martes, 12 de enero de 2021

La "Colina de las Cruces", un símbolo de libertad



    En la época en que viajé hasta aquí, el Papa Francisco acabada de regresar de un viaje por Lituania. Entre los lugares que conoció se encontraba éste. Estoy seguro que le impactaría.

    Cuando hablaban en las noticias de esta pequeña nación báltica, que recobró no hace muchas décadas su independencia, recordé uno de los lugares más insólitos que he visto. Se trata de la “Colina de las Cruces” (“Kryziu Kalnas”, en lituano), a doce kilómetros aproximadamente de Šiauliai (al norte del país).





    Aunque hay numerosas versiones sobre su origen, lo cierto es que este lugar sagrado es una muestra clara de la inquebrantable fe de este pueblo tan perseguido a lo largo de la historia

    Un símbolo, cuando se conoce la historia, de resistencia contra la opresión y también un icono religioso al convertirse en lugar de peregrinación de los lituanos, mayoritariamente católicos.

    Aquí el viajero descubrirá, sobre un pequeño cerro y sus alrededores, una increíble multitud de cruces de todos los tamaños, colores, tallas, diseños y materiales. Algunas están incluso dedicadas

    Se calcula que superan con creces las cien mil. Imposible hacer un recuento.

   Unas escalinatas y unos pasillos nos internan en el corazón de esta colina donde encontraremos también diferentes imágenes de la Virgen, rosarios colgados en cruces, cuadros de santos, inscripciones, etc.  

    Durante la época soviética intentaron destruirlas, pero, a pesar del empeño del entonces gobierno comunista, “brotaron” nuevamente.  




    Se dice que los lituanos de noche, con mucha cautela y en secreto para evitar represalias, “plantaban” nuevas cruces.

    Como curiosidad, frente a la colina hay una gran cruz donada por Juan Pablo II con ocasión de su viaje en 1993. Su visita, el 7 de septiembre, la hizo famosa más allá de las fronteras del país. 

    Lo cierto que es que en ningún lugar de la tierra encontrarás un escenario como éste. No cabe duda que con los nuevos tiempos se ha convertido en un reclamo muy turístico, pero ello no puede ni debe servir para olvidar su pasado, su historia y su razón de ser. Las explicaciones de un guía o un libro sobre la “Colina de las Cruces” serán magníficos recursos para ilustrarte durante la visita.

    El acceso es libre, al menos cuando fui. No tuve que pagar entrada salvo que vayas en coche que debes abonar el aparcamiento. 

    El día de mi visita, como puede verse en las imágenes, no era bueno. El cielo estaba totalmente encapotado e iba a llover de nuevo. Había bastante viento. Una tarde ciertamente desapacible. Sin embargo, me asombró también el ruido que el viento provocaba sobre las cruces, de pequeño tamaño, que se movían y chocaban con las más cercanas.









    Con independencia de las creencias religiosas de cada uno, lo cierto es que este lugar, al aire libre, no deja indiferente. 

    Es algo más, como indiqué el principio, que una sucesión desordenada de miles de cruces

    Este espacio representa un sentimiento colectivo, es parte del pasado y la historia de un pueblo. Son las convicciones y justos anhelos de muchos lituanos, a pesar de las adversidades, por sus deseos de libertad. 


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