Dicen que es el alojamiento situado a más altitud de Portugal (mil quinientos metros sobre el nivel del mar) y lo creo.
Sus diecisiete habitaciones, su original y cuidada decoración (que en todo momento nos recuerda que estamos en tierras donde en invierno suele nevar y se esquía), y las prestaciones que ofrece, hacen de él un destino inigualable para personas que disfruten de la cercanía de la naturaleza y gusten de paseos por estos valles y montañas.
Hablar de Casa das Penhas Doradas es sinónimo de calidad. Con una magnífica relación calidad/precio, un servicio impecable y una ubicación privilegiada donde se respira aire limpio, ofrece al huésped el lugar de descanso y relax ideal para olvidarse durante unos días del ajetreo diario.
Un extraordinario spa con diversos tipos de masajes y tratamientos, una piscina cubierta con un gran ventanal con vistas al exterior, cómodas habitaciones, un espléndido restaurante (bajo la experimentada batuta del chef Miguel Figueira, que comanda también las cocinas del cercano Casa de Sâo Lorenço Panorama Hotel -5*-) y espaciosas estancias comunes son señas de identidad del hotel.
La preocupación constante por el detalle y el mimo por el huésped es un signo distintivo del hotel. Un rasgo característico que le define: unos bombones en la almohada antes de acostarse o una pequeñas cartulina avisando el tiempo que nos vamos a encontrar al día siguiente son muestra de esta contrastada hospitalidad serrana.
No hay duda, se desviven porque esos momentos en Casa das Penhas Douradas sean inolvidables.
Durante mi estancia, tuve al suerte de cenar la noche del 20 de mayo de 2022 en su restaurante.
Además de la posibilidad de elegir a la carta, existía un sobresaliente menú por el que me decanté y del que os cuelgo algunas fotografías.
Bastan estas instantáneas para haceros una idea del cuidado y esmero (tanto en cocina como en sala) que pusieron. Bonita presentación, productos de alta calidad y un precioso restaurante -muy luminoso-, donde la madera es el elemento decorativo predominante.
Leyendo algunas de las opiniones plasmadas por unos huéspedes que pernoctaron entre estas paredes, me gustó una titulada "Rozando el cielo". Entre otras cosas, escribía: "La sensación de relax, paz y confort solo son comparables a la magia de las vistas accesibles e invasoras desde cualquier lugar del hotel. Ubicado a 1500 metros de altura permite disfrutar de multitud de senderos aptos para cualquier persona".
Web: https://casadaspenhasdouradas.pt/
No quiero acabar sin recordar un detalle importante: la espectacularidad de la naturaleza que nos envuelve. Tuve la suerte de tener como guía durante unas horas a su director (Nuno Almeida Leite) que me fue enseñando algunos rincones que no conocía entre estas montaña y estos valles.
Ciertamente, un lugar único en el centro de Portugal.
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