¿A quién no le gusta que le
sorprendan? ¿Quién no disfruta descubriendo? ¿Quién no valora positivamente
que, de vez en cuando, le asombren? Visitar, comer y pernoctar en el Hotel Teatro de Oporto es sentir ese
cúmulo de emociones que asaltan al viajero al conocer algo diferente, distinto
a lo usualmente visto.
El teatro, y las artes escénicas,
son el “leitmotiv”
de este formidable cuatro estrellas, situado en pleno centro de la ciudad
portuguesa.
La recepción ya empieza a
indicarnos que no es un alojamiento al uso. Aquí hay mucho de original y el talento de la polifacética diseñadora Nini
Andrade Silva tiene mucho que ver con ello.
Para hacernos una idea, la gran
puerta de entrada que nos da la bienvenida tiene grabadas inscripciones, en tonos anaranjados,
correspondientes a unos versos del poeta portugués, nacido en Oporto, Almeida
Garrett.
Sin género de dudas, un insólito
y poético recibimiento. Hemos entrado en
lo que antaño fuera un conocido teatro de la ciudad.
Para no olvidar ese
glorioso pasado qué mejor forma de rememorarlo continuamente que erigir
sobre estos cimientos un hotel donde, en todo momento, parece que viajamos por
este mágico mundo de los escenarios.
Los colores oscuros, ocres y
dorados predominan en una decoración que acompaña al huésped en cada rincón, como si estuviéramos tras las
bambalinas dispuestos a saltar al escenario. Una curiosidad: en algunas
estancias (pasillos, hall, restaurante y habitaciones) se encuentran colgadas prendas
utilizadas en su momento para representaciones teatrales.
La luz tenue y de baja intensidad,
cuidadosamente estudiada con la utilización de pequeños focos teatrales, parece indicarnos que dentro
de poco empieza la función.
Inaugurado recientemente, allá
por mayo de 2010, cuenta con 74 habitaciones distribuidas en 5 categorías
(algunas con nombres tan elocuentes como Tribune, Gallery o Audiencie) que no
hacen más que recordarnos la historia
estos muros. No es casualidad, a la vista de los relatado, que sea miembro del
selecto grupo Design Hotels.
A día de hoy es, a pesar de su
juventud, una referencia en esta ciudad; tanto que cuenta con una de las más
altas puntuaciones en algunos buscadores de hoteles.
Y es que Hotel Teatro Oporto no
deja indiferente a nadie. Un equipo de 40 personas, dirigido por su directora,
Susana Tavares, demuestra que con
profesionalidad, conocimiento y amor a este trabajo se consiguen los
resultados.
Ni que decir tiene que el
restaurante está a la altura del hotel. Bajo la sabia batuta de Arnaldo Azevedo
podremos disfrutar de esta sinfonía de sabores y presentaciones acorde a la
forma de entender la cocina este gran chef portugués. Probaremos, entre otros platos, unas croquetas de alheira (embutido típico
portugués), vieiras y atún con tomate
marinado, arroz tamboril y risotto con percebes, ternera con foie y crujiente
de pan, cochinillo al horno y gelatina de naranja con croquetas de “porco
alentejano”... etc., etc.
La selección de postres, como no puede ser de otra
forma en nuestro país vecino, es un perfecto abanico de dulces posibilidades
que van desde los ya conocidos y tradicionales de la gastronomía lusa a las innovaciones,
con sello de autor, en las que estos
fogones juegan con cítricos, sopas de menta, compotas de frutos del bosque,
helados de frutas tropicales, etc. Verdaderas y golosas obras de
arte.
Por cierto, si todo recuerda al
mundo teatral, no menos lo van a ser los nombres con los que se bautizaron el restaurante –Palco- y el
bar –Plateia-.
Todo parece pues aliarse para
elegir este hotel. Inmejorable emplazamiento, una ciudad con multitud de encantos,
la singularidad de esa decoración tan envolvente, la magia de un chef de categoría y la calidez
de un grupo de trabajadores dispuesto a complacer en todo momento. Con estas
tarjetas de presentación no es de extrañar que se encuentre situado entre los más apreciados y con las puntuaciones más
altas en numerosos foros de la red.
Dicen que el buen trabajo tarde o
temprano trae su recompensa. Apenas tres años desde su inauguración y ya es
referencia en Oporto. Los resultados han llegado más pronto que tarde. Cuando
las cosas se hacen bien, con gusto, con personalidad propia y sabiendo que la meta es el disfrute de quienes allí
duerman o coman, la mayor parte del camino está recorrido.
Mi más sincera
enhorabuena. Felicidades por un trabajo bien hecho.
No olvides que estamos en una de las ciudades más apasionantes de Portugal. Dedícale tiempo, disfrútala, saborea el encanto de unas calles bulliciosas, de un Douro repleto de "rabelos" y de un ambiente tan agradable y cosmopolita que desearás volver.
Nos vemos en el Hotel Teatro Oporto.
Finalizo estos párrafos indicando que este reportaje se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 9 de septiembre de 2013. Os dejo el link:
Bonito post. Ahora Oporto tiene muchos atractivos "cool", entre ellos este hotel o el Hotel da Musica, también monotemático y además ubicado dentro de un moderno centro comercial.
ResponderEliminarLo que más me ha llamado la atención de tu reportaje es la foto de la bañera junto a una butaca y con suelo de parqué. Evidentemente es una bañera "de adorno" (creo yo que no tendrá agua) y de muy discutible gusto. Pero las "moderneces" hay que "pagarlas".
Yo sigo de acuerdo con el gran hotelero Kike Sarasola para quien lo importante en un hotel es la cama (su comodidad), la ducha (su confort) y el desayuno (su calidad). Lo demás son tontás.