Hoy, cuando comienzo a escribir
estos renglones, es 29 de diciembre de 2013. Va terminado el año. A estas alturas, me gusta siempre recordar los
viajes realizados. Es una buena costumbre porque trata de reavivar muchos
recuerdos, de la más diversa índole, que pudieran estar algo aletargados. Detalles,
para mí nada insignificantes, tan dispares como sabores, olores, sonidos,
paisajes, carreteras, playas o nuevas amistades ayudan repasar alguna escapada.
Para poner algo de concierto en
esa gran marea de datos y recuerdos que, por unos momentos se agolpan en mi memoria, disfruto ordenando fotos, videos, borradores y reportajes
escritos. Es, a mi juicio, “otra forma de viajar”. Además, me relaja.
Abro en mi disco duro un archivo
que se llama “2013 Cork” y empiezan a aflorar gratas emociones de uno de los más
inolvidables viajes que he realizado últimamente. ¡Qué buenas impresiones me transmite ir pasando una a una estas instantáneas
en mi ordenador!.
Ése fue un viaje memorable por
varias razones. Por la gente nueva que conocí, por la ciudad de Cork, por su extenso
condado y por un famoso certamen musical, llamado “Guinness Cork Festival”, que transformó por completo esta
localidad del sur de Irlanda durante esos días, del 25 y 28 de octubre, en un inagotable espacio
de animación cultural.
De este evento musical recuerdo, con especial cariño, el espectacular
concierto de Billy Cobhan, sin duda, uno de los grandes baterías en el mundo del jazz. No pasan los años por este
artista cuya vitalidad no parece conocer fronteras. Este magnífico regalo para
los sentidos ocurrió en un escenario tan incomparable como el "Everyman Teathre
de Cork" (www.everymancork.com). Todo un lujo poder
presenciarlo.
Fue también un viaje de
aprendizaje y descubrimientos. Conversar con alguno de estos artistas, dejarse
seducir por los conocimientos de varios críticos musicales, disfrutar de los
conciertos a los que asistí, degustar la gastronomía de este condado, deambular
por las calles de Cork, tomar una -o varias- Guinness en distintos pubs, pasear
por sus playas o recorrer pueblos tan bonitos como Kinsale fueron parte de ese
agradable torrente de emociones que resultó mi periplo por esta parte de la ”isla esmeralda”.
Debo decir que me cautivó. Aún guardo, por
ejemplo, los aromas de la visita a la vieja destilería de whisky Jameson,
conocida por su centenaria historia elaborando esta bebida y por sus tres
destilaciones. Lo mucho que, sinceramente, aprendí esa mañana entre estos rehabilitados
muros no se contradice con lo placentero y didáctico que resultó el recorrido.
Un itinerario que finalizó, como no podía ser de otra forma, en una cata comentada
donde pudimos probar y conocer las diferencias entre un bourbon estadounidense,
un whisky escocés y un whisky Jameson. Fue una bonita jornada, desde luego.
Fueron cuatro días que dieron
mucho de sí. Anduve por Charles Fort,
una fortificación, en forma de estrella, cuya visita aconsejo y, si es posible, con la ayuda de un guía, para conocer detalles que, de otra forma, nos pasarían desapercibidos.
Mucho tiene que
ver esta edificación militar con la historia de España. Os invito a descubrirlo
sin adelantaros más detalles. El conocido episodio del “socorro del Kinsale” (en
el contexto de la guerra anglo-española y con figuras tan destacadas como Juan
de Águila y Arellano) tuvo uno de sus puntos culmen en esta gran fortaleza, ahora
reconvertida en museo.
Situada, como no podía ser de
otra forma, en un lugar estratégico frente al océano, sus alrededores son
también perfectos para dar un paseo. Me atrevo a decir algo más. Cuando hay
viento, como pasó el día que estuve, y el mar está algo embravecido la belleza
de esas panorámicas son casi insuperables. Cualquier fotógrafo disfrutaría en
un paraje como éste.
Recuerdo también el
reconfortante té que tomamos en Fota House (www.fotahouse.com).
Se trata de una preciosa residencia (rodeada
de extensos y cuidados jardines de un
reluciente verde que arropan esta gran mansión), ahora dedicada a otros
menesteres como, además de museo, espacio sin igual para eventos, bodas, presentaciones, exposiciones y conferencias. En
fin, una manera de preservar y obtener recursos para mantener este rico patrimonio de costosa conservación.
Sobre gastronomía, una de mis conocidas
inclinaciones, no tendría líneas con las que detallar mi experiencia entre conocidos templos culinarios del
condado de Cork. Irlanda es mucho más que cerveza y patatas. Es una isla rica
en productos de la tierra, posee carnes extraordinarias y está bañada por un
océano que le brinda pescados y mariscos elogiados mundialmente.
“El mar Céltico”, que es como se
conoce a esta parte del océano que baña las tierras de Cork, es una inagotable
despensa de productos de primera calidad. Por ello,
aconsejo acercarse a la localidad de Kinsale y comer en alguno de sus
restaurantes. En mi caso, fue en el famoso Fishy Fishy (www.fishyfishy.ie), declarado "Sea Food Restaurant
en 2011". Este apacible y familiar pueblo costero cuenta, además del reclamo
gastronómico, con el atractivo de la bonita bahía donde se asienta y de la tranquilidad que
ofrece para el visitante su sosegado estilo de vida; sin altibajos.
Por esta razón, es un destino elegido
por muchos irlandeses y extranjeros que,
en épocas estivales, rompen, en cierta forma, ese familiar ambiente de calma.
Escribí, no hace mucho, un reportaje sobre este espectacular restaurante, hito en la preparación del pescado y del marisco. El post se titulaba: "Restaurante Fishy Fishy, una referencia en su género".
Te recuerdo el link:
Las carnes irlandesas tienen,
por ejemplo, un gran “embajador” en el restaurante Cornstore (www.cornstorecork.com) de Cork. Si te gusta comer bien, tienes que
acercarte aquí. Sencillamente espectacular.
El abanico de restaurantes es amplio y diverso. No sólo de comida autóctona.
También los hay especializados en cocinas de otros países de muy alto nivel.
No quiero olvidarme del “Mercado
Inglés”, en pleno centro de Cork. La planta inferior la conforman pescaderías, carnicerías, panaderías, floristerías, pollerías, etc. La superior, restaurantes donde comer a un precio verdaderamente barato. Te lo recomiendo. Es una parada obligada para el viajero. Por cierto,
Cork es capital irlandesa de la gastronomía (Cork Food Capital of Ireland).
Esta ciudad cuenta con una prestigiosa
universidad (University College Cork –U.C.C.-). Una de las más importantes de Irlanda. No son pocos los extranjeros que
la eligen para completar sus estudios universitarios. Ese día no paró de
llover hasta la noche. Aun así, no podía dejar de fotografiar ese espléndido patio
central. Recuerdo que, cuando estaba allí, me vinieron a la memoria algunas escenas de las películas de Harry Potter. No fui el único.
Ha sido también un viaje de
anécdotas. Te cuento una. Quizás la conozcas pero, hasta entonces, era inédita
para mí.
Estábamos tomando unas “pintas” en un pub de la ciudad de Cork. Faltaba poco para cerrar. Empezaba a ser hora de retirarse. De repente, cambia la melodía y se oye el himno de Irlanda. La gente se pone de pie y lo canta al unísono. Algunos acercaban su mano derecha al pecho, junto al corazón. Terminó la música y nos tomamos la última cerveza. Resultó curioso. Los amigos irlandeses nos explicaron que era algo normal en algunos pubs antes de cerrar y, en cierta forma, se había convertido en una tradición. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.
Estábamos tomando unas “pintas” en un pub de la ciudad de Cork. Faltaba poco para cerrar. Empezaba a ser hora de retirarse. De repente, cambia la melodía y se oye el himno de Irlanda. La gente se pone de pie y lo canta al unísono. Algunos acercaban su mano derecha al pecho, junto al corazón. Terminó la música y nos tomamos la última cerveza. Resultó curioso. Los amigos irlandeses nos explicaron que era algo normal en algunos pubs antes de cerrar y, en cierta forma, se había convertido en una tradición. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.
Por cierto, como cualquier viajero
es casi obligado traer algún recuerdo. St Patrick's Street es la calle
comercial por excelencia. Repleta de locales comerciales de todo tipo, no faltan
las tiendas de recuerdos. Seguro que vendrás con algunos.
Irlanda tiene para mí un aliciente especial: su tiempo. No me equivoco al escribir estas palabras. Es verdad que muchas personas te aconsejan que viajes en determinadas épocas de año para "asegurar" un clima más apacible. Sin embargo, con esta filosofía se perderían la posibilidad de pasear por un inmenso prado verde mientras llueve o conocer la fuerza de la naturaleza en un acantilado donde la furia del mar se lanza en forma de grandes olas sobre esas interminables paredes de roca.
En Irlanda es posible disfrutar de diferentes climatologías el mismo día. Puede amanecer lloviendo para, de repente, salir el sol y ver un gran arco iris sobre la ciudad. Eso también es Irlanda. No sólo primavera y verano.
Prueba de ello, son estas fotografías. Con nubes, sin ellas, con sol, con lluvia..... En fin, Irlanda.
3.- ¿Dónde comer?: Además de los restaurantes mencionados, en Cork puedes comer el restaurante Issacs (www.isaacsrestaurant.ie) y en "Market Lane Restaurant" (www.marketlane.ie).
Por cierto, te sugiero que pruebes los postres, tartas y dulces irlandeses.
4.- Una última recomendación: En Cork, no olvides acercarte a la catedral de San Finbar. En el pináculo del santuario se aprecia perfectamente, por sus tonos dorados, el Ángel de la Resurrección. Hay que pagar por visitar su interior. Aún así, merece la pena. Te gustará.
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