Retorno a Lisboa. ¡Qué alegría!. Siempre
asoman en mi rostro expresiones alegres cuando preparo las maletas para viajar
a esta bellísima capital. Una ciudad considerada por el escritor Tirso de Molina, en una de sus obras, como "la octava maravilla
del mundo".
Esta localidad acapara tantos encantos y esconde
tantos tesoros que mientras más se recorra, más ganas de volver inspira. Una
especie de suave droga que inyecta en el
viajero "saudades" y recuerdos imperecederos creando una irremediable
necesidad de retornar. Eso es Lisboa.
Me hospedo en un céntrico hotel, ubicado en
la gran arteria de la ciudad: Avenida da Libertade, esquina con "Largo da
Anunciada", muy cerca de Praça dos Restauradores. Complicado encontrar
mejor ubicación. Fácil, por tanto, localizarlo si vamos en coche.
Además, cuenta con la ayuda adicional de
tener un emplazamiento cómodo para
conocer numerosos lugares emblemáticos en un corto paseo. Casi todo está cerca:
plaza del Marqués de Pombal, convento do Carmo, Teatro Nacional, elevador de
Santa Justa, plaza del Comercio, plaza del Rossio, Café Nicola, parque
Eduardo VII, etc., etc.
Es un edifico de finales del siglo XVIII, recuperado
de forma magistral por el arquitecto portugués Miguel Câncio Martins (reconocido
mundialmente, entre otras cosas, por su trabajo en espacios tan representativos
como el Buddha Bar en Paris, el Strictly Hush en Londres y el Man Ray en Nueva York),
para convertirse en un
alojamiento representativo del grupo hotelero "Hoteis Heritage
Lisboa".
Si lo defino como un hotel boutique seguro
que sabes a qué me refiero. Tiene encanto, personalidad propia. No es un
alojamiento al uso. Pocas habitaciones y trato personalizado. Fuera de los
clásicos hoteles de infinidad de habitaciones. Ni lo desea, ni lo pretende. Es
singular, con carácter, con estilo.
El exterior, que conserva el aspecto de la
fachada original, posee los rasgos propios de la arquitectura portuguesa. La
decoración interior es obra también de Miguel Cáncio. Un estilo moderno que no
olvida ni la historia del edifico ni la ciudad donde se encuentra. Una
atmósfera relajante para hacer inolvidable la estancia entre estas paredes.
Se restauraron, por ejemplo, los azulejos
pombalinos y se recuperaron algunos muebles originales para entremezclarse con otro
mobiliario más actual y moderno. Un bonito juego decorativo que no esconde
claros aires intimistas y envolventes. Todo ello unido a cuantiosos guiños a
sus raíces lisboetas. Ejemplo claro es, por citar un ejemplo, el ascensor, cuyo
suelo simula una típica "calzada portuguesa" y las paredes retratan,
en tonos blancos y negros, instantáneas la "antigua" Lisboa.
Las habitaciones son luminosas, amplias,
acogedoras y con todo tipo de detalles (minibar, Wifi gratis, TV LCD de gran
pantalla, lector de DVD, CD, etc.). Los baños, por ejemplo, disponen de
artículos de tocador de la prestigiosa marca Molton Brown.
No quiero olvidar las vistas, algo nada nimio. Frente a nosotros la transitada avenida da Libertade. Estamos en el corazón de Lisboa. Aquí se aprecia el pulso de esta cosmopolita urbe. Aquí se respira la historia y mucho del pasado de Portugal. Es difícil que exista hecho histórico en el país que no haya tenido repercusión en esta gran avenida.
No quiero olvidar las vistas, algo nada nimio. Frente a nosotros la transitada avenida da Libertade. Estamos en el corazón de Lisboa. Aquí se aprecia el pulso de esta cosmopolita urbe. Aquí se respira la historia y mucho del pasado de Portugal. Es difícil que exista hecho histórico en el país que no haya tenido repercusión en esta gran avenida.
Es pues un privilegio salir del hotel y
encontrarse en pleno centro urbano y también, hay que decirlo, en un gran
centro comercial abierto. Si además el huésped es amante de la gastronomía
lusa, a pocos metros tiene, en las traseras del Teatro Nacional, unas calles
peatonales repletas de restaurantes de todo tipo donde disfrutar de las
excelencias de la comida portuguesa.
El hotel cuenta además con piscina y
biblioteca. Mención especial merece su desayuno. Es tremendamente variado:
cereales, embutidos, zumos naturales, ahumados, frutas, quesos, pasteles,
diferentes tipos de pan, huevos, etc. Un delicia. Perfecto para comenzar el día.
Es, créeme, un alojamiento recomendable, a un muy aceptable precio. En su web (www.heritageavliberdade.com) encontrarás extraordinarias promociones para pasar un increíble fin de semana.
Quizás la mejor publicidad de un alojamiento
es la opinión de sus huéspedes. Te invito a que las leas en Internet. Es un
termómetro para saber el grado de satisfacción de las personas que allí se
alojan.
Además de ello cuenta con numerosos
reconocimientos: certificado de Excelencia de Tripavisor, World's Finest Clubs
2009, Hot List -Condé Nast Traveler 2007-, Mejor hotel de 4 estrellas
-Publituris premios en 2007 y 2008-, mejor oferta de hotel -Tablet Hoteles 2009-, premio a la rehabilitación
otorgada en el 2008 por la Revista Imobiliária, mención de honor en la
categoría de rehabilitación por Turismo de Portugal en 2009, etc., etc.
Si vienes a Lisboa, ten en cuenta este hotel. Lo
recomendarás.
No he ido nunca a este sitio pero me ha encantado las fotografías y la construcción tan barroca que tienen, me lo apunto para el futuro
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