En la Costa Brava, provincia de Gerona (Alto Ampurdán), rodeado de un espacio natural idílico, descubrimos esta localidad marinera, turística y hospitalaria llamada Roses.
Roses es polifacética, acogedora
y cosmopolita. Puedes bañarte en las aguas del Mediterráneo, tomar el sol en la
playa, disfrutar de los deportes náuticos, degustar su gastronomía, conocer su
variada oferta de entretenimiento, pasear y conocer la historia de sus
fortificaciones o practicar senderismo por el parque natural del cabo de Creus,
por citar algunos ejemplos de actividades por las que se puede decantar el
viajero. En definitiva, no solo sol y playa. Es mucho más.
Era la primera vez que visitaba
este pueblo gerundense. Lo primero que
hice, como en otras localidades con mar, fue dar un paseo al amanecer por su
playa. Dicen los especialistas que esta actividad produce numerosos efectos
positivos en el cuerpo, tanto a nivel físico como psicológico (mejora la
circulación, beneficios cardiovasculares, aumenta la autoestima, fortalece
articulaciones, ...).
No podía dejar pasar la ocasión de tener mi primer
encuentro con esta parte del Mediterráneo con tan sugerente itinerario
mañanero. La experiencia mereció la pena. Si a ello le unimos el hacerlo en un
entorno tan singular, las sensaciones positivas obviamente se multiplicaron. Muy
recomendable. Quizás, la mejor batería para recargar las pilas del día a día.
Me esperaba una intensa jornada para conocer Roses y sus alrededores. No quería
perderme nada.
El Mediterráneo
El Mediterráneo
Bañada por las aguas del
histórico Mediterráneo, este mar fue la gran vía para la llegada de muchas
civilizaciones a lo largo de siglos a estas tierras. Todas ellas, en mayor o
menor medida, dejaron su impronta y su influencia.
Una bahía de ensueño
Dicen, con razón, que la bahía de
Roses en una de las más bonitas del mundo. Kilómetros de playas, calas, bosques
de pinos, acantilados, salientes, humedales y canales, además de unos
extraordinarios recursos turísticos, culturales y paisajísticos son motivos
sobrados para tener esta consideración.
Estos incuestionables argumentos han conseguido un merecido reconocimiento de mayor altura;
desde el 2011 es parte del selecto club de las “Bahías más bellas del mundo”,
galardón avalado por la UNESCO.
La Ciudadela
Se trata de uno de los iconos
turísticos y culturales. Es un pedazo de historia envuelto entre murallas.
Vestigios que van desde los griegos y los romanos
a épocas más recientes. Un recinto fortificado, declarado Bien de Interés
Cultural en 1961, donde las piedras parecen hablar. Un verdadero regalo para el
visitante.
Castillo de la Trinidad
Fue erigido, con forma de
estrella, en el siglo XVI para proteger y defender la entrada al puerto de
Roses. No hace muchos años fue objeto de una excelente labor de
restauración. Con seguridad, algunas de las mejores fotografías de la bahía se obtienen
desde el gran balcón/terraza de este castillo.
Mandado construir en tiempos del
emperador Carlos I, por su ubicación, por su construcción, por su diseño y por sus
gruesos muros podemos decir que tiene aires de inexpugnable. Una infranqueable
defensa arquitectónica ante cualquier peligro que vinera del mar, abierta ahora
al público.
Seguro que será una experiencia
que el lector quiera probar y no olvidará. El túnel del viento de Empuriabrava,
como dice su publicidad, “regala emociones por un tubo”. Windoor Empuriabrava
ofrece sensaciones únicas difícilmente repetibles que harán las delicias de
grandes y pequeños (www.windoor-realfly.com)
El laboratorio de un genio
apellidado Adriá
Decir “El Bulli” o mentar al
celebérrimo cocinero Ferrán Adriá es hablar de un templo y un genio de la
gastronomía. Este restaurante, situado a pocos kilómetros de Roses, en la cala
Montjoi, ha sido considerado durante años el mejor del mundo.
Esfuerzo, mucho arrojo, creatividad,
originalidad, innovación y bastante valentía han sido algunos de los
ingredientes para que entre esas paredes naciera una revolución en el mundo de
la gastronomía que aún perdura y en la que muchos chefs se inspiran. Todo un referente.
“Suquet de peix de Roses”.
La sencillez de unos ingredientes
que se combinan para crear un plato sobresaliente. Es algo más que un pescado
recién sacado del mar con patatas. Buenos ingredientes, el tiempo exacto de
cocción y el aliño perfecto son básicos para el éxito final. Y es que todos estos elementos unidos logran
que una elaboración tradicional de los pescadores sea ahora uno de los "platos
estrella" en los restaurantes de estas tierras.
Datos Útiles:
¿Dónde alojarnos?. Hotel Terraza
(www.hotelterraza.com). Un magnífico cuatro estrellas situado en el paseo marítimo.
¿Cómo llegar?: Roses está bien
comunicado. Desde Madrid hay AVE a Figueres, localidad cercana.
Indicar, por último, que el 3 de mayo de 2019, escribí en el diario español LA RAZÓN sobre este ciudad gerundense.
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