Se llama Porter y es el
restaurante del Corpo Santo Historical Hotel de Lisboa (www.corposantohotel.com). Con
sinceridad, creo que les gustará.
El local, tremendamente luminoso
gracias a unos grandes ventanales, situado en la planta baja de este
emblemático alojamiento de cinco estrellas del centro de la capital portuguesa,
tiene dos entradas. Una, por el hotel y, otra, directamente desde el exterior
(Rua do Arsenal).
Es amplio, cómodo, con una gran
separación entre las mesas (especialmente en estos tiempos de emergencia sanitaria),
magnífico servicio y cuenta con una agradable decoración.
Quien les escribe pudo probar
algunos de estos platos que tan magistralmente sirven en Porter. Puedo decirles
que me encantaron y especialmente disfruté, junto con la calidad de estos
productos, con los postres. Aún perduran en el recuerdo.
Como goloso reconocido, estando
en un país donde las “sobremesas” tienen personalidad y fama mundial, no dudé -con
mucho agrado- en sucumbir a la tentación de probarlos. Estuve dos noches
hospedado en el hotel. Tenía, por tanto, tiempo para pedir varios.
Les dejo el nombre de algunos: “Cúpula de plátano y maracuyá con un crujiente de setenta por ciento de chocolate, reducción de maracuyá y helado de mango”, “tarta enrollada de queso y canela con mermelada de calabaza y nueces crujientes acompañada de helado de yogurt” o “tarta de manzana con glaseada de miel y romero, almendras crujientes y helado de vainilla”. Un paraíso de los dulceros. Bien preparado, magníficamente presentado y muy agradable al comerlo al jugar con diferentes texturas. Todo un acierto. Un compromiso decidido por el buen hacer en cocinas.
El lugar, además, es mágico por la sorpresa que esconde en sus entrañas. Tiene algo de especial. No es un restaurante y nada más. Hay un importante plus de carga histórica que les relato someramente.
Estamos justo encima de los
restos de la muralla fernandina, mandada construir por el rey D. Fernando allá
por 1373. Fortificación que protegía y defendía la ciudad de Lisboa de posibles
ataques enemigos. Este espacio es visitable y se accede tras bajar unas
escaleras sitas junto a la barra del bar del restaurante. Perfectamente
preparado y conservado, cuenta con un pequeño museo.
Nos encontramos en un escenario único,
convertido en sala de estar y de lectura del hotel, donde tomar una buena
“bica” para comentar la experiencia gastronómica de Porter. ¿Qué mejor lugar
para reposar estos manjares?
Para finalizar, recordar que este reportaje se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 19 de enero de 2021. Os dejo el link:
https://www.larazon.es/gastronomia/20210119/p6t35sjixbbjbdiq3fcij6iosi.html
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