jueves, 13 de enero de 2022

“The Presidential Train”, junto al Duero entre vagones con mucha historia



    A veces, una experiencia se convierte en algo inolvidable. En ocasiones, las positivas sensaciones de un día duran toda una vida. Esto es lo que ofrece “The Presidential”, un viaje único en el antiguo tren presidencial del Presidente de la República de Portugal.



    Una concienzuda y estudiada labor de reconstrucción, salvándolo del olvido y del lamentable estado de conservación en que se encontraba, consiguió dar una nueva vida a este emblemático tren portugués. Su historia y la de los pasajeros que viajaron en él, como no podía ser de otra manera, convierten el trayecto en una constante sucesión de anécdotas y curiosidades.

     Digamos en el nuevo siglo le encomendó otra función: la de deleitarnos con un conjunto sensaciones difíciles de encontrar en otro lugar.

  En todo el itinerario se agolpan un variado cúmulo de circunstancias: el denso pasado que circula sobre estos railes, su decoración, una minuciosa labor de rehabilitación, su extraordinaria gastronomía, el entorno paisajístico por el que se viaja y la calidez y profesionalidad en el trato.

   Más que un tren. Más que un viaje. Más que una experiencia gastronómica.




    Desde la conocidísima estación de ferrocarriles de “Sâo Bento” en Oporto (famosa por sus inigualables azulejos e icono turístico de esta ciudad) parte “The Presidential” para, viajando paralelo a las aguas del río Duero, ir asombrándonos con todo aquello que nos ofrece.



    Un reluciente tren, color azul oscuro, situado en uno de los andenes laterales de la estación, es lógicamente objeto de la curiosidad de numerosos turistas y viajeros que por allí pasan. No es de extrañar. Esos lujosos vagones respiran historia. La fotografía es casi obligada.

    Nada más entrar y tomar asiento, un Porto blanco nos espera como aperitivo. ¡Gran comienzo! Empezamos así a abrir boca porque minutos después nos llaman para ir a comer. Una magnífica vajilla, una excelente cubertería y una extraordinaria mantelería, además de la singularidad histórica del vagón comedor, consiguen crear esa increíble atmósfera para el comensal.





    Todo está preparado para una comida donde prestigiosos chefs portugueses, alguno con estrella Michelín, hagan las delicias de todos. En mi caso, fue el gran cocinero Pedro Lemos el que ese día nos regaló una sensacional “ementa” propia de su buen hacer (“Atum rabilho com caviar”, “Lavagante azul com tuberculos”, “Peixe do dia com feijâo maduro”, “Porco bísaro”,…). Gastronomía con mayúsculas.





    A este recorrido culinario aún le queda mucho. En el viaje de vuelta nos esperan excepcionales embutidos y quesos portugueses, algunas conservas de altísimo nivel, una reconstituyente sopa verde con espuma de chorizo y una gran selección de dulces y bombones ¡Calidad. Sobre todo, calidad!.



    Pero como no todo va a ser comer. De regreso las sorpresas van apareciendo, según avanza la tarde, cuando en uno de los vagones oímos las dulces melodías de un piano y, en otro, nos quedarnos boquiabiertos con un concierto con guitarra portuguesa.



    El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, al referirse a la palabra único, la define, entre otras acepciones, como irrepetible. Esto es “The Presidential Train”: un viaje irrepetible e inigualable. Una novedosa y singular oferta turística, digna de ser conocida, donde se cuida hasta el último detalle. Imposible que no guste.

 Un poco de historia

    Hasta el año 1970 en el “Comboio Presidencial” viajaron varios Jefes de Estado (Presidentes de República y Monarcas). Estaba compuesto por cinco vagones de lujo: uno para el Jefe de Estado, uno para los Ministros, uno para la comitiva y seguridad de las autoridades, un vagón restaurante y el último para los periodistas que acompañaban.

    Obviamente, un cualificado equipo de profesionales de diversos ámbitos, llamado “A Brigada Presidencial”, acompañaba durante el trayecto. Entre otros, personal de seguridad, revisor, inspectores de tracción, maquinistas, cocineros o camareros.


 

Quinta do Vesúvio

    Es la parada enológica del viaje. Conoceremos, además de hacer una cata de sus vinos, esta histórica Quinta a orillas del Duero donde se elaboran algunos de los grandes caldos de esta tierra (www.quintadovesuvio.com).



    Como anécdota, en la época en que realicé el viaje pude contemplar cómo aún pisaban las uvas para exprimirles todo su jugo. Procedimientos tradicionales que acaban en vinos que son referencia.   



   En definitiva, un inolvidable viaje, plagado de historia y sensaciones nuevas, que me devolvió a Sâo Bento, en Oporto. 

     Solo puedo finalizar diciendo que ¡Quiero volver! 



Web: www.thepresidentialtrain.com  

    Indicar, por último, que estos párrafos se publicaron en la edición escrita del periódico español LA RAZÓN el 13 de octubre de 2017.




 

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