sábado, 22 de febrero de 2020

Viajamos a Villa Montes; al chaco boliviano


    Déjenme que les cuente una preciosa historia de dos buenos amigos que se conocieron personalmente en Bolivia. Cada uno de una parte del mundo; cada uno con una forma distinta de ver la vida. En principio, con pocas cosas en común. Al final, con pocas cosas que no fueran comunes. Eso sí, siempre hubo una palabra que nos unía y que fue motivo y causa de nuestro encuentro: Solidaridad. Vinimos a crear en la localidad de Villa Montes un comedor infantil y nos fuimos, gracias al apoyo de grandes personas, con la apertura de dos. Mejor viaje, imposible. 
    Se llama Ana Tejerina Ortiz y ha sido mi "ángel de la guarda" por tierras bolivianas. Mi inigualable guía particular. Es la persona más enamorada de este país que he conocido. Y ya son varios los viajes que he realizado a Bolivia. 
    Recorrimos, en casi dos semanas, algunas de sus ciudades más bellas. Sabemos que nos quedó mucho aún. En otra ocasión, lo intentaremos. 
    Estuvimos en Santa Cruz de la Sierra, en Cochabamba, visitamos a la Virgen de Urkupìña, recorrimos Tarija y nos entusiasmamos con Potosí, donde fue todo un honor que el Director de la Casa Nacional de la Moneda, D. Luis Arturo Leyton Velez, nos enseñara personalmente las bellezas de este emblemático e insigne edificio. 
    Mientras disfrutábamos del histórico paseo, aprendíamos ensimismados curiosidades y anécdotas sobre el pasado de tan famoso inmueble. Toda una experiencia que no olvidaremos. 
    Desde esta pequeña tribuna digital no puedo más que agradecer su amabilidad, hospitalidad y, cómo no, ese inmenso torrente de conocimientos de una época, la del imperio español por estas tierras, del que es una referencia mundial.  




    Ana me hablaba siempre que tenía que conocer el Chaco boliviano y concretamente Villa Montes, una localidad, no muy grande, donde vive
    Así lo hicimos. Desde Tarija, una preciosa ciudad que recuerda en muchos aspectos a Andalucía (bañada por el río Guadalquivir, casas blancas, fundada por un sevillano, tierra de buen vino y uno de sus periódicos se llama "El Andaluz"), tomamos un coche que nos llevó hasta Villa Montes. Apenas cuatro horas y media (en Bolivia no es mucho) y ya estábamos aquí. Por primera vez me adentraba en este vasto territorio de Sudamérica conocido como el "El Chaco".  
    Una tierra (donde también viven varias comunidades indígenas) deseada y anhelada por varios países durante muchos años. Estamos muy cercanos a las fronteras de Argentina y Paraguay y aquí, según todas las personas con las que he hablado, se degusta el mejor pescado del país gracias al río Pilcomayo. Puedo asegurarles que se come muy bien. 
    Una de mis primeras visitas fue a un emblemático puente de hierro. Aunque bastante obsoleto (necesita una buena y concienzuda restauración), se asienta sobre este caudaloso y famoso río, la mayor arteria fluvial de la zona. 
    Te aconsejo, teniendo cierta precaución, cruzarlo. Si eres amante de la fotografía estás de enhorabuena. Conseguirás unas instantáneas extraordinarias



       
    Quiero agradecer también el apoyo de dos personas que me acompañaron y enseñaron Villa Montes. Por un lado, al polifacético Edwin Varias Yugar,  una gran persona, que tiene la amabilidad como bandera, siempre dispuesta a enseñarme todos los encantos de este municipio. Por otro lado, a la mejor cocinera de cuñapés que conozco. Me refiero a Silvana Tejerina Ortiz. Aún echo de menos esos magníficos panes de queso recién salidos del horno. Me resultaba imposible comerse solo uno. 


    En la ciudad benemérita de Villa Montes quedan aún recuerdos de los estragos de la guerra del Chaco (1932-1935). Un museo y algunos monumentos nos retrotraen a esta contienda entre dos países, ahora hermanos (Paraguay y Bolivia), que durante años se enfrentaron por este territorio.
   Dentro del edifico que alberga el museo verás armas, fotografías, planos, medallas, mapas, diplomas y explicaciones sobre esta brutal contienda. El inmueble, una gran casona con aires coloniales, está rodeado por un pequeño jardín donde descubrirás placas recordando a valerosos soldados (que en tan horrorosa contienda dejaron su vida) junto a algunos vehículos militares y una reproducción de las trincheras en su momento se construyeron. 






    Villa Montes es alegre (ésa es la impresión que me llevo), con una plaza central que es el núcleo y corazón de la ciudad. Allí se encuentra el Ayuntamiento, en cuya fachada hay unos bajorrelieves con elementos significativos de esta tierra. Entre ellos, pozos extractores de gas y petróleo. 
    Así es, esta parte de Bolivia es rica en gas y petroleo (lo que origina cuantiosos beneficios a las arcas públicas estatales), además de ser una importante fuente de empleo para muchos de sus habitantes.





    Esta plaza, centro neurálgico de Villa Montes, está presidida en el medio por la estatua de un ganadero chaqueño a caballo, en homenaje a todos estas personas que trabajan por estas preciosas tierras. 



    Tomar una cerveza tranquilamente en esta plaza, pasear por sus calles (más aún, cuando he tenido la mejor guía posible) o conocer nuevos amigos ha sido una gran experiencia.  



    Pero Villa Montes, es mucho más. Es, además, una localidad que tiene una importancia estratégica militar muy importante para Bolivia. Por esta razón, verás algunos acuartelamientos. 

  Descubrirás curiosidades históricas que sólo avanzo. Simplemente, te aconsejo preguntar por las campanas de la iglesia de piedra de San Francisco Solano, cercana al Museo de la Guerra del Chaco. 




    Uno de los lugares  que debes visitar es la "Cabaña la Trinchera". El poso histórico de este lugar es tremendo. Es una zona militar en cuyo interior se encuentra "el árbol de la paz", bajo cuya sombra se firmó el anhelado cese de las hostilidades entre Paraguay y Bolivia un 14 de junio de 1935. 



    No me queda más que ilustrar este post con algunas fotografías de Villa Montes. Las voy insertando para que te hagas una idea de lo mucho que te espera y para aumenten tus deseos de desplazarte hasta esta parte de Bolivia tan poco conocida para el gran público viajero. 




    Lo bonito de viajar, lo he escrito en varias ocasiones, es descubrir; es abrir los ojos a nuevas posibilidades. Salir, en cierta forma, de lo estipulado, de la rutina viajera, de los recorridos clásicos, de los itinerarios marcados por los grandes tour-operadores. Es la mejor manera de ver otros lugares, de adentrase en otros espacios y territorios que, de otra forma, no podrías ni imaginar. Eso, gracias a Ana, me ocurrió en Bolivia.
    El principal recuerdo que me llevo de este maravilloso país es el calor humano de sus habitantes. A pesar de noticias alarmantes en las que aconsejaban no desplazarme a Bolivia, mi experiencia fue la de unas gentes hospitalarias, cercanas, cariñosas y dispuestas a enseñarme los encantados su país. 
    No escondo ni niego que atraviesa por dificultades políticas en la actualidad y que parece, para los ojos de un extranjero, un país divido en dos ideológicamente, pero siempre recibí, fuera donde fuera, una buena cara, una sonrisa y una ayuda cuando la necesité. 
    El Chaco boliviano, que ofrece una variada gama de actividades y ecoturismo, es tremendamente atrayente. Posee una baja densidad de población, eminentemente rural, donde aún quedan pueblos nativos como, entre otros, los guaraníes.  
    Por cierto, ¿sabías que por esta zona hay comunidades menonitas? Estas personas, que en muchos aspectos se oponen a los avances técnicos y a la modernidad, se dedican principalmente a la agricultura y la ganadería viviendo según unas estrictas reglas y, en cierta forma, aislados del resto de la civilización.




    En definitiva, mucho por ver y por disfrutar, más allá de los grandes reclamos turísticos publicitarios del país. Decídanse por esta parte de Bolivia. 

Datos útiles:

1.- ¿Cómo llegar? Air Europa (www.aireuropa.com) ofrece cómodos vuelos directos desde Madrid a Santa Cruz de la Sierra. De aquí, hay autobuses que nos llevan a Villa Montes.


2.- Si lo desean, pueden disfrutar de unos baños termales cerca de Villa Montes. Las propiedades mineromedicinales de estas aguas, además de relajantes, resultan muy beneficiosas para la salud. 

3.- Una bebida. Seguro que el nombre no les suena. Simplemente les aconsejo, si tienen sed, que pidan un refrescante mocochinchi. No les adelanto más. Les gustará. 

4.- Una comida muy especial. En el cercano pueblecito de Tiguipa, la familia Tejerina Ortiz me brindó una de esas comidas que no olvidaré. Una magnífico cerdo asado al horno de leña junto a la calidez y hospitalidad de todos los que forman esta preciosa familia. Mil gracias a Julio Tijerina y a Ana María Ortiz por permitirme pasar en vuestra casa unos momentos tan especiales con todos vosotros.  






Cope Sierra Norte Sevilla: El día 1 de febrero de 2020 estuve hablando para esta radio en el programa "A todo Sábado" que presenta el periodista Emi Caro

Os dejo el audio en el siguiente enlace: 









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