He tenido la suerte de conocer,
hace pocos días, este restaurante situado en el Hotel Cortijo Santa Cruz (www.hotelcortijosantacruz.es) de Villanueva
de la Serena (Badajoz). Era la primera vez que comía entre estas paredes y reconozco que me ha sorprendido
gratamente.
Crujiente de puré de patatas con
chipirones, carpaccio de pulpo, steak tartar con foie, fabes con picantón, risotto
de codorniz y queso de cabra, lomo de bacalao gratinado con salsa de especias,
tortilla “mal hecha” de níscalos con jamón ibérico, etc..… son algunos de los
platos que probé.
Nicolás Gómez es el chef que
dirige estos fogones. Un joven argentino que ha sabido acoplar, en una carta
variada, los productos de la tierra con su toque personal.
Por lo que pude apreciar, combina perfectamente
especias, salsas, gratinados o guarniciones con la materia prima principal del plato;
sin dejar que ésta pierda su lógico protagonismo. Todo ello cuidando la presentación y
arriesgando incluso con algún curioso trampantojo que no desvelaré.
El producto de temporada tiene capital importancia en unos menús que se adaptan a la estación del año. Por ejemplo, para el otoño, fueron los productos de la caza, las setas típicas de la zona (níscalos, boletus, etc.) y las castañas los ingredientes esenciales.
Suenan bien, y mejor deben saber, platos como boletus frescos a la plancha con aceite de sésamo, escalibada de pimientos y tapenada de anchoas, níscalos salteados al ajillo con gratén de queso de cabra y pimentón de La Vera, arroz caldoso de liebre o buñuelos de manzana y castaña. Magníficas propuestas.
Primar la cocina autóctona y de temporada siempre es una valor adicional.
Si a un clásico, como una
tortilla de huevos, lo acompañamos con unos magníficos níscalos de temporada y unas lascas de jamón presentándolo
de manera vertical -para dar cuerpo y volumen- logramos una verdadera exquisitez. Cosas sencillas que dan color y sabor a una cena.
No quiero olvidar las magníficas fabes con picantón que comí. Traídas expresamente de una localidad asturiana (como claro guiño a la procedencia de la propiedad) fueron de las que no se olvidan.
En definitiva, un restaurante
francamente recomendable situado en un antiguo cortijo del siglo XIX ahora
transformado en un hotel con todo tipo de prestaciones: sauna, piscina, gimnasio, pistas
de pádel y tenis, salones para convenciones, golf, etc.
Este alojamiento de cuatro estrellas, dotado de amplias zonas verdes, deportivas y de recreo puede ser nuestro particular "campo base" para recorrer esta zona del este extremeño y descubrir la belleza -natural, patrimonial e histórica- de uno de los territorios más atrayentes de Extremadura.
Junto a la majestuosa e imponente silueta del castillo de la Encomienda, a "tiro de piedra" del hotel, la riqueza de estos parajes se manifiesta en vertientes tan diversas como la visita al cercano municipio de Medellín (cuna de Hernán Cortés) o a la localidad de Madrigalejos, donde falleció el 23 de enero de 1516 Fernando el Católico en la conocida como Casa de Santa María, declarada Monumento de Interés Cultural.
Por otra parte, el potencial de este territorio desde el punto de vista agrícola es ingente. Observarás miles de hectáreas de regadíos donde grandes extensiones de frutales acompañan al viajero en la carretera. Es, como simple curiosidad, uno de las zonas con mayor producción de arroz de España. ¿Sabías que Badajoz es la provincia con más kilómetros de costa de España? Así es, cerca de Villanueva de la Serena descubrirás numerosos pantanos en los que practicar deportes náuticos o bañarte.
¿Sabías que por estos lares hay una playa que tiene la bandera azul?. No te miento. Esta zona, algo desconocida para el gran público, alberga una variedad de encantos que tendrás que repetir.
Más aún, si eres amante de los aves y del birdwatching estás de enhorabuena. Extremadura es un paraíso para su avistamiento y en esta zona de la región, entre otras cosas, miles de grullas tienen su hábitat natural durante algunos meses. Ir provisto de una buena cámara y de unos prismáticos es casi obligado. Resulta inenarrable la sensación de verlas en los arrozales o volando "en formación".
Retornando al restaurante, no quiero pasar por alto el
local. Es importante que el comensal se sienta cómodo en un entorno amplio y
confortable. En este caso, se ensamblan con maestría diferentes ambientes.
Una
cuidada decoración con tonos marrones, grisáceos y rojizos consiguen una sensación
de calidez. Todo, puede decirse, invita a comer. No creo exagerar si afirmo que, en mi opinión, estamos en uno de los restaurantes más bonitos de Extremadura.
Un buen servicio, profesionalidad
en el trato, un entorno cuidado, luminosidad y una excelente gastronomía con
toques creativos hacen de “La Encomienda”
un espacio francamente recomendable para los amantes del buen comer.
Vamos pues cerrando y
confeccionándose en su totalidad este puzle.
Las piezas encajan con gran facilidad (un buen chef, calidad en la materia
prima, elaboraciones tradicionales junto a toques modernos, un local cómodo,
buen servicio…). En definitiva, uno piensa en volver.
Únicamente falta el más
importante de los detalles: tu opinión. Por eso, creo no equivocarme en
recomendártelo si viajas por esta parte de Extremadura. Una propuesta
gastronómica que no debes pasar por alto.
Por cierto, hay un placer adicional: la posibilidad de descansar en un antiguo cortijo del siglo XIX.
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