Dejemos durante un
tiempo volar la imaginación. Imaginemos pasar un fin de semana de ensueño en
alguno de esos rincones “mágicos” que tiene Extremadura.
Supongamos, por
ejemplo, que nos desplazarnos a la Sierra de Gata; a ese privilegiado
emplazamiento, en el norte de Cáceres, cercano a la frontera portuguesa, donde
el caminante parece respirar la naturaleza que a su alrededor encuentra.
Un remanso de paz y
tranquilidad en un entorno único para descansar de las preocupaciones del día a
día.
Lejos de ruidos, bullicios y prisas.
Aquí se encuentra la localidad
de San Martín de Trevejo, declarada "Bien de Interés Cultural con la
categoría de Conjunto Histórico”.
Su característica arquitectura y el buen
grado de conservación le han hecho acreedora de este reconocimiento. Sin duda,
uno de los pueblos más bellos de esta Comunidad Autónoma.
En un
emplazamiento tan idílico el viajero descubrirá la Hospedería Conventual
Sierra de Gata, un precioso hotel de cuatro estrellas con spa ubicado en lo que
fue un antiguo convento franciscano.
Es, a día de hoy, la más moderna de las
hospederías existentes en Extremadura.
Disfrutar de este
alojamiento es toda una experiencia que te recomiendo.
Buena gastronomía, un
emplazamiento único, la historia de unos muros centenarios, tranquilidad, un
entorno natural privilegiado, spa, piscina, carta de masajes, carta de almohadas….
Una
clara muestra de lo que comúnmente se conoce como “hotel con encanto”.
Un coqueto restaurante
con una gran cristalera espera al comensal.
La carta es variada con un natural
protagonismo de elaboraciones y productos de la tierra. Ensalada Sierra de
Gata, risotto de boletus y foie, bacalao confitado con romero y langostinos,
timbal de solomillo ibérico con rulo de queso y berenjenas o mousse de queso
con dados de miel y manzana confitada son algunas de las exquisiteces que el viajero puede probar.
Se trata de un espacio muy agradable con unas vistas increíbles.
No
sabría elegir si me gusta más de día o de noche, con la cuidada iluminación del
patio exterior aledaño bajo la pétrea presencia de la torre de la iglesia.
Permíteme pues que te aconseje
este hotel.
Es una buena elección para adentrase en una de las zonas, quizás,
más desconocidas de España y, a la vez, con más encantos por ofrecer.
No quiero dejar en el olvido un detalle cultural importante. Junto a
esa belleza natural y arquitectónica a la que me he referido, descubrirás que
los nombres de las calles están escritos en dos lenguas. Me refiero a un bonito,
rico y desconocido patrimonio cultural de estas tierras conocido como “la fala”.
No te adelanto más.
Atrévete a conocer este
rincón extremeño. Lo disfrutarás.
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