Referirse en una conversación
al “Chiringuito de Puente Romano” de Marbella es hacer alusión a un lugar
emblemático de esta ciudad malagueña.
Un espacio gastronómico, junto al
Mediterráneo, que destila “glamour” por todos sus poros, donde la elegancia de
un entorno único abraza al comensal, sabedor del privilegio que supone comer en
un recinto tan singular.
Un nombre clásico (Chiringuito)
que es, en sí mismo, una declaración de intenciones de lo que vamos a encontrar
Una decidida puesta en valor
de la gastronomía de estas tierras elevada a las más altas cotas en un ambiente
acogedor que fusiona elementos marinos, la madera de su construcción,
vistas al mar y la brisa mediterránea que nos acompaña.
Muy próximo al famoso Puente
Romano Beach Resort & Spa (www.puenteromano.com), descubrimos
este lugar de moda e icónico que sabe reinventarse para causar, año
tras año, agradables sensaciones.
Nos encontramos en pleno paseo
marítimo de Marbella, en la denominada “Milla de Oro”. Alta gastronomía
mediterránea, en primera línea de playa, aderezada con el relax, la
sofisticación y la elegancia de un marco único.
Un muestrario de cómo disfrutar o
pasar unas horas en un escenario idílico en el que el producto fresco
de primera calidad, cuidadosamente cocinado, es el pilar básico sobre el que se
asientan estos fogones para ofrecer una experiencia irrepetible donde,
además, su decoración no pasa desapercibida.
Así pues, un templo del buen
comer, con un emplazamiento envidiable y lugar de encuentro chic en la
cosmopolita Marbella.
No hay dudas; es mucho
más que un chiringuito de playa.
Aquí se sirven espectaculares
desayunos (de esos que se recuerdan por mucho tiempo), originales
cócteles (¿Qué les parece disfrutarlos en la playa, al ponerse el sol,
acomodados en una cama balinesa?), magníficas comidas y cenas de
ensueño (amenizadas con música, con DJ, por las noches).
Un símbolo que traspasa las
fronteras de la Costa del Sol y reclamo indiscutible por su gastronomía de
primer nivel e insuperable ambiente.
Baños en el mar, paseos por la
playa, tomar el sol y broncearse en sus cómodas tumbonas, elegancia,
sofisticación y alta cocina a disposición de los comensales. La mezcla perfecta
para que la propuesta sea irresistible. ¡Cómo no acercarnos y disfrutarlo!
Un destino gastronómico
imprescindible en Marbella avalado por su trayectoria y años de vida. Platos
propios de la tradición culinaria andaluza, muchos de ellos actualizados y
versionados con originalidad, acreditan su éxito.
Capitaneado por el chef Javier
León, en sus elaboraciones hay mucho de su forma de entender la cocina.
Productos de altísima calidad, lo mejor de lo mejor, ofrecidos en una carta
variada (mariscos, pescados, carnes, arroz, pastas, parrilla de leña,
hamburguesas o ensaladas) que conjuga platos tradicionales de toda la vida
(gazpacho andaluz, espetos de sardinas, calamares fritos o una sopa de pescados
y mariscos) con otras elaboraciones de reconocibles influencias foráneas.
Si el lector es amante de los postres, permítame aconsejarle dos de ellos. "Cookie XXL" y "Tarta de chocolate 25 Capas". Todo un regalo para los más golosos.
Los chiringuitos son parte de la
tradición gastronómica costera de nuestro país.
Lo que antaño eran espacios de
raíces humildes donde comer pescado fresco, algunos se han ido transformando
para, sin perder el alma que fue su razón ser, darles aires más modernos tanto
en lo gastronómico como en sus diseños.
En este selecto club encontramos
el “Chiringuito” de Puente Romano. Uno de esos grandes restaurantes a
pie de playa que, además, se ha convertido en referencia indiscutible en la
costa malagueña.
Sin duda, un espacio con
personalidad propia, sin complejos, auténtico y diferente que sabe lo
que quiere y dónde desea llegar con una capacidad de sorpresa que agradece el
comensal.
Déjenme, como resumen final, que
acabe estas líneas con la opinión de unos comensales, colgada en una plataforma
“on line”, recordado su experiencia: “Volveremos. Un lugar que, sin
duda, vale la pena visitar si buscas un entorno especial, creador de recuerdos
imborrables, para disfrutar de una magnífica comida”.
Palabras que, en mi opinión,
describen a la perfección las sensaciones que, quien reserve mesa,
experimentará.
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