Dicen de ella, y con razón, que es una de las playas urbanas más bonitas del mundo.
Situada en Las Palmas de Gran
Canaria, la playa de Las Canteras, con más de tres kilómetros de largo, es un
símbolo de esta ciudad.
Se extiende desde la zona de La
Puntilla (donde se encuentra un pequeño muelle pesquero) hasta el auditorio
Alfredo Kraus (una de las obras de arquitectura moderna más icónicas de esta
capital, cuyo nombre es un homenaje a este gran tenor –de fama mundial- nacido
en 1927 en esta localidad canaria).
Protegida del oleaje del océano Atlántico por un pequeño arrecife paralelo a la costa, conocido como “La Barra”, esta formación rocosa es un elemento característico de esta playa.
Esta barrera
natural, que hace las veces de rompeolas, permite, además de aglutinar una gran
riqueza de vida submarina, la práctica de deportes como el snorkel o el paddle
surf.
Sin duda, es un espacio urbano
ideal para pasear gracias a su idílico clima. Recomendables caminatas no sólo por
una avenida llena de vida donde el viajero encontrará de todo (tiendas,
hoteles, restaurantes, cafeterías, animadas terrazas, pubs, zonas infantiles y
deportivas, …) sino también por una paradisiaca playa de arena fina
No quiero olvidar que esta parte
de la ciudad goza de una gran vida nocturna con una inmejorable agenda de ocio.
Estamos en una de las zonas más animadas y concurridas de Las Palmas de Gran
Canaria.
Sin duda, uno de los grandes
reclamos turísticos de esta capital que el viajero no debe perderse.
Mi experiencia fue ciertamente
agradable. Tras un refrescante baño en sus limpias y tranquilas aguas, era el
momento de reponer fuerzas en alguno de los muchos restaurantes que por allí
podemos encontrar.
Permítanme que les recomiende uno de ellos. Su nombre es La Marinera (www.restaurantelamarineralaspalmas.com) y se ubica en la zona de “La Puntilla”, a pocos metros del océano.
Según la crítica especializada, es uno de los puntos gastronómicos más representativos de esta cosmopolita urbe. Una ubicación de lujo para comer, entre otras cosas, un magnífico pescado fresco y excelentes carnes a la brasa.
Os cuelgo algunas fotos de mi paso por este templo del buen comer que acabó, como no podía ser de otra manera, con un barraquito canario (una forma bastante dulce, y muy popular, de beber café en el archipiélago).
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