En
mi reciente viaje por Suiza tenía en la agenda subir al glaciar de Tiflis. Reconozco
que inicialmente no sabía situarlo con precisión. En todo caso, es tan
imborrable el recuerdo de esta escapada que perdurarán por muchos años en mi
memoria las vistas que desde lo alto se pueden
admirar.
Varios teleféricos, el último con cabina giratoria (llamado
Titlis-Rotair), nos
llevan hasta la cima. Existen una serie de estaciones intermedias hasta
conseguir llegar a la estación de montaña Klein-Titlis, situada 3.020 metros de altura.
Dos curiosidades de reseñar.
1)Titlis-Rotair es el primer teleférico giratorio del mundo.
2) El
telesilla «Ice
Flyer», te lleva “flotando” por encima del glaciar.
A pesar de la altura hay, que
decir que es un lugar concurrido. Naturalmente, siempre que el tiempo acompañe.
Un restaurante, un gran mirador, una amplia terraza donde sentarse y la
inmejorable visión de cuanto nos circunda (Berna Oberland, los Alpes de Uri,
el valle de Melch en Oberwalden , etc). Poco más puede pedir el viajero.
Tras tomar un refrigerio, ver
la típica tienda de souvenirs (aquí, dicen, está la tienda de relojes más alta
del mundo) y hacer las clásicas fotos que inmortalizan nuestra estancia en este paraíso natural, lo mejor es
dar un pequeño paseo, obviamente corto, para acercarnos a una zona habilitada
para tirarse, grandes y pequeños, en trineos y soportes de plásticos. Apenas
tiene 100 metros de largo, pero hace las delicias de todos los asistentes. Además, el regreso no es problemático; una escalera mecánica nos transporta
nuevamente a la cima.
Ni que decir tiene que es preciso llevar
cierta ropa de abrigo porque a estas alturas el frío hace presencia
rápidamente. Es también muy aconsejable llevar protector solar, gorro y gafas de
sol.
Dicen los habituales del lugar
que se nota cómo el glaciar va decreciendo. Los de mayor edad recuerdan que
durante su infancia había zonas donde llegaba este gran "brazo helado“.
Algo realmente novedoso, al menos para mí, fue pasear, a través de un pasillo de más de trescientos metros de longitud, dentro
del glaciar. No exagero. Es como conocer las entrañas, el corazón de este
coloso helado. Seguro que esta curiosidad se podrá experimentar en otros
lugares del planeta, pero es la primera vez que lo veo y, como todos los
turistas que hasta allí subimos, no iba a desperdiciar la oportunidad. Es una bonita
experiencia. A veces, me recordaba a esos bares de hielo que puedes visitar en
algunos países nórdicos. En todo caso, impresiona el volumen de hielo
existente sobre nuestras cabezas, la extensión de esta "lengua helada“ y el
hecho de sentir algo diferente.
Tenemos de Suiza una imagen,
quizás demasiado estereotipada, de lagos de montañas, estaciones de esquí, glaciares y valles
verdes. Subir en estos teleféricos es confirmar la verdad de estas instantáneas tan generalizadas. Pero Suiza, simplemente dejo este apunte, es más, mucho más.
Durante el transcurso de este recorrido aéreo hasta la cima sobrepasaremos bosques, verdes prados con vacas pastando, tuvimos una inmejorable visión del valle y estuvimos acompañados en todo momento por
las montañas que parecían custodiar nuestro trayecto.
Simplemente, os pudo decir que me
encantó; que no dudaría en repetir. Afortunadamente, el día, a pesar de sus dubitativos nubosos inicios, aclaró pronto permitiendo fotografiar la grandeza de
esta naturaleza desorbitante, sobrecogedora y verdaderamente abrumadora. Los típicos paisajes alpinos.
Datos útiles:
Web: http://www.titlis.ch/index.php?lang=es Recordar, finalmente, que este envidiable espacio natural permite actividades al
aire libre, de la más diversa índole, tanto en invierno como en verano.
Un consejo: Estamos muy cerca de Lucerna. Sería casi imperdonable, de tener tiempo, no acercarse.
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