En el cantón italiano de Ticino se sabe apreciar el buen vino. Aquí se elaboran actualmente extraordinarios caldos y, además, hay una gran cultura vitivinícola. Algo que se descubre, por citar algunos ejemplos en dos facetas: las numerosas y variadas vinaterías que se ven en las calles y las completas cartas de vinos de muchos de sus restaurantes.
Por estas tierras suizas donde se habla italiano, es muy reconocida la variedad Merlot, que está dando últimamente extraordinarios resultados, pudiéndose encontrar viñas a diferentes alturas.
El origen de la vid es de tiempos del imperio romano, aunque sólo a partir de la introducción de esta variedad de uva, a principios del pasado siglo, se empezaron a elaborar vinos de gran calidad, teniendo denominación de origen propia, y siendo muchos de ellos premiados en numerosos concursos y certámenes internacionales.
Es muy recomendable, de tener tiempo, visitar alguna de estas bodegas.
Una de ellas es “Fattoria Moncucchetto”, en Lugano, cuyo edificio fue diseñado por Mario Botta, uno de los grandes arquitectos del mundo y oriundo de estas tierras.
En esta preciosa, coqueta y original bodega tendremos la suerte de, además de degustar algunos de sus laureados vinos, comer en su restaurante.
Al frente de estos fogones se encuentra el afamado chef salmantino José de la Iglesia (distinguido en alguna ocasión con la preciada estrella Michelín). Él es, sin duda, una incuestionable referencia gastronómica en el mundo de la restauración suiza.
Tuve la fortuna comer allí y, posteriormente, charlar durante bastante tiempo. Todo un torrente de sabiduría culinaria que ha sabido darle a sus platos recuerdos españoles.
genial como siempre
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