La palabra cornucopia, proveniente del
latín, los clásicos la utilizaban para referirse al “cuerno de la abundancia”. Una alegoría al
bienestar, a la prosperidad y a la bonanza económica. Siendo así, no es de
extrañar que varios países incluyeran su imagen en sus escudos nacionales. Es
el caso, por ejemplo, de Perú, Colombia o Panamá. Lo que nunca podía imaginar
es que la cornucopia fuera un dulce típico portugués. Concretamente, del Oeste
de Portugal.
Las vueltas que da la vida. Era principios de
diciembre de 2013. Iba camino de la localidad portuguesa de Alcobaça a visitar y
fotografiar su famoso monasterio cisterciense, declarado Patrimonio Mundial de
la Humanidad por la UNESCO y una de las ”siete maravillas de Portugal”.
Debían ser las cinco de la tarde. Buena hora
para una reconfortante “bica” en este país. Aunque, siendo honesto, siempre
pido un “pingado”. Rodeando la gran explanada existente frente
al pórtico principal del monasterio hay numerosas cafeterías. Me decido por una
de ellas. Se llama pastelería Alcoa.
Fue un día de suerte para mí. Os lo cuento. Nada
más entrar veo una mesa con diferentes pasteles y un diploma como ganador del
primer premio, en el concurso de dulces conventuales 2013, a la mejor cornucopia.
Me intereso por este galardón. Quiero saber
más de esta “sobremesa” portuguesa. Pido una. Tiene, efectivamente, forma de
cuerno. Empiezo a entender el origen de un nombre tan curioso para un dulce. Lo
pruebo. Mejor dicho, lo disfruto. Espectacular. Como ocurre normalmente en la
repostería de nuestro país vecino, el azúcar y las yemas de huevo tienen un papel
predominante. En esta ocasión, no iba a ser menos.
El refranero español es muy sabio. “Nunca te
acostarás sin saber una cosa más”. Con la cornucopia se afianza ese
sentimiento, muy generalizado entre los que amamos este mundo, que me reafirma en
lo mucho que me queda por aprender en gastronomía. Mientras más sé de cocina, más consciente soy de lo mucho que no conozco.
Por eso viajar es tan importante. No sólo
abre los ojos del viajero, le permite relativizar determinados aspectos de la
vida, emocionarse con otras culturas, hacer nuevas amistades, romper tópicos y
generalizaciones, compartir experiencias y también deleitarse con lo que
disfrutan otros paladares.
Pastelería Alcôa es un verdadero festín para
los ojos y un paraíso para los golosos. Dulces de todos los tipos, colores,
sabores, texturas y formas alineados a lo largo del mostrador. "Bolos de Rei", "pasteis de nata", croissants, "ovos do paraíso", "fradinhos", "coroas da abadessa", tartas, merengues, "pudim de
ovo", "doces de ovo", etc. etc. Lo probaría todo si no fuera por mi omnipresente
colesterol.
Si en Portugal, como sabemos, la tradición de
tomar un café y acompañarlo con un dulce es casi una religión, no es descabellado
afirmar que “pastelaria Alcôa” es un santuario de esta particular devoción
gastronómica. Reconocida en numerosos eventos y premiada en multitud de certámenes, ha sabido, gracias a su trabajo
y a la calidad de sus ingredientes, tener una repostería de élite a unos
precios francamente económicos. Una evidente prueba de que la excelencia no tiene
que ser cara.
Ciertamente fue un acierto conocer un lugar
tan singular, tan cargado de laureles gastronómicos. Un “templo del azúcar, los
huevos y la almendra” que tiene un lugar privilegiado en ese cotizado altar que
conforman las grandes pastelerías de Portugal. Sus más de 50 años de vida (fue fundada en 1957) han permitido divulgar y
conservar las recetas tradicionales de estas tierras y de los Monasterios de Alcobaça y Cós.
Estamos, tal y como reconoce la prensa
especializada y el público, ante un
grupo de profesionales, los que conforman pastelería Alcoa, que han elevado a los más altas cotas este
típico y tradicional dulce. No olvides pues, si vienes por Alcobaça, pasar por aquí y pedir una cornucopia.
Al darle el primer mordisco notarás rápidamente ese agradabilísimo contraste de
texturas entre el crujiente que lo envuelve y la suavidad del “doce de ovos" que
rellena su interior.
Si, como escribí antes, la palabra cornucopia es
una alegoría al bienestar, en este caso lo consigue. Por unos minutos degustar
este dulce portugués es disfrutar de la agradable sensación de comer esta efímera
“obra de arte azucarada”. Mis más sinceras felicitaciones por la calidad de
esta pastelería y por mantener en lo más alto la centenaria tradición pastelera
de este país.
En tierras donde el rico recetario ofrece suculentas viandas como la
“lagosta suada”, una “caldeirada”, una reconstituyente “sopa de peixe”, el apreciado “ensopado de enguias” o postres
como el “pâo de Ló”, las “esses de
Peniche”, las “cavacas das Caldas” o los famosos “pasteis de feijâo de Torres
Vedras”, es una fantástica sopresa para
el viajero descubrir las “cornucopias de Alcabaça”.
En fin, un estupendo aporte de calorías que nos dará renovadas fuerzas para
visitar una de las regiones con más atractivos de Portugal.
Web : www.pastelaria-alcoa.com
Interesantísimo post, como todos los tuyos. Pero cuidado con los cornus aunque sean copias. :)
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ResponderEliminarGracias, Fernando
ResponderEliminarQue ganas de hacerle una visita a esta pastelería ;-)
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