Debo reconocerlo. Tenía pocos conocimientos de esta localidad alentejana antes de mi reciente viaje a mediados de enero de 2013. Sólamente, en una ocasión, había pasado por aquí. Paré, hace ya más de un año, para tomar café, descansar y estirar un poco las piernas cuando me dirigía al cercano y precioso embalse de Montargil.
Sin embargo, Mora ha perdido su ancestral anonimato gracias a la inauguración, en los últimos años, de un moderno fluviario (www.fluviariomora.pt) que atrae a numerosos visitantes deseosos de conocer algo sobre la fauna de estos ríos.
Mora, a pesar de sus pequeñas dimensiones, es un localidad agradable para pasear. Tranquila, hospitalaria y, como casi todos los pueblos alentejanos, de un blanco reluciente.
Quería conocer un alojamiento llamado Solar dos Lilases. Apenas me separan 140 kilómetros de Badajoz y la carretera es francamente cómoda. Además, me permitirá parar en la localidad de Pavia, donde al parecer se encuentra uno de los dólmenes ("Anta", en portugués) de mayores dimensiones de la península ibérica, considerado Monumento Nacional en Portugal.
Me resultaba curioso el nombre del hotel. Nunca lo había oído. Su director, Jaime Pires, comenta que se debe al color lila que "empapela" la entrada de esta casa/palacete cuando, en primavera, florecen los árboles allí situados. Bonita anécdota. Tengo que volver a mediados de mayo para verlo personalmente. Las fotos que me enseñaron son impactantes.
Tiene 16 amplias habitaciones; todas diferentes. Cada una decorada de una forma. Modernas, con sabor rústico, decimonónicas, con frescos en paredes y techos...
Algunas con soberbios doseles sobre las camas. Este número, ni muy grande ni muy pequeño, permite una atención personalizada. Un trato cercano con esta familia propietaria del hotel.
No puede dejar de hacerse este viajero una pregunta cuando entra en Solar dos Lilases. ¿Qué era antes esta gran casa?.
La historia es francamente bonita. Se trataba de la mansión de una de las familias más poderosas del Alentejo que fue comprada hace ya unos años por sus actuales propietarios, salvándola del alarmante deterioro que estaba sufriendo. Como curiosidad, aún pueden verse, en los pasilllos del hotel, las fotografías de sus antiguos dueños y familiares.
Lo importante es que han logrado mantener y conservar el sabor de la antigua casa. Se han restaurado los frescos del salón y el mobiliario es acorde a la época de su construcción. Incluso, como dato anecdótico, las pinturas de paredes y techos fueron recuperadas por una artista rusa, venida expresamente desde esas tierras eslavas, que, según me explicaba Jaime, durante tres meses estuvo trabajando incesantemente en el interior de Solar dos Lilases. Una empresa de tal calibre exigía este esfuerzo. Había que buscar una especialista contrastada que diera nuevamente vida a estas obras de arte algo deterioradas por el paso de tiempo y las inclemencias meterorológicas.
Es un lugar francamente recomendable. Sin ruidos, habitaciones espaciosas, piscina, solarium, wifi, sala para juegos, amplio salón para celebrar todo tipo de eventos y todo aquello que se precisa para descansar. Existen, por ejemplo, acuerdos del hotel para visitar el fluviario, recorrer y conocer las huellas megalíticas de estas tierras, salir de pesca, pasear a caballo, hacer rutas en bicicleta o, simplemente, disfrutar de un tranquilo paseo en un paisaje ciertamente privilegiado.
Para los amantes de la pesca quiero recordarles que en el año 2012 se celebró aquí, en el río Raia (en Cabeçao, a pocos kilómetros de Mora) el "Campeonato Mundial de Pesca en Agua Dulce", siendo la Federación Portuguesa de Pesca deportiva la encargada de la organización de este importante certamen.
Me gustó también su restaurante. Comida alentejana tal y como la imaginamos. Pulpo "a lagareira", sopa de cazón, migas de espárragos trigueros (muy típicas en Mora), "costeletas" de cerdo ibérico, "lagarto" de cerdo ibérico, quesos de la tierra, cordero, arroz doce, sericaia con ameixas, etc., etc.
Buena presentación, buenos productos y una fantástico entorno. Una gran ventanal acristalado de más de diez metros permite, mientras saboreamos las viandas que nos ofrece el chef, disfrutar de una magníficas vistas de este campo que funde en el horizonte las centenarias dehesas de alcornoques y el moderno el regadío. Quiero recalcar que de estas tierras brotan productos tan dispares como bellotas, tomates o brócolis.
Incluso es uno de los territorios con mayor densidad de alcornoques y donde se extrae uno de los mejores corchos del mundo.
Así pues, Mora tiene mucho que ver. Tuve, incluso, el privilegio de comprobar, gracias a la amabilidad de Jaime Pires, algunos de los argumentos turísticos existentes en esta zona del norte del Alentejo. Fotografié menhires, visité la cercana aldea de Brotas (gran centro de peregrinación cristiana en el país prácticamente desconocido para la mayoría de los españoles), recorrí las instalaciones del fluviario y degusté un fantástico vino en una bodega artesanal.
Un amplio abanico de posibilidades que oferta el simple hecho de dormir en Solar dos Lilases. No te lo pierdas. Si tienes la idea viajar a Portugal, te aconsejo esta localidad y este alojamiento. Te gustará.
ME HA ENCANTADO.
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