Dicen, y con razón, que desde aquí se obtienen algunas de las mejores vistas de la gran bahía de Acapulco, considerada una de las más bellas del mundo.
Este edificio religioso, situado en la parte alta del cerro El Guitarrón (una de las mayores elevaciones de Acapulco), fue construido por familia Trouyet.
Aunque la idea de erigir en este lugar un templo de estas características venía de atrás, un lamentable accidente aéreo (que costó la vida de dos de los hijos del matrimonio) precipitó la construcción de esta capilla en cuyo sepulcro descansan los restos mortales de los hermanos Trouyet, que yacen junto a los de sus padres fallecidos años después.
Una gran cruz, levantada sobre la roca y con una altura de cuarenta y dos metros, visible prácticamente desde cualquier parte de la bahía, corona toda la construcción. De noche, totalmente iluminada, es también perfectamente reconocible.
Junto a este grupo arquitectónico destaca una gran estatua de dos manos (las “Manos de la Hermandad”), obra del escultor Claudio Favier. Su posición, ambas derechas, es de oración, como símbolo y recuerdo de la sólida unión fraternal que había entre ellos.
La idea, al construir este pequeño templo, fue permitir que personas con diferentes creencias pudieran acercarse a orar. Un lugar de paz y reflexión, en el que no importa el credo de cada visitante; donde todos son bien recibidos con independencia de su religión.
Por tal motivo, esta capilla ecuménica de La Paz está pensada para que puedan realizarse en su interior ceremonias de cualquier creencia y confesión.
No es preciso mencionar que se ha convertido en uno de los escenarios favoritos para celebrar sus bodas los acapulqueños.
Una inscripción, tremendamente elocuente sobre el significado de este templo, dice así: "La capilla de la paz es interdenominacional, por lo cual está abierta a toda la raza humana, sin importar su religión o credo".
Toda esta construcción, con forma de una gran A y rodeada de cuidados jardines, abrió sus puertas en 1971 convirtiéndose en un punto de referencia en Acapulco.
En todo caso, subir hasta aquí (se ubica dentro del club residencial Las Brisas) es mucho más. Su posición dominando la bahía regala unas vistas únicas. Tan difíciles de igualar que me atrevería a calificarlas de icónicas.
No es de extrañar que la bahía de Acapulco (o de Santa Lucía), esté considerada, como he escrito anteriormente, una de las más bonitas del mundo. No faltan argumentos para avalar esta frase.
Esa espectacular fusión del azul del océano Pacifico entrando en esta parte del continente, las verdes estribaciones de la Sierra Madre del Sur que la envuelven y el intenso dorado de sus playas forman una bonita paleta de colores que dibuja este increíble escenario natural bajo la tutela de un sol que está presente prácticamente todos los días del año.
En definitiva, un impresionante puerto, en el que se cobijaban siglo atrás las embarcaciones, es esa inigualable obra de la naturaleza en la que la Corona española puso sus ojos para levantar un asentamiento y fortificarlo.
Con independencia de lo relatado en los párrafos anteriores, lo cierto es que, en cualquier viaje, por cercano o lejano que sea, hay dos partes bien diferenciadas. Por un lado, el espectáculo visual de lo que ante nuestros ojos se despliega y, por otro, las sensaciones que el viajero experimenta ante ellas.
Pues bien, refiriéndome al segundo de estos aspectos, os puedo asegurar que las panorámicas que nos encontramos desde lo alto de este promontorio han quedado grabadas de manera indeleble.
Unas vistas que serán un recuerdo imperecedero de un viaje por estas tierras de la Riviera Diamante Acapulco; de los que quedan cincelados por mucho tiempo en la memoria.
Consejos útiles:
¿Dónde dormir? Un espectacular cinco estrellas llamado Hotel Palacio Mundo Imperial (www.mundoimperial.com/palacio). Cuenta con todas las comodidades que el huésped pueda necesitar y que, antaño, fuera lugar de encuentro de la farándula artística del Hollywood de Oro. Un coqueto “pasillo de la fama”, con multitud recuerdos fotográficos, lo atestigua.
¿Dónde comer? En esta ocasión, quiero aconsejar dos magníficos restaurantes desde los que, además de divisar desde sus miradores toda la bahía iluminada de noche, disfrutaremos de una excepcional velada. Buenas panorámicas y buena gastronomía de la mano.
Ellos son el restaurante Praya (sin duda, uno de los más bonitos de Acapulco) y el emblemático restaurante BellaVista (dentro del famoso e icónico hotel Las Brisas).
Finalizo este post recordando que este reportaje se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 28 de julio de 2024.
Unas inolvidables vistas desde la "Capilla de la Paz" (larazon.es)
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