La historia está repleta de curiosidades
gastronómicas, de anécdotas que han quedado para la posteridad.
Una de ellas es la que, a
continuación, te paso a relatar. Sucedió en Portugal durante la invasión
francesa de la península ibérica. Concretamente, en la localidad de Lousá,
cercana a Coimbra.
El Mariscal André Masséna, uno de
los militares napoleónicos de más alta graduación, se preparaba para cenar
tranquilamente en el “Palácio dos Salazares” (también conocido como “Palácio da
Lousá”) allá por marzo del año 1811. En aquellos momentos, sus tropas sufrieron
una gran derrota ante el ataque inesperado del ejército anglo-luso.
Masséna, que se disponía a comer sentado en la mesa,
recibió la fatal noticia. Un desastre militar de este calibre le obligó a huir
repentinamente.
Poco después, el comandante
Wellesley, futuro duque
de Wellington, entró victorioso en esta ciudad y, curiosidades de la vida, comió
y disfrutó, según cuentan, los manjares que fueron preparados para su enemigo.
Ese magnífico palacio,
considerado Patrimonio Histórico Portugués, donde acaeció esta singular anécdota
es ahora un precioso y muy aconsejable hotel boutique que conjuga la historia
de unos muros centenarios, y asombrosas anécdotas como la que describo, con
todo tipo de comodidades. Un formidable cuatro estrellas que no olvidarás
fácilmente.
Estuve recorriendo las estancias del hotel, viendo sus habitaciones, los salones, la piscina, los jardines, la escalinata, las terrazas y los miradores.
Me encontraba, tras poco más de tres horas de viaje en coche desde mi casa, en una ciudad de la que poco sabía diez días antes. Las vueltas que da la vida. Pernoctaría en un palacio, con una historia tan curiosa, de un municipio que era prácticamente anónimo para mí hace unas semanas.
Deshago las maletas y me dispongo a visitar Lousá. Aunque era de noche, el frío hacía de las suyas y había algo de niebla, pude dar un corto paseo. Eso sí, bien abrigado. Media hora fue suficiente para hacerme una idea.
Afortunadamente, el día siguiente amaneció con un intenso sol. Las temperaturas habían subido y desde el balcón de mi habitación podía ver con total nitidez la "Serra da Lousá".
Recordé en esos momentos aquella célebre frase de Freya Stark que decía: "despertad en soledad en un pueblo extraño es una de las sensaciones más placenteras del mundo". Freyra fue una de las grandes viajeras, exploradoras y escritoras del siglo XX. Sus palabras, por tanto, se asientan en el cimiento de su gran experiencia.
Retornando a la vertiente culinaria, te sugiero que comas en su restaurante,
llamado “A Viscondessa” en honor a la vizcondesa de Espinhal. Seguro que cuando
estés allí disfrutarás de su buena gastronomía,
de un impecable servicio y de un ambiente donde se respira el pasado de esta aristocrática
familia portuguesa. Sin duda, uno de los restaurantes más bonitos de esta zona
de Portugal.
No quiero acabar estas líneas sin
mencionar la sierra que nos rodea. Tupidos bosques,
jabalíes, venados, increíbles miradores, cascadas de agua, playas fluviales,
pueblos de pizarra ("Aldeias do Sixto"), etc. esperan al viajero para descubrir un territorio del país vecino algo desconocido para los españoles.
Por cierto, te adelanto otra curiosidad que también tiene su vertiente gastronómica. ¿Sabías que en algunas cimas de estas montañas existen "neveiros" que se utilizaban para almacenar la nieve? ¿Sabías que estos "neveiros" proporcionaban, a pesar de la distancia existente, nieve a Lisboa y a la Corte? ¿Sabías que su transporte estaba regulado y protegido legalmente?.
Me gustaría que los vieras, que apreciaras la obra de arquitectura que suponen y la belleza de estas construcciones realizadas con pizarra ("sixto").
No hay comentarios:
Publicar un comentario