Cuatro tipos de aceites a elegir, tres variedades
de mantequillas (de hierbas, de chorizo y ahumada), esférico de melón y jamón,
vieira con chorizo sobre espuma de aire, lomo de bacalao con lombarda salteada con
miel y crema de batata, rabo de buey estofado con verduras glaseadas, requesón
vegetal con naranja deshidratada y compota, lomo de caballa con apio y caldo de
cebolla tostada, "farinheira" con rábano y láminas de manzana, sorbete
de limón con manzana, caramelo de huevo, "jardín de Vila Viçosa" (con
"tierra" de chocolate, tomate cristalizado y espuma de chocolate) o encharcada
alentejana con helado de cilantro, son algunos de los platos del menú
degustación que ofrece el Restaurante Narcissus, situado en el Hotel Alentejo
Marmoris de Vila Viçosa.
A
principios de febrero del presente año abrió sus puertas este alojamiento de
cinco estrellas cuyo "leitmotiv" gira alrededor del mármol, un
material que se extrae de las innumerables canteras existentes en este municipio.
La
apuesta de esta propuesta turística es de primera categoría. Para ello, en
temas gastronómicos, se ha fichado (si se me permite las expresión
futbolística) a uno de los más afamados jóvenes cocineros portugueses.
Su
nombre es Alexandre Silva, ganador del concurso televisivo Top Chef que tantos
telespectadores portugueses aglutinó frente a la pequeña pantalla durante su
emisión el último año.
Pude
charlar con él unos minutos. Es un precioso proyecto, me comenta, en el que
está tremendamente ilusionado y volcado. Dar a conocer un nuevo restaurante,
empezar desde su nacimiento y pretender ser referencia culinaria en esta región
plagada de extraordinarios locales donde comer, aunque no resulta tarea fácil,
es, desde luego, un sueño para cualquier
cocinero.
Su
indiscutible calidad como chef se asienta en su buen hacer, su profesionalidad
y el esmero y cuidado en la utilización de los buenos productos de la tierra.
El
local es amplio. De gran luminosidad. Rodeado de innumerables cortinas
blancas, con una gran ventana al fondo que permite ver a los cocineros
trabajando entre fogones. Tonalidades blancas y doradas priman sobre cualquier
otro color creando un ambiente muy acogedor.
Quizás
la mayor sorpresa en este decorado (su "ex-libris") es la inmensa
mesa de mármol blanco sobre la que se asienta un enorme cristal, haciendo de
ella el lugar ideal para comer grupos de comensales de doce a catorce personas.
Curiosamente, proviene de un único bloque de piedra extraído de la cantera de
los propietarios del hotel.
Por
cierto, y no quiero olvidarlo, el servicio es extraordinario, sin posibilidad
de ponerle pero alguno.
Se
aprecian toques innovadores en la cocina tradicional alentejana de la mano de
Alexandre al utilizar las ultimas técnicas en cocina. En todo caso, siempre es
de agradecer que broten, más aún en estos tiempos de crisis, restaurantes con
una personalidad definida.
Me
ha gustado. Desde aquí mis mejores deseos tanto para él como para el hotel. Y
es que ¿hay mejor forma de finalizar una velada tras cenar en Narcissus que
pernoctar en un cinco estrellas como éste?.
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