jueves, 27 de mayo de 2021

La Pirámide del Palacio de la Paz y la Reconciliación de Astaná

 

    
    
   En el años 2019, tras un viaje por uno de los países más extensos del mundo, Kazajistán, escribí para la revista Grada este pequeño reportaje sobre un emblemático y famoso edificio de su nueva capital: Astaná
    Escribo "nueva capital" porque lo es desde 1997, ya que la capital histórica es Almaty. 
   Los cambios en esta ciudad, de unos ochocientos mil habitantes, son sorprendentes. Megaedifcios, construcciones impensables y originales rascacielos conforman una urbe con poco pasado, pero mucho presente y futuro. Cambios que han llegado también al nombre, porque, aunque todos la conocemos como Astaná,  desde el 2019 ha sido rebautizada como Nursultán.



    
    Sus 2.750.000 kilómetros cuadrados lo sitúan como el noveno del mundo en extensión. Un país, poco poblado, con una riqueza natural inabarcable. Inmensas estepas, desiertos, impresionantes cordilleras con nieves perpetuas, ciudades como Almaty (su antigua capital y ciudad la más poblada), una sociedad multicultural, grandes lagos de aguas turquesas o el mar Caspio son algunas de las posibilidades que ofrece.




    Esta ciudad, que no es la más poblada de Kazajistán, es un gran paraíso para los amantes de la arquitectura. El viajero, como comentaba anteriormente, descubrirá construcciones inimaginables, de formas insospechadas (muchas de ellas con diseños futuristas) mientras recorre esta moderna y vanguardista urbe.

  Uno de esos edificios emblemáticos es el Palacio de la Paz y la Reconciliación. Se trata de una gran pirámide, de cristal y acero, de 77 metros de altura, que lleva la firma del conocido arquitecto británico Norman Foster.





  Erigida con motivo del Congreso Mundial de Religiones y Tradiciones, se ha convertido en un símbolo en pro del diálogo y el entendimiento entre las diferentes religiones.

    Entre otras cosas, alberga en su interior una ópera (con más de 1.300 localidades), un centro de investigación sobre las religiones del mundo, biblioteca, centro de exposiciones y, en su parte superior, una espectacular sala de conferencias.

    Como curiosidad, la sala de la ópera fue inaugurada, así me lo aseguró el guía al ver que era español, con un concierto de Monserrat Caballé. 



    Es muy aconsejable conocerla por dentro. Hay visitas guiadas muy didácticas en inglés que, desde estos párrafos, recomiendo.




    Situada en una de las zonas más importantes de Astana, se asienta sobre una base cuadrada de 62 metros cada lado y está levantada sobre un pequeño promontorio ajardinado de unos 15 metros de altura.

    Su parte superior, por ejemplo, está decorada con una vidriera realizada por el artista británico Brian Clark con más de un centenar de palomas que representan la diversidad del pueblo kazajo. 



    Sin lugar a dudas, una de las grandes atracciones de la capital kazaja caracterizada, como os he comentado, por esta arquitectura vanguardista. Un edificio impresionante, de vidrio y metal, a los ojos del turista, con una impactante iluminación nocturna, que no deja indiferente.

    Para finalizar, recordaros que Astaná puede ser nuestra puerta de entrada a Kazajistán, uno de los países más atrayentes de Asia Central para los que nos gusta viajar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario