jueves, 27 de diciembre de 2018

La gran plaza de Isfahán, una de las mayores del mundo



    Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1979, me aseguran que es la plaza más bella de Irán. No les falta razón. 
    De dimensiones descomunales, una de las mayores del mundo (más de medio kilómetro de longitud), es un rectángulo urbano donde fluye la vida de esta preciosa ciudad iraní. 


    Niños en bicicleta, un grupo de estudiantes paseando, una familia que se acerca para hacerse fotos en el estanque central, amigas que van de compras por el gran bazar que rodea la plaza, unos turistas en calesa,  ….  En fin, el corazón de la ciudad en estado puro.


    Se trata de un conjunto arquitectónico tremendamente homogéneo. Una uniformidad que impacta al visitante, a pesar de su grandiosidad, que sólo se ve alterada en sus cuatro puntos cardinales por la gran puerta de entrada (Qaisarieh), por el palacio Ali Qapu (con esa gran terraza con columnas que es, posiblemente, el lugar donde obtener las mejores instantáneas de la plaza), por la gran mezquita del Shah (con sus dos grandes minaretes a la entrada que alcanzan los 42 metros de altura y que, sin embargo, no están centrados respecto a los dos minaretes interiores) y por la mezquita de Loffollah (insigne obra de la arquitectura islámica persa, con una espectacular cúpula multicolor donde predomina el azul turquesa). Todas ellas, visitas imprescindibles. 



     Es una sensación positivamente envolvente la que experimenta el turista que por primera vez pisa esta gran plaza. 
    Hay cierto magnetismo en el entorno. El mismo que debieron sentir los comerciantes que hace siglos llegaban hasta aquí con sus mercancías tras duras travesías por el desierto. Un lugar, en su momento, de descanso, de paz y de seguridad ante trayectos que implicaban tantos riesgos.


                 
    Mires donde mires, el viajero se queda boquiabierto, cámara en mano,  dispuesto a inmortalizar cualquier escena. Estamos en medio de la plaza Naqsh -e Yahán, también conocida como la Plaza del Imam.  Tan bonita de día como de noche.




    Una recomendación imprescindible es ir de compras por el bazar. Una sucesión interminable de soportales perfectamente surtidos y paraíso para los amantes de las compras. Bolsos, zapatos, manteles, pañuelos, artículos de artesanía, orfebrería, joyería, pulseras, azafrán, diferentes especias y condimentos, etc., etc. a precios francamente baratos.

                  
     No se extrañen si, mientras pasean por este gran recinto urbano de casi 90.000 metros cuadrados de extensión, algunas personas se acercan para decirles con una sonrisa “Welcome to Iran” (Bienvenidos a Irán)
     Un ejemplo, de los muchos que apreciarán, de la amabilidad de las gentes de este precioso país.



            
    Tenía muchas ilusiones puestas en esta ciudad. Se han cumplido con creces. Una visita a Isfahán se lleva siempre en el recuerdo.




Datos útiles:
¿Cómo llegar?: www.qatarairways.com En esta web encontrarán vuelos a diferentes ciudades iraníes con escalas en Doha.
Moneda: Rial Inarí. En estos momentos, el cambio fluctúa bastante respecto al dólar y al euro. Conviene cambiar poco a poco –mejor en casas de cambio que hoteles o aeropuertos- y llevar billetes de pequeño valor para facilitar el cambio.
Documentación obligatoria: Visado
Web:  Irán Doostan Tours  (www.irandoostan.com)     




    Por último, indicar que este reportaje se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 18 de enero de 2019. Os dejo el link:

























































































































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