No exagero si escribo que es uno de los
hoteles revelación del 2013 en Portugal. La filosofía de este alojamiento de
respeto a la naturaleza, el proyecto arquitectónico, el original diseño, la
decoración tan singular de todas las estancias, su agricultura biológica o la
aplicación del concepto de turismo sostenible, le consolidan como un establecimiento
con personalidad propia. Diferente. Con las ideas claras.
La crítica especializada ha sabido reconocer
este joven proyecto, que tiene pocos meses de vida, con importantes premios como la “Chave Platina” del diario Expresso,
Award Finalist 2014 de Conde Nast Johansens o el reconocimiento de la BTL
(Bolsa de Turismo de Lisboa) por su
diseño.
La preocupación medioambiental es evidente y
se manifiesta en distintas vertientes que confluyen en un único objetivo:
lograr el menor impacto del hombre sobre el entorno que le rodea.
Para ello, se
ha estudiado hasta el mínimo detalle: reutilización de maderas para hacer
muchos de los muebles, control de las emisiones de CO2, habitaciones
semienterradas (logrando una mejor aclimatación natural), estudio del menor
impacto ambiental, manejo de materiales desechados (maderas, hierros,.. ) con fines decorativos, aire acondicionado de bajo consumo, uso de vehículos
eléctricos en su interior, etc., etc.
Un establecimiento ecológico que queda
definido claramente en su web:
"Rio do Prado é uma experiência que nasce de um conceito. Um modo de vida que questiona
a nossa existência contemporânea, tantas vezes desequilibrada e desajustada da
nossa essência e reais necessidades”.
Sus habitaciones, orientadas todas hacia el mismo punto
cardinal, tienen todo el confort de un hotel de lujo (televisión por cable,
chimenea, D.V.D., teléfono, bañera de grandes dimensiones, minibar, wifi gratuito, cama de grandes dimensiones, habitaciones espaciosas, etc.).
A mi juicio, tres grandes elementos parecen
destacar con claridad en la filosofía del hotel. En primer lugar, el elemento
agua, con un estanque central, piscinas y un spa. En segundo lugar, el elemento
fuego, con chimeneas en el interior de las habitaciones y fogatas en las
entradas que, además del calor que dan, consiguen un ambiente íntimo y
romántico. En tercer lugar, el elemento aire, con un gran espacio central ajardinado
rodeado por todas las estancias.
Me atrevería a decir que está presente un
cuarto elemento: la tierra. Algo perceptible a través de esa filosofía de respeto, tratando de
dañar lo menos posible el entorno para conseguir una mejor integración en la naturaleza.
Todo ello unido, pues no son incompatibles, a
una extraordinaria gastronomía en el restaurante “Maria Batata” que conjuga una
cuidada carta, donde se utilizan productos biológicos (algunos cultivados en la
huerta del hotel) con una muy buena selección de vinos, en su mayoría,
obviamente, portugueses.
Esa decidida apuesta por el reciclaje y la
reutilización de los materiales se aprecia en el mobiliario del restaurante. Mesas
y sillas son auténticas obras artesanales de maderas que antaño tuvieron otras
funciones. Algunas de las lámparas, por ejemplo, son de cartón.
En definitiva,
una forma de entender la administración de un hotel que no es contradictoria con tener todas las comodidades
de un alojamiento de nivel alto.
Cercano a la laguna de Óbidos, a sólo 4
kilómetros de la villa medieval, en Arelho, la transformación de estas 3
hectáreas de extensión es el sueño cumplido de dos personas: Telmo y, su esposa,
Marta. Según me comentaron, venían trabajando desde hace años en esta idea.
Quiero, por ejemplo, recordar un espacio que
permite ser plurifuncional: el invernadero. En él sus propietarios miman
con esmero diferentes plantas. Además, está diseñado de tal manera que es factible su utilización como salón de exposiciones, para sala de reuniones o para la celebración de los más
diversos eventos.
Me gusta, en muchas ocasiones, leer las opiniones
y los comentarios sobre el hotel al que
viajo y me hospedo. En este caso, algunas de ellas son ciertamente reveladoras.
Os las
transcribo: “Suites de lujo energéticamente eficientes”, “El silencio sólo se
rompió con el croar de las ranas durmiendo con las ventanas abiertas”, “Maravillosa localización. Es un
eco lodge con minuciosos detalles”, “Todo fue construido sobre normas de
sostenibilidad y respeto por la naturaleza”.
Por cierto, una constante de cuanto leo de este hotel es
la amabilidad de sus propietarios. Doy fe de ello.
Estamos, además, en un alojamiento que es también lugar de
promoción de talentos, de apuesta por el
ecodiseño y de estímulo a la creatividad. Algo que se ve, como apunté
anteriormente, en la utilización del invernadero para exposiciones fotográficas y pictóricas.
En definitiva, siguiendo con uno de los
comentarios leídos, un excelente lugar para relajarse.
Web: www.riodoprado.pt
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