Con una agradable música
ambiental de fondo recibe el restaurante Barbacana a sus comensales. Está
situado en la localidad de Zafra, al sur de la provincia de Badajoz, contiguo
al Hotel Huerta Honda (www.hotelhuertahonda.com).
Su nombre proviene del lugar
donde se asienta: una antigua barbacana de la muralla del Alcázar de los
Duques de Feria -emblemático castillo, ahora trasformado en Parador, cuya
imponente silueta parece aún vigilar cuanto acontece en la ciudad-.
Es un espacio acogedor que invita a comer. Cómodo
y tranquilo, en el que los detalles también son importantes. El escenario
perfecto para una agradable comida o una inolvidable cena.
Era mediados de julio de 2013. Tuve el
placer, nunca mejor escrito, de probar su menú degustación.
Consistió (además
de un aperitivo para abrir boca compuesto por una croqueta de boletus y un
Bloody Mary de tomate y zumo de pomelo) en cuatro platos y un postre.
Déjeme
que los relacione.
1) Salmorejo con jamón ibérico y daditos de tomate pelado
con crujiente de pan.
2) Tarrina de foie, con salsa de compota de peras rojas,
acompañada de pan de especias.
3) Bacalao confitado con cítricos y base de crema
de maíz.
4) Tataki de solomillo ibérico con espuma de coco y ajoblanco.
El dulce final
fue una espectacular tarta de queso con crujiente de jengibre y helado de sorbete
de mandarina.
Platos, todos
ellos, generosos y bien cocinados. Excepcional materia prima y soberbia
presentación. Una cocina como debe ser; donde los, tan de moda, interminables
nombres no enmascaran lo esencial: el fenomenal trabajo que se hace entre estos
fogones bajo la dirección de Juan Carlos Pino, su chef jefe. Un cocinero que, dando
el lógico protagonismo a los productos de la tierra, sabe dejar en cada
elaboración el sello propio de su trabajo, de su forma de entender la cocina.
Un ejemplo de
ello es el tataki de solomillo ibérico. Un producto tan extremeño como de cerdo
ibérico servido en una presentación con aires orientales y acompañado de una
caribeña espuma de coco, quizás recuerdo de su paso por esas tierras
americanas.
Poco más de
treinta y cinco euros es el precio de un menú de estas características.
Alta
calidad por poco dinero. A la altura del más exigente de los paladares. Y todo
ello acompañado de un esmerado servicio y una amplia selección de vinos de toda
España -con lógico predominio de referencias extremeñas-.
Francamente
recomendable. Un restaurante incompatible con las prisas, donde el tiempo es el
mejor aliado para degustar esta cocina. Sin lugar a dudas, digno de ser anotado
en la agenda de cualquier amante del buen comer que viaje por el sur de
Extremadura y la coartada perfecta para acercarnos a conocer esta bella ciudad de Zafra.
Indicar, por último, que este reportaje se publicó en la edición escrita del diario español LA RAZÓN, el 26 de enero de 2014.
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