Viajar abre la mente y permite admirar
monumentos, costumbres, eventos y aspectos, a veces, desconocidos en nuestra
tierra.
Sin embargo, también es
importante valorar y dar a conocer lo bueno que tenemos en el lugar donde
vivimos.
En este caso, quiero destacar,
aunque sé que han sido muchos los medios de comunicación que se han hecho eco
de esta ya consolidada iniciativa, un magnífico proyecto solidario donde la
vertiente gastronómica es esencial.
Me estoy refiriendo a las “Migas Extremeñas
Solidarias”, que este año aglutinó a multitud de personas el sábado 1 de
febrero.
Se celebra anualmente en la
ciudad de Badajoz, en la céntrica plaza de San Francisco, con el objetivo de
recaudar fondos para el Banco de Alimentos de la ciudad.
Ya van doce ediciones, con la del
2025, y lo han vuelto a conseguir. Se han superado con creces los ocho mil
euros de recaudación (todo un récord) gracias a las innumerables raciones
vendidas al módico precio de tres euros (plato migas, con su correspondiente
lasca de jamón, y bebida -café, zumo o leche-, incluidos).
Miles de conciudadanos (el motivo
lo exigía) no han faltado a esta deseada cita. Una mañana festiva y familiar, degustando
un plato típicamente extremeño, que se ha convertido en un encuentro
gastronómico y de confraternización ineludible en la agenda de eventos en la
ciudad de Badajoz.
Todo ello, amenizado con música y diversas actuaciones (grupo de percusión “Batalá Badajoz”, escuela de flamenco Rocío Guisado, varios cantantes y un caricaturista) que hicieron también las delicias del público asistente en un escenario urbano tan emblemático como esta plaza, centro neurálgico de Badajoz.
Todo un éxito de participación que no hace más que ratificar que los vecinos de Badajoz están presentes, acompañan, ayudan y responden cuando se les necesita para eventos solidarios de esta naturaleza.
Desde estos renglones no cabe más
que felicitar y admirar el trabajo realizado por un formidable equipo de
voluntarios, capitaneados por el chef Javier García (cocinero jefe del
restaurante Lugaris). Lo han vuelto a conseguir.
Un agradecimiento extensivo no sólo
a los organizadores, sino también al grupo de empresas y colectivos que han aportado
su granito de arena donando productos, su tiempo y numerosos regalos que posteriormente se
sortearon.
No me equivoco al afirmar que “Migas
Extremeñas Solidarias” es un llamamiento a la ciudadanía pacense, siempre
correspondido, para colaborar con un proyecto de gran importancia a través del
paladar y teniendo como pretexto uno de los platos más emblemáticos y tradicionales
de nuestra región.
En cierta forma, es también una
brillante manera de visualizar y defender la gastronomía autóctona
reivindicando cómo con ingredientes “básicos y humildes” (pan, aceite, ajo) se
puede llegar a una elaboración excelsa.
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