¿Cuántas veces ocurre que viajamos por medio mundo admirando las bellezas que allí atesoran y en pocas ocasiones apreciamos lo más cercano? Quizás porque lo vemos diariamente, quizás por la cotidianidad, quizás porque no nos damos cuenta de lo que se encuentra a nuestro alrededor. ¡Quién sabe la razón!. Posiblemente, la respuesta sea una conjunción de muchas de ellas.
Por esto, esta vitrina digital, que es mi blog de viajes, resulta una buena plataforma para reivindicar la belleza de lo cotidiano, de lo rutinario, del día a día de cada uno de nosotros.
No hay que hacer grandes escapadas, no hay que recorrer miles kilómetros. El viaje, la fotografía, la experiencia, la sensación inolvidable, a veces, está a la vuelta de la esquina.
Me refiero, en este caso, a la plaza de San Francisco de Badajoz.
Es la primera vista que tengo cuando me levanto y uno de los centros neurálgicos de la capital pacense. Su nombre, como fácilmente se puede adivinar, proviene de un antiguo convento de franciscanos asentado en este espacio, ahora público, de Badajoz.
Pues bien, recientemente, hace pocos años fue remodelada en su totalidad. Existen ocho preciosos bancos de ladrillo decorados con cerámica policromada de Barcarrota (una pequeña localidad pacense no muy lejana).
Como puede verse en estas fotografías, los motivos de esta cerámica hacen referencia a la historia de algunos extremeños que cruzaron el Océano Atlántico. Francisco de Pizarro, Hernán Cortés, Dª. Mencía de los Nidos, Vasco Núñez de Balboa, etc. Y es que en estas tierras extremeñas nacieron muchos de los conquistadores y descubridores que recorrieron el Nuevo Mundo. Aunque, diciendo la verdad, sólo una parte de ellos salió de su anonimato.
No es, pues, de extrañar que muchos nombres de localidades americanas como Nogales, Mérida, Medellín, Trujillo, etc. sean el de municipios extremeños.
La indiscutible belleza artística de estas cerámicas es digna de conocerse, más aún cuando relatan escenas de la historia de estos hombres y mujeres con sus correspondientes reseñas (entrada de Cortés en México, Francisco Pizarro en la isla del Gallo, descubrimiento por el primer europeo del Océano Pacífico en su orilla oriental, asesinato de Pizarro, etc.).
Así pues, ya hay otra razón para conocer Badajoz. Una ciudad, por desgracia, algo olvidada desde el punto de vista turístico al encontrarse fuera de las grandes rutas de los viajeros que se acercan a conocer España.
Sin embargo, pocas personas saben que era una de las localidades más fortificadas de la península ibérica, que en estas tierras se sucedieron batallas que determinaron parte importante en el devenir de la historia de España, que la ciudad tiene uno de los términos municipales más grandes de España, que fue capital de uno los reinos Taifas más extensos, que tiene una de las mayores alcazabas del país, que aún pueden admirarse bastiones, murallas y defensas de una belleza sin igual, que su carácter fronterizo le dota una personalidad única, etc., etc.
Créanme cuando les escribo que hay pocos asientos en jardines y plazas del mundo, y mira que he visto..., tan magníficos como éstos.
Os transcribo el párrafo, bastante descriptivo, con el que la web del Ayuntamiento de Badajoz se refiere a este emblemático espacio urbano pacense:
"Se trata del principal parque de la ciudad por su historia, por su ubicación y por su uso. En sus más de diez mil metros cuadrados se concentran quioscos de prensa, música y refrescos, jardines, bancos señoriales envueltos en arte, un estanque y el bullicio de casi toda la ciudad que suele pasar por allí a diario. Ocupa la zona donde estuvo el antiguo convento del mismo nombre (fundado en 1337) y que, posteriormente, fue sustituido por las instalaciones militares que, a su vez, dieron paso a las modernas e institucionales edificaciones de hoy en día. El paseo inicial es de 1836 y ha superado numerosas reformas, la última de ellas en 1999, cuando se recuperan, entre otras cosas, los bancos con azulejos conmemorativos de hazañas de conquistadores. Los quioscos de funcional y moderno diseño y los grandes espacios ofrecen al viandante un auténtico lugar de descanso y perfecto para el ocio".
Como punto final, os "cuelgo" (además de una sucesión de instantáneas a diferentes horas del día), justo encima de este párrafo, una fotografía del escudo de Badajoz, en relieve, que corona todos estos bancos. Otro ejemplo de la belleza artística de esta acreditada cerámica policromada extremeña.
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