No es sencillo explicar una experiencia gastronómica de este calado. Varias son las razones que dificultan transmitir con cierto realismo este pequeño/gran descubrimiento culinario llamado “Restaurante La Finca”, en Jaraiz de la Vera, al norte de Cáceres, en las estribaciones de la Sierra de Gredos. Un precioso territorio, bendecido por la naturaleza, tan espectacular que el mismo emperador Carlos V lo eligió para pasar sus últimos años. No es de extrañar que uno de los lemas turísticos de estos lares sea "Descanso Imperial".
Las palabras, por muy atinadas que sean, casi
nunca logran reflejar con exactitud sentimientos y experiencias. Apenas un
ligero acercamiento. Y éste, seguramente, en el aspecto gastronómico, será el
caso.
Pues bien, entre estas montañas y valles,
que fueron elegidas para descansar y para retirarse uno de los grandes monarcas de la historia de España, se encuentra el
Hotel Villa Xarahiz (www.villaxarahiz.com), un establecimiento que cuenta,
a mi entender, –lo escribo sin tapujos- con uno de los mejores restaurantes de esta zona de Cáceres.
La apuesta por la cocina de
temporada es una de sus grandes bazas. En una tierra que es rica en productos
agrícolas y silvestres, resulta ser un indiscutible argumento a favor. Si
hablamos de setas, y estamos en la estación adecuada, sólo puedo aconsejar un
papillote con una selección de ellas. Sencillamente, delicioso.
Comeremos, además, un local
cómodo, coqueto, con un cuidado servicio, perfectamente
insonorizado y buena iluminación.
Nada más abrir la carta el
comensal descubre que la materia prima es de primera calidad (merluza de
pincho, atún de almadraba, jamón ibérico de bellota, ternera de retinto, etc.). Sólo faltan unas buenas y
experimentadas manos, las del cocinero David Moreno Montero, para aderezar estos
productos y crear esta particular sinfonía de sabores. Créanme si les aseguro
que lo consigue.
Otro dato a tener en cuenta, para
mí nada superficial, es que en la propia
carta figura detallado equipo de cocina. Junto a David encontramos los nombres de Nuria Tarrero y Ramón Granado, sin cuya ayuda esto sería imposible. Se nota
que estos fogones extremeños conforman una gran familia.
Tenemos pues casi todas las
piezas del puzle (calidad en los productos, buen local, cariño por lo que se
hace, profesionalidad y un buen grupo humano).
El resultado, como no pude ser
de otra manera, es perfecto y tiene diferentes nombres: Migas al pimentón con
yema de huevo de campo, espuma de huevo de rey con gambón, tajas de lechona
confitada con agridulce de pimentón y toques de piña, rodaballo asado en cuña
con parrillada de verduras al romero, crema de calabaza con buñuelo de queso de
cabra, tomate relleno de pintada escabechada y judías verdes, caldereta de
cabrito al modo de La Vera, chuletitas de cabrito con almejas, tournedó de
solomillo ibérico con crema de queso, etc., etc. En fin, para volver más de una vez.
Por cierto, ¿qué le parece, para
hacer más cómoda la digestión, acabar con un sorbete de romero?. Hágame caso,
el consejo es muy acertado.
Quiero, porque sería
verdaderamente injusto no mencionarlo, hacer especial hincapié en la extraordinaria colección de vinos que
ofrece su carta.
No me equivoco cuando escribo que a ese gran ramo de referencias se une su indiscutible
calidad. Para muestra el mejor de los botones: acercarse a la cava acristalada,
situada en uno de los laterales del restaurante.
Resulta, de verdad, muy placentero compartir esta
pasión con una agradable conversación en esta comarca de La Vera. Se debe a Pilar Arjona Sánchez, parte esencial de este
proyecto culinario.
Que alegría me da Sr. Narro, llevaba siguiéndole la pista a este fantástico Chef desde que dejo su impecable impronta en ese Tres Gabrieles de Cabezabellosa, y pese a ser hace ya años desconocía por completo donde había recaído, que delicia, excursión indispensable, estupendo post, saludos Cachuela
ResponderEliminarPor cierto, maravillosa mesa de tintos de la tierra.