miércoles, 20 de noviembre de 2024

"Quinta do Paral", una propuesta enoturísitica de altísima calidad

 

    La capacidad de sorpresa en el mundo de los hoteles de lujo parece no tener fin en Portugal. Grandes alojamientos, con todo tipo de detalles y reclamos, se están inaugurando últimamente para deleite de aquellos huéspedes amantes de este tipo de turismo de alta calidad.



    Hace pocos meses, concretamente en junio de 2024, abrió uno de esos hoteles de los que dejan huella por variadas y contundentes razones.



    En medio del Alentejo, cerca de la localidad de Vidigueira (a pocos kilómetros de Beja), descubrimos un pequeño paraíso de paz rodeado de numerosas áreas verdes y cuidados campos de viñedos. Un espacio natural digno de ser conocido, al igual que la región donde se sitúa en la que la cultura vitivinícola tiene un peso importante.



    Una arraigada tradición alrededor del vino, enraizada en el alma de los alentejanos, que este hotel/bodega, cuya visita recomiendo, trata de preservar de la forma más sustentable y con indiscutible respeto a ese precioso pasado.



   Estas tierras tan propensas para el cultivo de la vid (gracias a las bondades del tiempo en estas latitudes, así como las favorables propiedades de su suelo) conforman un paisaje y un medio de vida para muchos de los habitantes del municipio de Vidigueira y su cercano entorno.

    Quinta do Paral (www.quintadoparal.com), que es el nombre de este novedoso y flamante cinco estrellas (miembro del prestigioso grupo “The Leading Hotels of the World”), es uno de esos alojamientos que el viajero no debe perderse si se encuentra por esta parte del país vecino.



    Una invocación en favor de lo sublime en el mundo de los grandes alojamientos alentejanos.



    Poco más de veinte habitaciones (divididos en seis diferentes tipos) donde el lujo, la paz, la tranquilidad y la relajación son señas de identidad.

   Todo ello unido a una propuesta gastronómica de primer nivel en un coqueto y luminoso restaurante (llamado “The Wine Restaurant” y asesorado por el afamado chef portugués José Júlio Vintém). Un espacio gastronómico, al que sumar su magnífica "garrafeira", donde los productos de la tierra y de temporada son los protagonistas para saborear la rica y variada culinaria propia de la región.




     No puedo dejar de mencionar su imponente azotea panorámica (“The Grape Rooftop”), en la que disfrutar (escribo el verbo correcto) de un cálido atardecer sobre los viñedos que nos rodean.

    Una bonita terraza panorámica al aire libre que, junto a su “Estate Lounge”, completan la oferta gastronómica de Quinta do Paral.




    Una cosa está clara: desde que el huésped entra en esta gran heredad advierte que se encuentra en un lugar único, difícil de igualar.



    El mundo del enoturismo en muchas de sus facetas: un picnic entre viñedos, catas comentadas para descubrir la singularidad de los vinos de esta bodega, menús maridados, visita a la bodega, paseo a caballo entre los viñedos, talleres de cocina, etc., etc.





    Un sinfín de experiencias con el vino como leitmotiv. Lógico, pues, definirlo también como “Wine Hotel”.



    Un magnífico gimnasio y su sala para reuniones y conferencias van conformando la oferta de este espectacular hotel rural.



    Si a esto le unimos la más alta calidad de sus amenities Amouage, servicio de mayordomo privado, unas magníficas toallas de rizo portugués (todas bordadas con el logo dorado del hotel), la sugerente decoración en la que ha tenido mucho que ver el artista portugués David Reis Pinto, una muy buena selección de almohadas, la posibilidad de utilizar un jet privado y originales detalles de bienvenida, vamos entendiendo por qué Quinta do Paral se posiciona entre los más selectos de los hoteles rurales en el segmento del lujo.




    Exclusividad en mayúsculas compatible, respetando siempre la herencia histórica que supone una casa señorial del siglo XIX, con el silencio y la calma que se respira en este idílico escenario. Ideal para aparcar las prisas y los nervios por unos días.



    A todo ello hay que sumar una preciosa piscina de agua caliente, cuidados jardines y un estanque con pequeñas cascadas cuyo sonido anuncia la armonía con el entono que va a experimentar el huésped.




    Por cierto, al igual que sus fantásticos vinos, no pueden pasar por alto sus espectaculares aceites de oliva virgen. Toda una declaración en favor de la calidad gracias a las hectáreas que la propiedad tiene en Vila de Frades, localidad dependiente del “concelho” de Vidigueira. 



      Un fantástico hotel, recién inaugurado, donde la alta calidad es el modelo a seguir y en el que parece respirarse una aureola de serenidad gracias a una decidida apuesta en favor del “quiet luxury’.



    En definitiva, un ilusionante proyecto de la familia Morszeck, propietaria de Quinta do Paral, que está siendo reconocido y alabado en todos los ámbitos.



    Me habían hablado en numerosas ocasiones de él; había leído sobre este nuevo cinco estrellas, pero por mucho que me informara, nada como sentir la experiencia “Quinta do Paral” en persona.



    Finalizo indicando que estos párrafos se publicaron en la web del diario español LA RAZÓN el 18 de noviembre de 2024

"Quinta do Paral", una propuesta enoturísitica de altísima calidad








jueves, 14 de noviembre de 2024

Calle Darío Moreno, un icono de Izmir


    Recorriendo esta bella ciudad costera de Turquía, la tercera en población del país, supe de uno de sus personajes más famosos del siglo pasado.



    Se trata del polifacético (porque era cantante, actor, compositor, letrista, etc.) David Arugete Moreno, artísticamente conocido como Darío Moreno.



    Un hombre que llevaba siempre en su corazón (pasó aquí parte de su infancia y juventud) la ciudad de Izmir donde vivió durante algún tiempo.



    En recuerdo de tan gran artista (que falleció en 1968) esta ciudad, de más de tres millones de habitantes, puso su nombre a una de sus calles.



    Lo curioso de esta pequeña vía peatonal es que se ha convertido en uno de los reclamos turísticos de Izmir.



    Tendremos que transitarla si queremos subir por su famoso “Asansör”, un precioso elevador de cuarenta metros de altura, también símbolo inequívoco de Izmir, construido en 1917 para sortear las dificultades orográficas y el desnivel de esta parte de la ciudad. Pasear por la calle Darío Moreno, en una de cuyas casas vivió, es mantener vivo el legado de esta gran estrella de la música, cuya fama traspasó las fronteras del país.



    Descubriremos una secuencia de coquetas casas tradicionales, la mayoría restauradas, que dan una nueva vida y mucha animación a esta zona. A pesar de sus pequeñas dimensiones, esta pintoresca calle, estrecha y casi siempre sombreada, ofrece un ambiente ciertamente único.




    Lo primero que sorprende es su llamativo colorido, mires por donde mires. Un bonito puzle multicolor formado por algunos murales en las paredes y numerosos restaurantes y cafeterías con una variopinta decoración (en puertas, ventanas, árboles, mesas y sillas).



   

     No cabe duda que todo ello ayuda a crear este singular escenario urbano que es una parte importante del rico patrimonio cultural e histórico de esta bella urbe.



    Una calle con personalidad, muy diferente a mucho de lo que vamos a encontrar en Izmir, y una visita imprescindible.




    Su punto álgido se encuentra la parte central donde un gran mural retratando al gran Darío Moreno, pintado en una esquina por el joven y famoso artista callejero Aksel Mengü, se ha convertido en la fotografía para el recuerdo de los turistas que hasta allí se acercan. Un dibujo, dicho sea de paso, que se pintó para celebrar su “cumpleaños” número cien.



    Así pues, ¿por qué no hacer, mientras paseamos “Darío Moreno Street “, una pequeña parada y sentarnos a tomar un típico café turco o un té?.



    Advertirá el lector, cuando esté allí, que en la entrada de esta calle hay dos bustos. Uno, lógicamente, es el del cantante que nos ocupa. El otro, corresponde al artista francés Enrico Macias, también un enamorado de Izmir.




    Finalizo este post indicando que estos párrafos se publicaron en la web del periódico español LA RAZÓN el 13 de noviembre de 2024.

Calle Darío Moreno, un icono de Izmir