jueves, 25 de julio de 2019

Chaves, un destino con mucha agua


              
    La semana pasada estuve recorriendo algunas ciudades del norte de Portugal. Concretamente, conociendo una región llamada Tras Os Montes. Era la primera vez que pisaba estas tierras cercanas a Galicia y, antes de partir, deseaba conocer un poco su historia.
           
    Buceando en internet descubrí la importancia que una localidad, llamada Chaves, tuvo durante el imperio romano y cómo supieron integrar en sus vidas las bondades del agua que el suelo guardaba bajo sus pies. Un subsuelo rico por tener un inagotable acuífero a pocos metros de profundidad.
                  
    Como curiosidad, según me comentaron, el agua brota a la superficie a nada más y nada menos que 73 grados centígrados. Sí, no me he equivocado al escribirlo. Aguas mineromedicinales, bastantes calientes, que por sus características y propiedades terapéuticas han sido durante siglos el reclamo y la coartada para visitar esta ciudad.

    Las termas de Chaves, siguiendo esta tradición milenaria, conforman pues un fantástico argumento también para aquellos que quieren descubrirlas con un fin puramente lúdico y de relajamiento. Independientemente de los contrastados efectos beneficiosos que ofrece para nuestra salud (temas musculares, aparato digestivo, vías respiratorias, recuperación postraumática, etc.), también son muy indicadas para quienes simplemente quieren disfrutar de momentos de paz y tranquilidad. En cierta forma, es mimarse a sí mismo o dejar que, a través de diferentes tratamientos, te mimen. Todo un conjunto de actividades dedicadas al ocio y al bienestar (cabinas de hidromasajes, sauna, baño turco, piscinas termales, spa, masajes, etc.). 

    La balneoterapia está de moda y en Chaves tienen un ejemplo muy representativo.





          
    Tuve la oportunidad de disfrutar de algunos de los tratamientos que estas termas ofrecen. Uno de ellos, es un relajante masaje en una ducha Vichy (hidroterapia con múltiples duchas que actúan a la vez sobre el cuerpo). Una fantástica experiencia que recomiendo al lector.
             
    Creo no exagerar al aconsejar que, frente a la fatiga cotidiana, al estrés del día a día o a la omnipresente ansiedad aquí encontramos un antídoto perfecto contra estos males. Un pequeño/gran remanso de paz en el norte de Portugal que, además, guarda la milenaria historia de un imperio, el romano, que puso sus ojos y dejó su impronta en estas tierras.



              
    No es preciso decir que para el imperio romano las termas, además de un lugar de higiene y lavado, eran también un motivo de socialización, charla y reunión. 
             
    Chaves, la antigua Aquæ Flaviæ (denominada así en tiempos del emperador Flavio Vespasiano), fue un importante centro de comunicaciones. Su posición estratégica al converger allí varias vías romanas, la fertilidad de estas tierras y la abundancia de aguas fueron determinantes para asentar aquí un significativo núcleo poblacional. 

    A día de hoy, pueden verse importantes restos pétreos de este milenario gran pasado. Entre ellos, el más destacado es el famoso puente romano sobre el rio Támega.




             
    No quiero olvidar que estas aguas mineromedicinales se pueden beber. Aunque dentro del propio recinto termal te ofrecen esta posibilidad, en el exterior existe una “buvette” (fuente termal) donde pueden probarlas.



            
    Va siendo hora de romper una lanza en favor de los balnearios termales, que los hay muchos y de muy buena calidad en la península ibérica. 
    
    Esa idea trasnochada de que a estas instalaciones sólo van personas mayores o con problemas de salud afortunadamente va decayendo. Un balneario es también una zona de ocio, de relajación. En definitiva, de bienestar, de calidad de vida. Se han convertido, por derecho propio, en un destino de vacaciones y en Chaves tienen esa posibilidad.




           
    ¿Qué le parecería pensar en esta ciudad para su próxima escapada? Esta urbe, además, atesora otros muchos alicientes que, seguro, le apasionarán. Simplemente menciono algunos: una cuidada gastronomía (recomiendo probar el pastel de Chaves –un crujiente hojaldre relleno de carne- y el folar de Chaves –un pan típico, especialmente en épocas de cuaresma, relleno de trozos de carne-), muy buenos vinos, la espectacular torre del homenaje del castillo, emblemáticas plazas, el imponente edificio (Paços do Concelho) que es la sede del Ayuntamiento, curiosas historias y anécdotas que algún guía les explicará, preciosas iglesias (Santa María la Mayor, de la Misericordia, San Juan de Dios....), grandes fortificaciones (Forte de Sâo Francisco y Forte de Sâo Neutel), el impresionante museo de arte contemporáneo Nadir Afonso (contiene mucha de la obra de este universal artista portugués en un edifico diseñado por el prestigioso arquitecto Álvaro Siza Vieira), una densa vida cultural, envidiables vistas desde la parte alta de la ciudad y un entorno natural ciertamente envidiable.






           
    Piensen en ello y, si pueden, háganme caso. Chaves como destino para sus próximas vacaciones. Están a tiempo.





Datos útiles:

¿Dónde comer? Restaurante Adega Faustino. Un clásico con una magnífica representación de la cocina de Tras Os Montes ubicado en las instalaciones de lo que fue un antiguo mercado.





¿Dónde dormir? En una pequeña aldea (Casas Novas), a pocos kilómetros de Chaves, el viajero descubrirá un precioso palacio del siglo XVIII que ha sido cuidadosamente restaurado y reconvertido en un hotel con todo tipo de comodidades (grandes jardines, excelente restaurante, spa, piscina interior y exterior, amplias habitaciones, zona deportiva, etc.). Su nombre: Casas Novas Countryside Hotel Spa & Events  (www.hotelcasasnovas.com



                
    Indicar, por último, que este reportaje fue publicado en la web del diario español LA RAZÓN el 23 de julio de 2019

https://www.larazon.es/viajes/chaves-un-destino-con-mucha-agua-IH24328404




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