No hace muchos meses andaba este bloguero por uno de los pueblos más bonitos del departamento francés de La Sarthe: Asnières-Sur-Vègre.
Mi destino principal era la ciudad de Le Mans, pero eso no fue obstáculo para acercarme a otros muchos "rincones" cercanos para conocerlos. Era la primera vez que viajaba hasta esta parte de Francia.
Con aires coquetos y medievales, es la tranquilidad en su máximo estado. En este pueblecito, podríamos decir, no suelen pasar grandes cosas, pero también se puede afirmar que sus poquísimos habitantes (he leído que no supera los cuatrocientos los vecinos censados) parecen vivir felices en un entorno donde todos se conocen.
Seguramente la postal más representativa es el puente (conocido como "el puente viejo"), de estilo románico, que une las dos orillas del Vègre; río que, en parte, da nombre a esta localidad. Todo turista que viaja hasta aquí tiene que inmortalizarse en el más emblemático de los lugares de Asnières-Sur-Vègre.
Este centenario puente de cinco arcos fue reconstruido en 1806 y declarado en 1984 "Monumento Histórico". Tal es su importancia arquitectónica e histórica que tiene un lugar privilegiado en el escudo de esta localidad.
Sin embargo, el tema de este post gira alrededor de un curioso recorrido, desconocido para mí, que descubrí por sus calles y callejuelas.
Advertí que había diseminados por todo el pueblo diferentes estatuas de animales confeccionados, en su mayoría, de hierro. Se encontraban en paredes, patios, suelos, farolas, orillas del río y fachadas de edificios. Una especie de recorrido que la mano, arte y pericia de uno o varios herreros fueron creando y dando sentido a este itinerario.
Aunque la mayoría, así lo creo, eran fácilmente localizables, otras, por el contrario, seguro que pasaron desapercibidas para mis ojos.
Desconozco su razón de ser y el por qué se han ido distribuyendo estas estatuas férreas a lo largo del pueblo. Quizás parte de la respuesta esté en una tarjeta de visita, algo corroída por el paso del tiempo y el efecto del sol, que había detrás del cristal de la ventana de una casa.
Decía: L´Atelier de Cé (sculpture, soudure, détournement d´objets). O sea, un taller dedicado a la escultura, soldadura y reciclado de objetos. Seguramente, aquí esté la respuesta a esos interrogantes.
Lo bonito de viajar, como he escrito en varias ocasiones en este blog, es esa capacidad de dejarse sorprender, de estar con los ojos abiertos dispuestos a empaparse de cuantos nos rodea, sin prejuicios, sin estereotipos previos.
Pues bien, en un pequeño pueblecito de La Sarthe, en un lugar donde lo que se respira es paz y tranquilidad, entre calles donde no parece existir ni el ruido ni el tráfico, nos encontramos con este curioso trayecto.
Lógicamente, cámara en mano, fue fotografiando cuantos "animalillos" encontraba a mi paso.
Seguro que muchos de ellos consiguieron pasar desapercibidos ante mis ojos. Aún así, esta pequeña colección de imágenes son la ratificación de lo que os escribo.
Ya saben, pues, que en el departamento de La Sarthe (quizás una de los territorios que pasan más desapercibidos para los turistas cuando hablamos de Francia) hay pequeños pueblos con mucho encanto deseosos de ser visitados. Uno de ellos, sin duda, es Asnières-Sur-Vègre.
Háganme caso, si están por estas tierras, acérquense.
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