martes, 18 de junio de 2019

Torre de Palma, un reconocimiento al trabajo bien hecho



    Valgan, desde el principio, estos párrafos como reconocimiento y elogio al que creo es uno de los grandes hoteles de Portugal. Una perfecta agrupación de arquitectura, diseño, buen gusto, paz, relajación y una muy recomendable gastronomía.





    Aseguran, con razón, que una de las cosas más bonitas de la vida es viajar. Una palabra que engloba multitud de vertientes en función de las sensaciones que experimentas. 
   Viajar, entre otras muchas cosas, es descubrir, es asombrase, es felicidad, es aprender, es abrir la mente, es humildad, es conocer y conocerse, es salir y volver, es soñar, es relatar lo vivido y es despertar en lugares únicos. En definitiva, algo tan inabarcable que resulta tarea estéril tratar de definirlo en pocas palabras.



          
   Ahora bien, si escribimos “viajar al Alentejo” las sensaciones parecen potenciarse, más aún para los que amamos esta región vecina.
    Todos tenemos en la mente unas ideas sobre este territorio portugués que, con seguridad, se acercan mucho a la realidad: grandes extensiones de dehesas (“montados”), vinos de renombre, castillos con historia, una cultura culinaria sin igual, ciudades declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad, pueblos encalados de blanco, muchas horas de sol, la cordialidad de sus habitantes, un pasado fronterizo, unas magníficas migas y gente hospitalaria muy orgullosa de sus tradiciones.
    Pues bien, imagínense que tenemos todo esto y, además, aderezado con un marco tan incomparable como un hotel de cinco estrellas que guarda este sus paredes auténticos tesoros gastronómicos. La hospitalidad como razón de ser.




          
    Torre de Palma, que es como se llama, situado cerca de la localidad de Monforte (Alto Alentejo), es también un alojamiento que aglutina muchas vertientes.
    Sería injusto, además de impreciso, resaltar que es un magnífico cinco estrellas y quedarse sólo en ello. Hay mucho más. Es también la “casa” de unos grandes vinos alentejanos -vinos que se elaboran y preparan en su espectacular bodega-, es la tranquilidad que se experimenta al pasear entre viñedos, es una cata de estos caldos mientras el sol se despide en el horizonte, es el cuidado y esmerado trabajo de decoración de todas sus estancias, es una labor de restauración de lo que fueron unas edificaciones agrícolas en ruinas en medio del campo para volverle a dar vida como “ave fénix” que orgullosa renace de sus cenizas, es la historia de una célebre familia –en tiempos del imperio romano- y el legado pétreo que dejó a pocos metros, son los momentos de tranquilidad que ofrece su spa, es un huerto ecológico, es sentir la naturaleza en cada poro de la piel, es la tradición y la modernidad que ofrece la cocina del chef Filipe Ramalho con sus sugerentes creaciones, es la desbordante pasión puesta por un matrimonio portugués –Isabel y Paulo- que apostaron decididamente por este “sueño alentejano”, es una piscina exterior rodeada de olivos y viñas,  es la afición y el amor a los caballos, es historia y es vanguardia.       
    En fin, mil y una sensaciones que no se olvidarán fácilmente.





          
    No creo errar cuando afirmo que es uno de los grandes hoteles de Portugal. Los galardones, reconocimientos y premios obtenidos durante estos años son prueba fehaciente de que se ha realizado una gran labor. Méritos ganados a base de esfuerzo, de innovación, de ganas de agradar, de mucho trabajo y de una gran pasión: conseguir que el huésped viva momentos imborrables en un escenario inolvidable.





    Era la tercera ocasión que tenía el placer de pernoctar entre esos muros. Volvieron a florecer nuevas sensaciones, todas ellas positivas. Los recuerdos de estancias anteriores y la curiosidad de las novedades que fui descubriendo hicieron más intenso mi paso por este gran hotel.  



            
    Tuve la fortuna de probar las elaboraciones de su afamado cocinero en este precioso restaurante, llamado Basilii en honor a esa familia romana que trabajó y deambuló en estas tierras muchos siglos atrás.




           
    Créanme, si buscan algo especial, si no se conforman con cualquier cosa, si aprecian los detalles recuerden este nombre, Torre de Palma, y ténganlo en cuenta para sus próximas escapadas.

 


    Por lo preciso, por lo cierto y por lo exacto que resultan valgan las próximas palabras como merecido elogio a esos años de dedicación de todo el equipo que conforma Torre de Palma por conseguir que un precioso sueño sea una apasionante realidad: “un trabajo bien hecho”.




Web:  www.torredepalma.com

    Indicar finalmente, que este reportaje fue publicado en la web del diario español LA RAZÓN el 12 de junio de 2019.

https://www.larazon.es/viajes/torre-de-palma-un-reconocimiento-al-trabajo-bien-hecho-NA23769242/  





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