viernes, 26 de abril de 2013

El impresionante cementerio americano de Colleville-sur-Mer

          
     El día 6 de junio de 1944 es una fecha que quedará marcada para siempre en la historia de la Humanidad. El desembarco de cerca de 135.000 soldados y más de 20.000 vehículos en las playas de Normandía supuso un “hito” militar decisivo para el desenlace final de la Segunda Guerra Mundial en el viejo continente.




     A partir de esa fecha, las tropas aliadas, batalla tras batalla, fueron ganando a lo largo de unos durísimos meses territorio hasta llegar al centro de la Alemania nazi


    
Poder visitar y conocer “in situ” los lugares donde se desarrolló este masivo desembarco no deja de ser un privilegio para cualquier viajero.

             
    En mi opinión, es muy recomendable ir asistido por algún guía que nos vaya explicando lo que vamos visitando. Detalles sobre por qué se eligió ese día, las playas donde se decidió actuar, las tropas y nacionalidades de todos los contingentes, aspectos tácticos, defensas alemanas a lo largo de la costa, divisiones que participaron, etc. son interesantes datos que no deben pasar desapercibidos para quienes desean adentrarse en lo que fueron estos días históricos.
    No es descabellado afirmar que esta parte de Normandía es un gran museo al aire de lo que ocurrió en 1944. Todo ello reforzado, para mayor conocimiento, con la existencia de museos, memoriales, centros de interpretación, monumentos y esculturas a lo largo de toda esta región francesa.
   Unos 100.000 soldados (40.000 aliados y 60.000 alemanes) murieron en Normandía durante el verano de 1944. Aunque algunos fueron repatriados, especialmente norteamericanos, la mayoría de ellos se enterraron aquí, en un total de 27 cementerios: 16 británicos, 2 canadienses, 2 americanos, 1 polaco, 1 francés y 5 alemanes.





     Durante mi periplo normando tuve la posibilidad de visitar uno de ellos: el cementerio americano situado en Colleville-Sur-Mer, entre las localidades de Arromanches y Grandcamp

 

        
    Imposible recorrerlo sin que afloren los sentimientos más nobles de las personas. Sobre la playa de Omaha, casi 4.000 tumbas perfectamente alineadas conforman un espacio para recordar el sacrificio de estos hombres que dieron su vida para liberar Europa del yugo nazi.




    Un bosque casi interminable de cruces blancas -entre las que advierto algunas estrellas de David- con grabaciones de los nombres de los fallecidos, un monumento conmemorativo, una capilla y cuidados jardines son un merecido homenaje que las generaciones futuras hacen a estos miles de soldados
    Aquí, por ejemplo, se encuentran enterrados tres medallas de honor (máxima condecoración de las Fuerzas Armadas estadounidenses), uno de ellos es un hijo del presidente Roosevelt.


    Como puede apreciarse, la totalidad de las fotografías de este post hacen referencia a este campo santo.
    Uno piensa en la cantidad de vidas sesgadas por la guerra, de historias truncadas, en su mayoría anónimas. Miles de viudas, huérfanos, madres que quedaron sin consuelo, etc. están detrás de esas cruces.

          
    Seguramente habréis visto la película “Salvad al soldado Bryan”, dirigida por Steven Spielberg. Está basada en la historia de los hermanos Niland. Pues bien, dos de ellos (Preston y Robert) tienen su lápida en este cementerio. 



    Emotiva es también la inscripción que se encuentra en las cruces de los soldados desconocidos. Dice así: “Aquí descansa en honrosa gloria un compañero de armas a quien sólo Dios conoce”.

             
    He escrito muchas veces, también en este blog, que una imagen vale más que mil palabras. La expresividad de estas fotografías son suficientes para no necesitar redactar párrafos adicionales.
    Te invito desde aquí a conocer Normandía. Una región de Francia que me ha cautivado. Más allá de esa vertiente militar (que, sin duda, hay que conocer) descubriremos playas casi infinitas, preciosas ciudades como Caen, Rouen o Bayeux, fortalezas y castillos medievales, parques naturales, catedrales, abadías y un sinfín de posibilidades gastronómicas.
    Sé que me quedo en el tintero la “joya de la corona turística normanda”: Mont San Michel. Declarada en 1979 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los lugares más visitados de Normandía. Parece lógico que este blog le dedique un reportaje exclusivo.

 




    ¿Cómo llegar?: Air France (www.airfrance.es) vuela varias veces al día desde diferentes capitales españolas a Paris. Apenas dos horas de autopista separan la capital francesa de Normandía.

  

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