinito.




    En pocas palabras, un sugerente y variado abanico de posibilidades a disposición del comensal.



    Además de lo anteriormente mencionado, su emplazamiento en esta parte del Algarve costero permite acercarnos, a pocos kilómetros de distancia, a lugares tan emblemáticos como Benagil (con su mundialmente famosa playa/cueva, considerada una de las más bonitas de Europa), a la playa de Carvoeiro o a localidades como Portimao, Alvor, Lagos y Albufeira.




    Finalizo este post indicando que estos párrafos se publicaron en el web del diario español LA RAZÓN el 

El lugar ideal para perdernos en el Algarve









domingo, 12 de enero de 2025

Restaurante lisboeta “JNcQUOI Asia”, viajando con el paladar


    Cuando mencionamos el verbo viajar, entendido como “trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante”, por regla general lo asociamos con la utilización de un medio de locomoción.



    Todos sabemos que viajar proporciona multitud de experiencias satisfactorias, aporta novedades, aumenta nuestros conocimientos y, entre otros muchos beneficios, desarrolla la creatividad.



    Sin embargo, ¿qué les parecería acercarnos a Asia sin salir de Lisboa? Ésta es la inmejorable propuesta del emblemático restaurante “JNcQUOI Asia” (www.jncquoi.com), situado en la céntrica avenida de la Libertad de la capital portuguesa.



    Un atrayente viaje culinario que nos transportará, gracias a impecables elaboraciones degustadas en un entorno único, a muchos territorios de Oriente donde los portugueses tuvieron una vinculación histórica muy especial a lo largo varios siglos.



    En cierta forma, dos de mis grandes aficiones (la historia de Portugal y la gastronomía) se fusionan en “JNcQUOI Asia” a las mil maravillas.



    La entrada al restaurante es, por si misma, una declaración de intenciones sobre lo que vamos a encontrar. Un gran azulejo, que cubre una de las paredes, detalla las “Rotas gastronómicas dos descobrimentos portugueses” con indicación de aquellos productos llevados al mayor de los continentes y los traídos por este país durante una de las épocas más gloriosas y fascinantes de su historia.

    Así pues, ¿se atreven a disfrutar, con los más altos estándares de calidad, de lo mejor de la comida india, china, thai o japonesa en un mismo restaurante?.



    Esto es “JNcQUOI Asia”. Una propuesta irresistible donde, antes de empezar a comer, no podemos dejar de mirar entusiasmados a nuestro alrededor para captar lo que ante nuestros ojos se presenta. Incluso debemos echar un vistazo hacia arriba donde el esqueleto dorado de un gran dragón parece custodiar impasible cuanto, bajo sus “restos óseos”, ocurre.



    Diferentes ambientes con cocinas a la vista, en el que se incluye una preciosa terraza al aire libre (con una pagoda, carteles, luces de neón y mucha vegetación), se ensamblan a la perfección para deleite del comensal.



    Todo está pensado y estudiado; nada se deja al azar. Así debe ser si se quiere lograr la excelencia en todos los aspectos (servicio, atención, separación de las mesas, emplatados, calidad del producto, .... ).




    Imposible no admirar el impecable trabajo arquitectónico y decorativo que ha conseguido crear ambientes tan diferentes en un mismo local en el que la necesaria luminosidad de su espacio central se debe a una gran claraboya.



    Si a todo ello le unimos un insuperable y profesional servicio, no queda más que sentarnos a disfrutar la cocina asiática que más nos guste o, por qué no, a viajar con diferentes platos a través de varias gastronomías orientales en un cosmopolita restaurante, referencia en Lisboa, ciertamente acogedor.



    Sin duda, la escenografía perfecta para que estas cocinas brinden la mejor representación gastronómica.



    “Tataki de salmão braseado com molho de karashi su miso”, “Uramaki de salmão, camarão, abacate e sésamo”, “Dim Sum de camarão e castanha d’água”, “Pappadums assados no forno tandoori, chutney de manga e especiarias”, “Tempura de camarão com maionese de chilli”, “Salada de batata e grão de bico indiana com molhos de iogurte, tamarindo e menta”, “Pampo grelhado ao estilo Malai tikka com arroz basmati”, “Caril de vaca com amendoins, cominhos, batata doce e arroz jasmim”, “Pão Naan com chilli e manteiga”, “Arroz Indonésio salteado com frango, camarão e ovo estrelado” o “Noodles de arroz salteados, lombo de novilho, cebola, cebolete, rebentos de feijão mungo e enoki crocante”, son sólo algunas de las opciones de una carta variada, amplia y de calidad a la que hay que unir una muy buena selección de vinos, acorde con la magnífica bodega del restaurante.




    Por cierto, si el lector es aficionado a los cócteles, nada como disfrutar de los que preparan en su bar Ganda.



    Un curioso nombre que tiene también mucho que ver con la historia de Portugal, pues fue así como se le llamó al primer rinoceronte que llegó a suelo europeo. Por aquel entonces, toda una novedad en la corte portuguesa.

    Fue tal el revuelo y la admiración que originó este desconocido animal que el rey decidió regalárselo al Papa León X, aunque murió durante el viaje a Roma.



    Digamos que, en este reportaje, a modo de paralelismo con un regalo, el presente queda envuelto con todo lo que acabo de escribir.



    Lo importante es el interior que, en este caso, serán esos inolvidables momentos de disfrute de unas gastronomías asiáticas que, seguro, encantarán al comensal.



    Abran pues este regalo, saboreen esos platos en buena compañía y sientan el innegable privilegio que supone comer en un lugar tan especial.






        No solo les gustará, repetirán.



     Finalizo indicando que estos párrafos se publicaron en la web del periódico español LA RAZÓN el 25 de octubre de 2024.

Restaurante lisboeta “JNcQUOI Asia”, viajando con el paladar