viernes, 29 de agosto de 2025

“The Green House Alentejo”, sinónimo de descanso y tranquilidad.


    En el pueblo de Vila Nova de Baronia, a pocos kilómetros de la localidad de Alvito, en el sur del Alentejo, descubrimos un pequeño tesoro, en forma de alojamiento de lujo, llamado “The Green House Alentejo” (www.greenhousealentejo.com).



    Seis habitaciones (no se precisan más si se quiere mantener esa sensación de placentero descanso) ofrecen al huésped un remanso de tranquilidad y paz.



    Aquí el silencio que se respira apenas es roto por las campanadas de la cercana e imponente iglesia matriz o por el agradable trinar de los pájaros que, al amanecer, parecen darnos los buenos días.



    Turismo rural con mayúsculas donde los detalles importan y mucho.

  Lo que inicialmente fue una casa familiar, con los años y tras una extraordinaria remodelación, se convirtió en este exclusivo retiro donde olvidarse por unos días de las prisas y el estrés.



    Una propuesta rural de altísima calidad, referente en el entorno cercano a pesar de sus pocos años de vida.



    Saben, y mucho, del arte de la hospitalidad tratando de brindar una experiencia inolvidable, y acogedora, a quienes elijan estos muros (que preservan su alma alentejana) para pernoctar.



    Imposible no quedarse ensimismado, nada más entrar al patio central junto al cual se distribuyen las habitaciones, con su espectacular piscina.




    Cubierta en una parte por una terraza solárium, mantiene ese aire rústico gracias a una pequeña fuente que, con el relajante sonido de su incesante chorro de agua, acompaña nuestro baño.



    Esta piscina de llamativo color azul, a la vez que forma parte de este lienzo de colores, contrasta agradablemente con la armonía del blanco y verde predominante de toda la casa.



    Si uno de los epicentros de “The Green House Alentejo” es la piscina, no hay duda que el otro es su gran huerta ecológica, que surte a la cocina de verduras, vegetales y frutas permitiendo al comensal apreciar esa relación directa con algunos de los productos que come.



    En medio de ambos descubrimos el bar (ideal para refrescarnos con alguna bebida mientras pasamos la tarde zambulléndonos en la piscina) y una coqueta terraza contigua donde se sirven, si el tiempo acompaña, todas las comidas del día.



    Aquí no existe el concepto de masificación. Estamos en las antípodas del turismo masivo e invasivo, brindándose, gracias a sus pequeñas dimensiones, un trato personal y cercano, propio de la exclusividad de un alojamiento único. Todo un privilegio que se agradece.



    Sus seis modernas habitaciones, cuidadosamente decoradas integrando algunos muebles “vintage”, reflejan en sí mismas el interés de la propiedad por mimar al huésped para que sienta que su estancia es especial.




    Amenities de primera calidad, un espacioso baño (con bañera de diseño, además de ducha), comodísima cama tipo king size, parte del techo es retráctil gracias a un mando a distancia (lo que indudablemente le da unos aires románticos), una pequeña cocina empotrada, nevera con todo tipo de bebidas y una terraza privada son algunas de los propuestas para el descanso en estos dormitorios.




    El omnipresente color verde, que justifica su nombre, lo veremos en todas las estancias.




    Plantas, elementos decorativos exteriores (ventanas, puertas, sillas, escaleras, manteles y letreros) e interiores (muebles, cojines o espejos) conforman parte de su identidad, alrededor de esta tonalidad, a la que se une el verdor de su exuberante huerta.





    No quiero olvidar mencionar dos importantes vertientes que son parte esencial de este alojamiento.



    Por un lado, el mimo, la profesionalidad (atentos al más mínimo detalle) y hospitalidad mostrada por todo el equipo que aquí trabaja para que el huésped se sienta a gusto y satisfecho de la elección tomada. Por otro, el cuidado y la dedicación puesta en la vertiente gastronómica.



    A primera hora del día nos espera un magnífico desayuno con el que coger fuerzas.



    Si me permiten un consejo, puedo asegurarles que los “ovos meditarrâneos”, con un ligero toque picante, son un manjar irresistible.



    Cenar en un escenario tan especial, mientras el sol se recoge en el horizonte, es una experiencia sin igual a la que unirle lo más importante en temas culinarios: un producto de primera perfectamente cocinado, presentado y servido.





    “The Green House Alentejo” es también una declaración en favor de una filosofía de vida propia de esta región portuguesa. Una apuesta por lo rústico, por lo genuino, por la cercanía personal, por una vida tranquila, sin agobios y sin sobresaltos.



    Su exclusividad no ha pasado desapercibida. Tanto que Conde Nast Johansen (www.johansens.com), indiscutible referente en el mundo del turismo, lo incluye dentro de sus “Luxury Hotels 2025”.



     Es bueno también saber dónde estamos. En pleno “Baixo Alentejo”. Muy cerca de Alvito y próximos a localidades como Beja, Vidiguiera o Évora (ciudad declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1986 y una de las joyas arquitectónicas de Portugal). Visitas que, de tener tiempo, siempre son recomendables.



    Tras todo lo escrito, es fácil entender el título de estos párrafos: “sinónimo de descanso y tranquilidad”.


    

    Acabo este post recordando que estos párrafos se publicaron en la web del diario español LA RAZÓN el 24 de agosto de 2025.

“The Green House Alentejo”, sinónimo de descanso y tranquilidad





viernes, 22 de agosto de 2025

"Bonança", una tentadora propuesta junto al Monumento a los Descubrimientos

    

    Cualquier viajero que conozca el universo gastronómico lisboeta se da cuenta de la inmensa y sorprendente variedad, en los más diversos ámbitos, de su oferta culinaria.



   Numerosos restaurantes, a cada cual mejor, van inaugurándose y enriqueciendo aún más la inabarcable propuesta culinaria de la capital portuguesa.



    Entre estos pequeños/grandes templos, con pocos meses de vida y localizado en un espacio emblemático de la ciudad, se encuentra “Bonança” (www.bonanca.pt), cuyo nombre es un alegato y una reivindicación en favor de ese gloriosos pasado de grandes marinos y descubridores portugueses a lo largo de siglos con figuras tan relevantes como Vasco de Gama, Pedro Álvares Cabral, João Gonçalves Zarco, Lopo Gonçalvez  o "Enrique" el Navegante. 



    Aquí parecen ensamblarse a las mil maravillas elementos que, como buen puzle, encajan perfectamente. 

   Me refiero a un insuperable emplazamiento (con el Monumento a los Descubrimientos como telón de fondo de nuestras miradas), unos magníficos fogones y la historia de un edificio que causará sensación.



    La síntesis de este restaurante se puede acotar en pocas palabras: “una extraordinaria materia prima, perfectamente cocinada y presentada, servida en un ambiente sin igual”.

   Estamos, como escribí antes, junto al “Padrão dos Descobrimentos” (Monumento a los Descubrimientos), lugar emblemático y visita obligada de cualquier viajero. Una zona de Lisboa que tiene también cerca icónicos reclamos como la Torre de Belem, el Monasterio de los Jerónimos, el Palacio del Presidente de la República, el Jardín de la plaza del Imperio o el Monumento a los Combatientes de Ultramar.    




    A pocos metros de un espacio tan singular se encuentra la Associação Naval de Lisboa”, la más antigua de la península ibérica (fundada en 1856) y una de las más veteranas de Europa. Su actual ubicación se debe a la Exposición Mundial Portuguesa de 1940.



    Este edificio, a orillas de la desembocadura del río Tajo en la inmensidad del océano Atlántico, es el escenario perfecto para inaugurar “Bonança”



    Con varios espacios perfectamente diferenciados, incluida una agradable y luminosa terraza en la planta baja, descubrimos un interior con distintos ambientes. 

    En total, cerca de doscientos asientos listos para recibir con las manos abiertas al más exigente de los comensales. 



    Una gran sala central, de altos techos, es la primera impresión que se tiene al acceder al restaurante. Diferentes mesas, perfectamente distribuidas con vistas a la gran pintura de la pared, parecen rendir homenaje a uno de los grandes reclamos decorativos de esta zona interior.




    Se trata de un imponente mural, de grandes dimensiones, que representa la embajada enviada por el rey Manuel I al Papa León X en 1540.


    Como curiosidad, entre los regalos que llevaba a Roma el séquito portugués, liderado por Tristão da Cunha, se encontraba un elefante blanco (de nombre “Hanno”) al que el Sumo Pontífice le cogió mucho cariño. Tanto que, a su muerte, fue enterrado en los jardines del Vaticano.




    Esta gran obra pictórica y todo el edificio, perfectamente recuperados tras una importante inversión, son el ejemplo de cómo poner en valor una construcción (con una magnífica decoración a cargo de Oani Estudio  -www.oanistudio.com-) y recuperar un espacio de la ciudad privilegiado donde el comensal no sólo disfrutará comiendo en un buen ambiente, sino que también podrá escuchar buena música en vivo al anochecer mientras disfruta de un buen coctel de autor.



    El restaurante, además de esta gran sala central y la terraza exterior, tiene otras zonas en la primera planta. Entre ellos, un comedor privado y varios espacios cuidadosamente decorados con banderines, cuadros, distintos trofeos y numerosos recuerdos náuticos.




    Una carta dinámica y versátil (dividida en entrantes -"A partilhar"-, platos principales -"Principais"-, acompañamientos -"Acompanhamentos"- y postres -Sobremesas-) con predominio de la influencia gastronómica portuguesa, es la seña de identidad de “Bonança”, donde el pescado y marisco son parte esencial de esta escenografía gastronómica en la que la música con DJ, a determinadas horas, tiene también mucho que decir.



    Recuerdo, por citar algunos ejemplos, un magnífico “carpaccio de camarão vermelho, ovas de truta y vinagrete de yuzo kosho” como refrescante entrante.



    Un buen principio que acompañamos con unas “amêijoas  à bolhão pato y pan torrado” ¿Hay algo más portugués que unas almejas preparadas con esta salsa?



    ¿Qué les parecería como plato principal un ”arroz malandro de carabineiro y limão”? ¿Prefieren quizás un “bifé de atum, puré de batata doce y espinafres”? ¿Les apetece unos sugerentes "spagetti de camarão con manteiga do ouriço do mar"?.



    Hay una apreciable variedad (carnes, pescados, mariscos, pastas, arroz,… ) en una carta no muy extensa, pero muy cuidada a la que hay que añadir una buena selección de vinos.



    Estamos en Portugal y los postres son casi una obligación. Los más golosos estarán de enhorabuena porque sus dulces opciones son ciertamente irresistibles.




    En mi caso, me encantó la “crème brùlée de baunilha e frutos vermelhos”, pero si gustan de algo muy portugués nada como un “pão de ló, azeite, flor de sal y gelado de laranja”.



    En cierta forma, si lo pensamos sosegadamente, el nombre está perfectamente elegido



    “Bonança” representa el tiempo de calma durante la navegación; esos momentos en los que se disfruta del viaje, del mar y del trayecto, frente a las adversidades (tormentas, tempestades u oleajes) con las que los océanos siempre desafían a quienes se atreven a navegarlos.



     En este caso, la filosofía de este restaurante es disfrutar de un viaje gastronómico con la serenidad y tranquilidad que el momento exige. Saboreando estos platos, sin prisas, sin sobresaltos y siendo conscientes del privilegio de estar en un lugar tan especial. 



    Un restaurante que invita a dejarse llevar en el que la ubicación no es casual