Si dedicásemos unos minutos a
interesarnos cómo definen diferentes buscadores la palabra chiringuito, casi
todos convergen en una serie de elementos comunes. Establecimiento al aire
libre, cercano a la playa, especialmente enfocado al pescado, de carácter
popular o muy frecuentado en épocas veraniegas y vacacionales.
Lo cierto es que algunos
chiringuitos han evolucionado con el paso de los años ofreciendo, en un
local cuidadosamente decorado, una propuesta gastronómica de primer
nivel que nada tiene que envidiar a muchos restaurantes de altos vuelos.
En este grupo de templos
gastronómicos situados junto al mar descubrimos La Milla (www.lamillamarbella.com), ubicado en
la Playa de Nagüeles de Marbella.
Un magnífico restaurante (al que
le gusta que le sigan llamado chiringuito) donde la calidad de un producto de
primera y una moderna actualización culinaria -sin olvidar las raíces de estas
tierras- son señas de identidad.
Estamos, a mi entender, en uno
de los mejores chiringuitos de la Costa del Sol.
Esta valoración personal se
sustenta, además de la experiencia propia, en grandes reconocimientos como,
entre otros, la consecución de un Sol Repsol o estar recomendado por la guía
Michelin (la más famosa, a nivel mundial, en el mundo de la alta cocina).
Un meticuloso trabajo (bajo la
irrenunciable premisa de un producto de primera gracias a proveedores
rigurosamente seleccionados), una impecable presentación, una magnífica
atención al público y un servicio muy profesional se concentran en un escenario
único como es esta parte de la costa marbellí.
Déjenme aconsejarle, entre la
variedad de su carta, sus famosos “brioches”. Así es, teniendo como base este
inolvidable bocado, ¿qué les parece acompañarlo con tartar de atún y chocolate
blanco? ¿Y si lo fuera con anchoa y queso “Payoyo”? ¿Serían capaces de
resistirse a un brioche de gamba blanca y limón?
La posibilidad de elaboraciones
con diferentes productos es amplísima. ¿No se les hace la boca agua si
en un mismo plato les hablo de puntillitas, huevo y caviar? ¿Se
imaginan una banderilla de carabinero y piparra?
En definitiva, espectaculares
entrantes para abrir boca que pueden acompañarse posteriormente con un
magnífico arroz (como el de ibéricos) o extraordinarios pescados y mariscos de
estas tierras andaluzas.
Si son amantes de los vinos,
no olviden interesarse por la multitud de referencias -nacionales e
internacionales- que ofrece su carta. Centenares de ellas, concienzudamente
elegidas y de contrastada calidad, hacen de La Milla una pequeña/gran meca de
los buenos vinos. No exagero cuando digo que no hay muchos restaurantes que
ofrezcan al comensal una propuesta en este sentido tan amplia.
Para acabar, antes de un buen
café, les sugiero que pidan su formidable, sorprendente y refrescante limón
helado. Nada que ver con la idea tradicional que tenemos de este postre. No
les adelanto más. Les gustará el consejo.
En La Milla se aprecia
una reinvención del concepto clásico de chiringuito hacia cotas más altas.
Estamos en un restaurante que
conjuga la meticulosidad, técnica y pulcritud en el trabajo de una gastronomía
de altura con la frescura, el desenfado y la cercanía al mar de un chiringuito.
Un atrayente desafío, en un
bonito local, con zonas al aire libre y protegidas, además de un espacio con
sombrillas en la playa.
¿Qué más se puede pedir? El
lugar perfecto por estas latitudes para pasar un día inolvidable junto al
Mediterráneo acompañándolo con una comida de ensueño.
Consejos únicos:
¿Dónde dormir? "The
Old House Marbella". Con una privilegiada ubicación, este pequeño
alojamiento rezuma encanto y buen gusto.
Un paseo: Recorrer al
ponerse el sol las estrechas y cuidadas calles, de fachadas encaladas y trazado
sinuoso, del casco antiguo marbellí es un verdadero placer.
Tras disfrutar de este animado
itinerario, repleto de terrazas y tiendas, nada como cenar en el Bar Guerra y
disfrutar de una casi inabarcable variedad de tapas típicas de la tierra.
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