Esta impresionante escultura de un león herido, realizada en una gran pared de piedra, es otro de los grandes reclamos turísticos de la localidad suiza de Lucerna.
Tan espectacular figura representa un reconocimiento y un homenaje en favor de los cientos de mercenarios suizos que lucharon, muchos de ellos perdieron la vida, defendiendo el Palacio de las Tullerías, en París, en tiempos de la Revolución Francesa.
En la parte superior de este monumento consta una inscripción, muy significativa, que dice: “Helvetiorum Fidei ac Virtuti” (a la lealtad y valentía de los suizos).
La idea de crear esta escultura se debe a un oficial de ese regimiento masacrado de suizos que, durante el asalto, estaba de vacaciones. Por esta razón, es importante entender el contexto histórico en el que se basa.
Todo el conjunto escultórico es un recuerdo de ese importante episodio. Un león herido de muerte cuya cara expresa dolor y sufrimiento (a la vez que recuerda la valentía y el coraje de los mercenarios suizos); un escudo con la flor de lis, medio tapado por la cabeza del animal (en alusión a la monarquía francesa), y otro escudo, perfectamente visible, con la cruz suiza para resaltar la valentía de esos soldados en aquella sanguinaria batalla. No es insignificante, como puede apreciarse, la ubicación de ambos escudos.
Destaca especialmente, además de las grandes dimensiones del felino, el realismo con el que está esculpido este león moribundo, con una expresividad en el rostro que impacta nada más verla.
Inaugurado en 1821, este lugar era una cantera de propiedad privada. Fue más tarde, en 1882, cuando la ciudad de Lucerna lo compró adecentando los alrededores. Su acceso es gratuito y, frente a él, se encuentra un parque y un estanque.
Dicen que el escritor Mark Twain, que quedó impresionado por la belleza de esta ciudad, refiriéndose a esta escultura afirmó que era “el trozo de piedra más triste, conmovedor y contundente del mundo”.
El diseño de la obra se debe al escultor Bertel Thorvaldsen, aunque, al parecer, el responsable de la talla fue el cantero alemán Lucas Ahorn.
Se cuenta, como curiosidad, que el león descansa en una cavidad perforada en la roca en forma de cerdo o jabalí. Al parecer, se realizó con estos trazos como venganza por lo poco que le pagaron por su trabajo.
Lo cierto es que este monumento, situado en el centro de la ciudad, se ha convertido en un innegable icono turístico de Lucerna, recibiendo anualmente miles de visitas.
Por este motivo, cuando entremos en una tienda de souvenirs no será extraño encontrarnos, junto a los típicos recuerdos con la bandera suiza, pisapapeles, imanes de neveras, monedas o llaveros con la cara de este célebre león.
Lucerna es, en mi opinión, una de las ciudades más bellas de Suiza. De tamaño humano, no muy grande en población, pero sí en atractivos que hay que conocer. Entre otros, el puente de la capilla –considerado el puente de madera más antiguo de Europa-, el lago de los cuatro cantones, el museo suizo del transporte, su cuidado casco antiguo, la catedral, las murallas medievales, la iglesia de los jesuitas, el cercano monte Pilatus o una excursión al glaciar de Titlis.
El consejo parece claro: viajen a Lucerna, recórranla con tranquilidad, quédense entusiasmados mientras cruzan el puente de la capilla, empápense de su historia, disfruten de un crucero por ese espectacular lago y, desde luego, vayan a hacerle una visita a su león herido.
Datos útiles:
Web: The Official Lucerne & Lake Lucerne Region Guide | Luzern.com
¿Dónde dormir?: Hotel Wilden Mann (Startseite (wilden-mann.ch)
¿Cómo llegar?: Swiss air (Reserve billetes online ahora y vuele por el mundo | SWISS) tiene conexiones directas desde las más importantes ciudades españolas y portuguesas con Zúrich, situado a menos de una hora de tren de Lucerna.
Acabo recordando que estos párrafos se publicaron en la web del diario español La Razón el 24 de abril de 2024
Visitando al león herido de Lucerna (larazon.es)
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