domingo, 18 de febrero de 2024

Una foto para el recuerdo en las cataratas Skógafoss

 

    Lo primero que debo decir es que ardía en deseos de conocer Islandia. Un pequeño país insular donde la naturaleza ha sido muy generosa. 

    A esta gran isla de caprichosa orografía, situada al noreste de Europa, de alrededor de 103.000 kilómetros cuadrados de extensión, se viene a disfrutar de unos paisajes insólitos. Una curiosa mezcla de parajes salvajes, inhóspitos, extremos y, en todo caso, siempre cautivadores.




    Cuenta además con la particularidad de que todas estas tierras islandesas parecen transformarse por completo, como idílico escenario, según cuál sea la estación del año. Un imponente y llamativo verdor primaveral da paso a un infinito blanco invernal que dura muchos meses.



    Tuve la suerte de conocer Islandia en invierno, cuando ese manto blanco de hielo y nieve -que parece eternizarse- cubre ciudades, valles, extensiones de lava volcánica, glaciares, cascadas, volcanes y montañas. 





    Mi estancia por la isla dio mucho de síVi géiseres (por cierto, un palabra exportada a otras muchas lenguas del mundo procedente del idioma islandés), campos de lava, glaciares, playas de arena negra, piscinas termales en medio de la nieve -gracias al calor que nace de las profundidades de estas tierras-, paredes de piedra basáltica que cobran asombrosas formas geométricas junto al mar, el lugar donde dicen que nació el parlamento más antiguo del mundo, cataratas donde el hielo cohabita durante meses con los incesantes chorros de agua que desde decenas de metros de altura se precipitan para admiración de turistas, la inmensidad de un frío Atlántico casi indómito, etc., etc. 






    Naturalmente, el final de todas estas excursiones tiene como destino Reikiavik, donde suelen estar la mayoría de los hoteles. Es la capital y la ciudad más poblada de Islandia. Una urbe cuya visita, desde luego, aconsejo para una mañana. En definitiva, aunque corto, un delicia de viaje que no me importaría repetir. 



    De todas esas excursiones que el turista puede realizar, me quiero centrar hoy en las cataratas de Skógafoss.



    Se trata de un impresionante chorro de cristalina agua del río Skógá, procedente del deshielo, con un caída de más de sesenta metros y casi treinta de ancho. Sin duda, una de los atractivos naturales más cotizados de la isla. 



    Un enclave natural sin igual, más aún cuando, por el frio y las bajas temperaturas, parte de ella estaba congelada creando algunas formaciones de hielo ciertamente impactantes. No es extraño que muchos reportajes la califiquen como "la catarata mas bonita de Islandia"



    De fácil acceso, muy cerca de la Ring Road (la carretera más importante de Islandia) y con mucho espacio para estacionar los vehículos, era el lugar y el momento exacto para obtener la foto del viaje. La luz era la adecuada, teníamos tiempo para disfrutar del entorno que nos rodeaba y, por suerte, no estaba abarrotado de turistas en esos momentos. 

    No quiero olvidar mencionar que existe una plataforma artificial a la que se puede acceder a través de unas escaleras para ver desde arriba la gran caída de agua.



  Quienes seguís mi blog sabéis que suelo sacar el banner de NarroGeographic en algunos de los enclaves que más me cautivan durante mis viajes



    Éste era el momento, pero con un plus adicional: la fotografía la haría acompañada de mi sobrina, también, a pesar de su juventud, una gran viajera. No cabe más orgullo para este bloguero. La compañía es también parte del viaje. En este caso, lo realza. 



    La particularidad de esta catarata es que se puede ver a mucha distancia, sin que exista obstáculo visual que impida disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. Además, estamos en tierra de fábulas y como no podía ser de otra manera, Skógafoss tiene sus propias leyendas. Una de ellas afirma que tras esa inmensa cortina de agua se esconde un tesoro dejado por un vikingo aún por descubrir. 

    Es cierto que muchas de las fotos que vemos en internet de esta gran cascada están realizadas en primavera, rodeada de un intenso verde, un cielo azul y, en ocasiones, con la presencia del arco iris. 

    Reconociendo la belleza de postales como ésa, creo que admirar ese regalo de la naturaleza con parte de ella helada fue un privilegio mayor. 

    Os cuelgo un video de YouTube, perfectamente realizado con drones, sobre esta maravilla. Si tenéis tiempo, echadle un vistazo para haceros una idea de este entorno natural tan mágico


 

    En fin, una excursión que no hay que perderse en esta fascinante tierra de hielo y fuego en la que, además, tuve la suerte de hacer mi "particular instantánea" con mi sobrina. Para mí, la foto del viaje.








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