Imaginen, por unos momentos, un majestuoso e interminable océano como incomparable panorámica y primera vista al levantarnos. Mientras, con el amanecer en su esplendor, los primeros rayos del sol parecen fusionarse con las aguas del Atlántico frente a nuestros ojos.
La sensación es compartida por muchos de los huéspedes desde el balcón de su habitación: estar en esos momentos en un lugar privilegiado del sur de la isla de Gran Canaria.
A pocos kilómetros de las dunas de Maspalomas (un inigualable espacio natural protegido y el mayor de los argumentos turísticos naturales de esta parte de la isla), en el área turística de Bahía Feliz, descubrimos este cuatro estrellas que lleva el prestigioso sello de la marca hotelera BlueBay (www.bluebayresorts.com). Su nombre: BlueBay Beach Club.
Esta gran cadena, propietaria de hoteles por diferentes partes del mundo, posee en este idílico paraje canario un alojamiento que, entre otras cosas, cuenta con más de ciento cincuenta amplios y luminosos apartamentos de diferentes tamaños totalmente equipados (incluyendo amplios balcones y terrazas con vistas al océano), una gran piscina en forma de laguna con una isla en su interior, varias instalaciones deportivas (gimnasio, zona de spa & wellness, etc.), servicio de masajes, aparcamiento, bar, restaurante y actividades de entretenimiento y animación para grandes y pequeños.
Bien podría ser, como lo fue mi caso, nuestro particular “campo base” para conocer algunos de los muchos encantos de Gran Canaria.
Hace pocos semanas estuve recorriendo estas preciosas tierras isleñas. Elegí este hotel como lugar de descanso y tranquilidad tras pasar varias jornadas recorriéndola de norte a sur y de este a oeste. Todo un acierto.
A pesar de haber estado en varias ocasiones en otras islas del archipiélago, era la primera vez que viajaba a Gran Canaria. Reconozco que me impresionó positivamente. Sin duda, superó con creces las altas expectativas que ya tenía.
Su capital (Las Palmas de Gran Canaria), el puerto de Moger, el roque Nublo, el parque natural de Tamadaba, el cenobio de Valerón, el pueblo de Firgas, las inmensas dunas de Maspalomas, la preciosa playa urbana de las Canteras o la localidad de Arucas son sólo un parte de la riqueza turística (natural, cultural y urbana) de Gran Canaria.
Aun así, me queda mucho por ver. Espero volver pronto.
Todas las mañanas, cuando (mapa en mano) repasaba los lugares que proyectaba conocer, tenía mi particular momento de pausa para, desde el balcón de mi habitación, dedicar unos minutos a ser testigo de ese magnífico espectáculo de la naturaleza como es ver salir al sol desde un horizonte dominado por el océano. Imposible empezar mejor el día.
Sin duda, momentos agradables que parecieran cargarme las pilas para la jornada que me esperaba.
Detalles y recuerdos que perduran a mi regreso en la memoria y que, ya en casa, evocan momentos difíciles de olvidar que gracias a esa incomparable ubicación fueron posibles.
Disfruté, y mucho, de mis escapadas por la isla, pero también de mi estancia en este cuatro estrellas, de su estupenda piscina, de su jardín y de la atención y amabilidad puesta por cuantas personas trabajan –un magnífico equipo multidisciplinar y políglota-. Consiguen, siempre con una sonrisa, hacer la estancia del huésped lo más cómoda y agradable.
Sin duda, por variados argumentos (entre ellos, una extraordinaria relación calidad/precio y su excelente emplazamiento) resulta una buena elección si deseamos pernoctar en el sur de la isla.
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