Kuala Lumpur, conocida
como “KL” por los malayos, es la capital
federal de Malasia. Se encuentra situada
en el sudoeste de la península de Malaca y su nombre significa encuentro de dos
ríos, haciendo alusión al Gombok y al Kelang.
Puede
decirse que a día de hoy, gracias al desarrollo económico que disfruta el país,
es una de las ciudades más apasionantes de Asia. Su continuo crecimiento y
la voracidad constructora hacen que aquí se levanten algunos de los rascacielos más
altos del mundo.
No en vano, su más famoso icono y edificio más representativo
lo constituyen las famosísimas “torres Petronas” o “Twin Towers”.
Aunque oficialmente Kuala Lumpur es la
capital de Malasia muchos de los organismos oficiales se han trasladado a
una ciudad llamada Putrajaya, cuya visita es también muy recomendable.
Aquí, en
Putrajaya, se pueden ver modernos edificios, como la gran mezquita o las oficinas del primer ministro. En esta
urbe se sitúan también las sedes de los ministerios. Una nueva ciudad construida “a lo
grande” que, para hacerse el lector una idea, podría afirmar que Putrajaya es a
Malasia lo que Brasilia es a Brasil.
Volviendo a Kuala Lumpur, muchos son los lugares que debemos conocer. Quizás el mejor sitio para empezar sea Merdeka
Square o plaza de la
Independencia , donde ondea, sobre un inmenso mástil, la
bandera de Malasia. Como curiosidad, recordar que el nombre oficial de este Estado
federal (que comprende la península de Malaca, en la zona continental, y el
norte de la isla de Borneo, a excepción del sultanato de Brunei) es Malaysia.
La estampa más célebre, como dije anteriormente, de K.L.
son las conocidas torres Petronas (las torres gemelas más altas del
mundo). Las magnitudes de este edificio
son abrumadoras. 88 pisos, 452
metros de altura y un pequeño pasillo central que une
las dos torres, al que puede acceder el público, situado en el piso 41.
Un edificio terminado de construir en 1998 que, de ser posible, conviene visitar. Advertir, no obstante, que las visitas son limitadas y el aforo de personas que pueden acceder diariamente hasta este pasillo se acaba pronto (especialmente, porque acuden muchos escolares) por lo que es conveniente hacer una reserva con antelación.
Un edificio terminado de construir en 1998 que, de ser posible, conviene visitar. Advertir, no obstante, que las visitas son limitadas y el aforo de personas que pueden acceder diariamente hasta este pasillo se acaba pronto (especialmente, porque acuden muchos escolares) por lo que es conveniente hacer una reserva con antelación.
A sus pies se encuentra un ultramoderno complejo de negocios
(KLCC –Kuala Lumpur City Center-), una mezquita, un parque y los modernos rascacielos que nos rodean.
El otro gran edificio
en altura, que se erige de manera también sobresaliente (421 metros de altura),
es la torre de comunicaciones de Kuala Lumpur –KL Tower-.
Un rapidísimo ascensor nos llevará hasta un mirador desde que se puede ver
prácticamente toda la ciudad.
Kuala Lumpur permite disfrutar y ver casi de todo. Desde
la impresionante Mezquita Jamek al Palacio del Sultán Abdul Samal, desde la
antigua estación de ferrocarril al Palacio Real, desde la Mezquita Nacional
a alguno de sus Memoriales, desde los Jardines del Lago al Monumento Nacional a
los Caídos (Tugu Negara).
Las diferencias arquitectónicas son tan grandes que
podemos estar, en no mucho tiempo, en lugares tan diferentes como pueden ser el barrio Chino (en la calle
Petaling) o en el Club Británico del Royal Selangor.
Una multiculturalidad que aflora también en
lo gastronómico. Por esta razón, hay restaurantes de todos los tipos y
posibilidades. La comida malaya es especialmente picante. Hay también muchos restaurantes hindúes, chinos y europeos.
Una característica de
la ciudad es su diversidad. Lo apreciamos en los monumentos, en la comida, en las
costumbres de quienes allí viven y en las diferentes religiones que se
profesan. En Malaysia el Islam es la religión oficial, pero hay
también otros cultos. Veremos, en nuestro recorrido, templos chinos, iglesias
cristianas, mezquitas o templos hindúes. Esta diversidad se aprecia más, quizás, en otras ciudades como Malaca.
Las compras son también un gran atractivo de
KL. En lugares como "China Town" encontraremos de todo a precios muy baratos. No debemos perdernos el mercado
central (Central Market).
Conviene no olvidar que en Malasia se conduce
por la izquierda por lo que alquilar un coche es incómodo, tanto por la
dificultad que ello implica como por el caótico tráfico.
Los
taxis no son muy caros. Aunque son recomendables y seguros, lo más cómodo es utilizar, al ser rápido y barato, un monocarril que nos
llevará a muchos de los lugares más visitados. El problema es que va siempre muy
lleno.
Por cierto, la cantidad de motos en las calles es tremenda.
La humedad es muy alta y siempre es bueno llevar ropas cómodas,
transpirables y calzado adecuado. El agua siempre debemos beberla embotellada.
Aunque es también una ciudad que cuenta con
varios y buenos museos, como el Museo Nacional o el Museo Islámico, su visita la
recomendaría en caso de que nos sobrara tiempo. Es preferible saborear la
ciudad y patearla por nuestra cuenta.
La moneda nacional es el ringgit o RM. No
tendremos problemas en cambiar nuestros euros. El cambio actual ronda los 4,50
ringgit por un euro.
Muy cerca de KL se encuentran las Cuevas de
Batu. Hay excursiones opcionales que nos llevan allí. De sobrarnos tiempo su
visita es muy aconsejable.
Kuala Lumpur es una urbe que apasionará al
viajero. Ultramoderna y, a la vez, con raíces históricas. Multicultural y diversa. Una ciudad en
constante transformación, que da la sensación de encontrarse, en algunos barrios, en construcción.
Valgan estos párrafos para una aproximación a esta ciudad, repleta de contrastes y contradicciones, que tanto me gusta y que es la puerta de entrada a una país apasionante: Malasia.
Fantástico ese reportaje, ¿cuándo estuviste? Es un lugar fantástico. Yo estuve hace unos años y nos dieron una cena en el piso, creo recordar, 44. Tengo unos gratos recuerdos de aquel viaje.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias. Es un país fantástico. Un saludo.
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