jueves, 5 de septiembre de 2024

Puente Viejo de Mostar, un icono de la ciudad


    Desgraciadamente, la conocida como guerra de Bosnia, acaecida entre los años 1992 y 1995, dentro de las llamadas guerras de los Balcanes (en el este de Europa), supuso un enfrentamiento, tras de desintegración de la antigua Yugoslavia, entre croatas (en su mayoría católicos), serbios (principalmente ortodoxos) y bosnios musulmanes



    Una de las imágenes de esta sanguinaria guerra, grabada por la televisión y retransmitida a todo el mundo en infinidad de ocasiones, fue la destrucción del icónico puente viejo de Mostar que dividió la ciudad en dos, separando la parte croata de la musulmana



    Levantado en el siglo XVI sobre el rio Neretva por el ingeniero otomano Mimar Hajrudin, bajo encargo del sultán Solimán I el Magnífico, fue en su momento una verdadera proeza arquitectónica y de ingeniería (con un arco de más de treinta metros de ancho y dos torres a cada lado) que facilitó los intercambios comerciales y las comunicaciones en esta parte del entonces influyente y poderoso imperio otomano. 



   Siglos de historia de un puente, único en su género, que aguantó inclemencias climáticas, terremotos e incontables crecidas del río durante tantos años. 



    Sin embargo, en el año 1993 (concretamente, un 9 de noviembre), fue volado y destruido casi en su totalidad, convirtiéndose desde entonces en el símbolo pétreo más visible de la barbarie de esta guerra. 



    Un conflicto, hay que recordarlo, en el que la Unión Europea debió hacer más para evitarlo o, al menos, ayudar a una pronta finalización

    Todavía perduran y resuenan las palabras del entonces comisario europeo de Asuntos Exteriores Chris Patten cuando, refiriéndose a esta confrontación, afirmó tajantemente: "la Unión Europea no puede eludir su parte de culpa, teníamos que haber hecho más y antes".

   A día de hoy, paseando por esta ciudad, aún son visibles en muros, paredes y edificios numerosas cicatrices y secuelas de este conflicto armado.




    En todo caso, la destrucción de este puente, declarado -junto con el casco histórico de Mostar (ejemplo de asentamiento multicultural)- Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, debe hacernos reflexionar sobre cómo el ser humano puede llegar a enloquecer de tal manera que no le dé valor a la vida, las propiedades y la dignidad del prójimo, muchas veces un vecino próximo. 



    La belleza de esta ciudad vieja, sus callejuelas, el sabor y la historia de estos singulares rincones son motivos suficientes para viajar hasta esta preciosa y montañosa parte del este de Europa






    Fue el año 2004 cuando, tras arduos trabajos en años anteriores para su reconstrucción (en el que tuvo un importante papel el ejército español), se inauguró y reabrió definitivamente este puente tratando de ser también un emblema de esa reconciliación de los diferentes pueblos, religiones, culturas  y sensibilidades que habitan este bonito país




    Actualmente, sin lugar a dudas, es la fotografía más buscada de la ciudad por cuantos se acercan a conocerla, siendo imposible no pasear por este puente (normalmente repleto de turistas) y cruzar hasta la otra orilla mientras divisamos, desde ambos lados, cómo esta arteria fluvial divide físicamente la ciudad




    Sean estas fotografías un alegato en favor de la paz y de la convivencia de pueblos, etnias y religiones en esta históricamente convulsa región del viejo continente. 



    Conviene recalcar que, en estos momentos, el río, su entorno y su famoso puente son ahora lugar de paseo, baño, recreo, diversión y compras. Quizás como contestación (al demostrar que la normalidad y la convivencia pacífica, a pesar de las obvias dificultades, es posible) y repulsa a ese cercano, indeseable y sangriento pasado. 





         Acabo estas líneas recordando que en Mostar tuve la suerte de conocer a David, otro bloguero de viajes extremeño, especializado en vídeos, que os recomiendo.




     Os dejo su link:

jueves, 15 de agosto de 2024

Un "pescado a la talla" en Acapulco


 
    Se atribuye a Séneca la siguiente frase: “repasa los días que has vivido: verás qué pocos son los que reservaste para ti mismo”.

   En cierta forma, lo que proponía el gran filósofo romano es que disfrutemos de la vida, de cada momento, de cada instante

     Sin duda, uno de esos goces vitales es viajar. Esto nos permite descubrir, experimentar y conocer lo que puede resultarnos exótico.

     Esta pequeña reflexión puede aplicarse a multitud de vertientes viajeras. La ruptura de la rutina y la cotidianeidad, el enriquecedor choque cultural, las diferentes visiones de la realidad social o el aspecto gastronómico son vértices que conforman ese singular polígono llamado viajar.



    Centrándome en el aspecto culinario os cuento que, en mi último viaje a tierras mexicanas, recorriendo el célebre destino costero de Acapulco (en el océano Pacífico) descubrí el “pescado a la talla”, una forma de prepararlo típico de esas latitudes.

    Reconozco, desde el principio, que me resultó curioso y llamativo ver numerosos restaurantes anunciando esta popular forma de preparación.  

    Como no podía ser de otra manera, había que probarlo. Fue en playa Bonfil, en un restaurante ubicado frente al mar llamado Las Gaviotas II, donde me enseñaron algunos de los secretos de una elaboración que, como no podía ser de otra forma, lleva su ritual.



    En primer lugar, nos ofrecerán visualmente distintos tipos de pescados para decantarnos por alguno de ellos.



    Posteriormente, dependiendo del número de comensales y el hambre que tengamos, nos aconsejarán el tamaño más adecuado.



     A partir de ahí, solo queda esperar a que llegue el ansiado “pescado a la talla”.

   Mientras se cocinaba nuestro “pedido”, disfrutábamos -junto a unas bebidas y algunas botanas (especie de aperitivos/entrantes)- de unas vistas inigualables sobre una de las playas de arena dorada más célebres del entorno.




    Quería ver "in situ" cómo abrían y limpiaban el pescado, cómo lo sazonaban y cómo lo colocaban frente a las brasas. Naturalmente, el secreto, además de la pericia que ponen los cocineros, está en la salsa con que impregnan el pescado que le da ese sabor tan peculiar.



    Los ingredientes y las proporciones de esa salsa, que lógicamente guardan con confidencialidad, es, junto con la calidad producto, el verdadero secreto que hace que en cada restaurante el pescado tenga un sabor propio.





    Fue un día fantástico. Buena comida, excelente compañía, amena conversación y un entorno de los que perduran por mucho tiempo en la memoria.




    El resumen de todo ello, recordando la frase de Séneca, es claro. Debemos dedicarnos más tiempo, siempre que sea posible, a nosotros mismos y, no tengo dudas, una forma de llevarlo a cabo es disfrutar del placer de comer.



    Así pues, si viajas hasta Acapulco, nada como pedir algo tan típico y tradicional como un buen “pescado a la talla” del Pacífico. Os encantará.




jueves, 8 de agosto de 2024

Luster, hospitalidad por bandera

 

    Luster es uno de esos hoteles que tienen que estar en el grupo de “primera elección” si queremos pernoctar en Lisboa



    Bien situado, junto a la plaza de Saldanha, en una de las mejores zonas de la capital portuguesa, ofrece un ambiente agradable en un alojamiento de tamaño humano (poco más de cincuenta habitaciones de las cuales tres de ellas son suites).



    Para mí, su ubicación tiene un encanto adicional. Estamos cerca de la parte más visitada de Lisboa (a pocos minutos en metro de la famosa plaza de Marqués de Pombal), pero sin el bullicio de las aglomeraciones turísticas.



    Luster Hotel (www.lusterhotels.com)  ofrece mucho y de calidad (dos piscinas de agua caliente –una exterior y otra interior-, gimnasio, sauna, baño turco, sala de relajación, diferentes tipos de tratamientos, extraordinario restaurante, dos bares y un muy recomendable desayuno buffet -con unos espectaculares huevos benedictinos-).




    Las habitaciones (modernas, amplias, con persianas motorizadas y dotadas con todo tipo de comodidades) son acogedoras, de tonos tenues, gran televisión “escondida” tras el espejo, amenities de primera calidad y magníficos detalles de bienvenida.



    Resalta la cuidada decoración de todos los espacios, especialmente la recepción y el restaurante, donde la imaginación del artista Add Fuel y la cerámica de la prestigiosa marca portuguesa Viúva Lamego (www.viuvalamego.com)  tiene especial protagonismo en muchos de sus rincones. Un tipo de cerámica que es un verdadero legado histórico artístico, además de referencia internacional.




    Inaugurado a finales del 2022 con sus flamantes cuatro estrellas, la atención personalizada que brinda, los servicios que ofrece y el mimo por tratar de hacer única e irrepetible al huésped su estancia bien podría calificarse en un futuro no lejano con una estrella más.





    Quiero, no podría ser de otra forma, dedicar unas palabras a su aconsejable restaurante. Situado en la planta baja, responde al nombre de “Oui Mais Non”, una expresión francesa muy popular.




    Dice la web acertadamente, refiriéndose a este pequeño espacio del buen comer, que es un “pasaporte de sabor”. No le falta razón si leemos su “ementa”, pues ofrece un viaje gastronómico por platos de la culinaria de distintas partes del mundo. Todo ello, con una más que estudiada decoración de este escenario, unido al gusto por el detalle (como en la cristalería y vajilla) y a un cuidado emplatado. Un restaurante de aires cosmopolitas, ideal para reposar las vivencias, durante una magnífica velada, mientras recordamos lo que ha sido un inolvidable día recorriendo la capital portuguesa.




    Un apunte más para los apasionados del mundo de la coctelería. Disfruten de unos inigualables cócteles (clásicos, de autor, sin alcohol, …), en su bar “Oui”, contiguo al restaurante. ¡Qué mejor forma que ésta para acabar la noche!




    De verdad, déjense enamorar por este nuevo hotel que camina con pasos firmes.



    Leyendo diversas reseñas de viajeros que se han hospedado en este hotel, quiero recalcar una opinión que resume y aglutina en tres palabras esa hospitalidad que vamos a encontrar. Dice así: “felicidades al personal”.



    Finalizo indicando que este reportaje de publicó en la web del periódico español LA RAZÓN en 5 de agosto de 2024.

Luster, hospitalidad portuguesa por bandera (larazon.es)