jueves, 24 de mayo de 2012

Lago Iseo, espectacularidad entre montañas


             
    Había estado en otras ocasiones en la región italiana de la Lombardía, pero no por Brescia. Como dice el refrán, “nunca es tarde….”. 
     Tomé un avión desde Sevilla a la ciudad de Bérgamo (donde se encuentra uno de los "tres aeropuertos", si se me permite la expresión, de Milán). Desde este aeródromo, en coche, me dirijo hasta el famoso lago Iseo. ¿Quién no ha oído hablar de él?.
    Es uno de los mayores de esta zona cercana a los Alpes. Además, su forma serpenteante no deja de hacerlo más atrayente aún. Como todos estos lagos que están entre montañas, las panorámicas que ofrece al fotógrafo son realmente espectaculares. Estos macizos repletos de vegetación van a parar a sus tranquilas aguas de manera, a veces, vertiginosa. Por esta razón, es común encontrar islas diseminadas por estos lagos.




               
  La mayor de estas islas (y la mayor de Europa de estas características) es, el nombre resulta bastante obvio, Monte Isola. No hace sino recalcar que una montaña parece nacer de estas aguas. 
    Es de tamaño relativamente grande si lo comparamos con la extensión de todo el lago. Situada en la parte central crea, en una de las partes, un pequeño canal de apenas 700 metros. 
  Un ferry comunica periódicamente ambas orillas. Desde Sulzano a Pescherira Monte Isola, por ejemplo, el precio es de 3,50 euros ida y vuelta.



                
    Es un  trayecto corto y francamente agradable. Nos permite  divisar, desde diferentes ángulos, este particular “estrecho”. Se ven otras embarcaciones y, al menos cuando fui, a un grupo de niños con sus pequeños veleros custodiados por la lancha rápida del profesor que les daba las pertinentes instrucciones.
    Llegar a este pueblo de la isla es advertir que, salvo la zona situada en la orilla llena de bares, restaurantes y tiendas de recuerdos, el resto son calles estrechas zigzagueantes que intentan mitigar de esta forma la gran pendiente. 

    Una curiosidad, nada más dejar el barco, se advierte junto al muelle: un gran aparcamiento de motocicletas. Aquí no se ven coches y el medio de transporte más utilizado, lógicamente, es la moto o la bicicleta (ésta, para quien quiere hacer piernas). Aunque, a decir verdad, conseguí ver un coche. Era una furgoneta ambulancia.




             
    Lo cierto es que resulta muy agradable recorrer el pueblo, sentarse en una de las terrazas a tomarse un capuchino y dejar pasar el tiempo haciendo trabajar a nuestra cámara. Si el día es bueno, la espectacularidad de esas montañas que nos circundan, la belleza del lago y lo pintoresco y característico de estas construcciones crean instantáneas formidables.


                   
    De regreso a la otra orilla, paseando por la localidad de Sulzano, vuelvo a pie -el día es agradable y la distancia corta- a mi hotel. 



  Se llama Rivalago (https://rivalago.it/), un precioso alojamiento que frecuentan muchos -según me dijeron sus propietarios- alemanes, nórdicos e ingleses. 





  
Es natural, tomar el sol en su piscina y en un espacio tan idílico resulta francamente atrayente para quienes no gozan de las bondades del astro rey tan a menudo.


                 
  Podría contaros del Lago Iseo que es de los mayores de Italia, enumeraros los pueblos ribereños, relataros museos o señalaros algunos restaurantes. Habrá tiempo, en otras ocasiones, para ello. No creo que sea ese el propósito de este reportaje. 
    Simplemente animaros, viendo estas fotografías, a conocer estas latitudes del norte de Italia. Un lugar tranquilo y privilegiado, vecino de los Alpes y cercano a la ciudad de Brescia. Un inmejorable destino para unas vacaciones.
   Por cierto, ¿sabías que en esta isla se confeccionan las redes de fútbol del "calcio italiano" y que de su fábrica salieron las redes de las porterías en algunos mundiales, como el de Alemania o Corea? Curiosidades viajeras.
    En fin, fue un magnífico día.

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