Cuando en castellano utilizamos la expresión "salir con un buen sabor de boca", hacemos referencia a que algo o alguien nos dejó un buen recuerdo, que nos causó una buena impresión. Uno o varios detalles que hacen que ese momento perdure durante un tiempo en nuestro recuerdo.
Parece acertado, pues, titular estos párrafos así porque mi impresión, tras comer en este restaurante lisboeta hace pocos días, situado en la zona de San Bento, frente a la Asamblea de la República, se resume perfectamente con este titular.
Ha sido una gratísima experiencia disfrutar del buen hacer de estas cocinas en un local con mucho color, luz y una decoración que no deja indiferente al comensal. Diría que hay mucha imaginación entre estas paredes.
Una llamativa decoración que también se extiende al techo, obligándonos a echar un vistazo por encima de nuestras cabezas.
Además, algo ciertamente importante, cuenta con una amplia y coqueta terraza para comer fuera, al aire libre, los días que el tiempo acompañe.
Un impecable servicio, una cuidada puesta en escena (con una agradable música ambiental de fondo, separación adecuada de mesas, buena cubertería y vajilla, etc.), grandes ventanales hacia el palacio de la asamblea legislativa y bonitos detalles decorativos, son parte de los argumentos para decidirnos por O Jardim Sr. Lisboa.
Un detalle, en mi opinión, importante: cocina a la vista. Podemos ver cómo preparan los platos o cómo elaboran los cócteles cerca de nosotros. Siempre este tipo de pormenores son síntoma de valentía, finura y limpieza.
Un local con una filosofía cercana a las tapas españolas, pero con la personalidad portuguesa. "Petiscos" de autor, audaces, novedosos e ideales para compartir acompañados de una buena selección de vinos.
Curiosas y atrevidas, en ocasiones, mezclas que sorprenden al paladar. Estoy pensando, en estos momentos, en una formidable "mantega de miso" como aperitivo.
Una amplia "ementa" (carta) con sugerentes nombres como "sabe a pato", "dama e vagabundo", "do café lá da casa", "até ao osso", "esta flor nào se cheira, frita-se", "un pepino por dia", "vais a comer o vais a gostar", "chora, agora", "é chocolate, Sr.! É chocolate" etc. nos anuncian que en este restaurante la imaginación es un arma muy valiosa en la cocina.
Ese toque de osadía y arrojo en la cocina, esa dosis de creatividad y esas gotas de inventiva son muy de agradecer porque, escoltada por una materia prima de primera calidad y un atrayente emplatado, descubriremos elaboraciones que desde el principio entran por los ojos.
Si a todo esto le unimos un buen sabor, una excelente técnica y originales presentaciones, parece claro que hemos acertado en el restaurante. Hay mucha personalidad y carácter en estos detallistas fogones.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto dejándome sorprender, ensimismado al ver esa formidable secuencia de platos en la que todos me decían algo bueno.
Un pequeño festín gastronómico muy aconsejable, en un restaurante cómodo para el cliente, donde la relación calidad/precio es muy competitiva.
No quiero olvidar mencionar que existe un menú diario a un importe francamente barato.
Los vinos también merecen un apartado especial. Variedad y calidad en una carta de vinos (que curiosamente llaman "veneno") muy a tono con el lugar donde nos encontramos.
El resumen es claro y previsible. Me gustó mucho; lo disfruté. Desde luego, espero volver.
En muchas ocasiones, lugares no tan conocidos o famosos por el gran público, al conocerlos, suponen una agradable sorpresa gastronómica.
Fácil entender, tras lo escrito, por qué salí de O Jardim Sr. Lisboa "con tan buen sabor de boca".
Valgan estas fotografías, colgadas a lo largo de este post, como el mejor aderezo a estos párrafos con el ánimo de que el lector conozca este magnífico y muy recomendable restaurante.
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