En Sintra (localidad
portuguesa declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1995) nos
espera hotel de los que, tras pernoctar entre sus muros, descubrimos que hemos
vivido un indescriptible torrente de inolvidables sensaciones que quedarán en
el recuerdo por mucho tiempo. El escenario perfecto para dejar volar la
imaginación y desconcertar.
Me refiero a Valverde Palacio de Seteais , un cinco estrellas que fusiona con incomparable perfección el marco histórico del edificio donde se ubica, la elegancia de sus estancias repletas de obras de arte (tapices, cuadros, frescos, muebles, objetos de porcelana, esculturas, alfombras, relojes, etc.), las lujosas prestaciones que brinda un cinco estrellas tan especial, un restaurante de primer nivel comandado por el chef Helder Damiao y el cercano e impecable servicio que el huésped apreciará gracias a un magnífico equipo de profesionales dispuestos a realzar aún más nuestro paso por este palacio neoclásico (www.valverdepalacioseteais.com).
Es cierto que es “un hotel con
historia”, pero estas palabras se quedarían cortas para calificar la
experiencia Palacio de Seteais porque, mientras lo recorremos y conocemos su
pasado, es imposible no pensar en la figura de Daniel Gildemeestre, amigo del
Marqués de Pombal y cónsul de los Países Bajos en Portugal (que fuera quien
encargó la construcción tan fastuoso inmueble), y en las importantes
personalidades, de los más diferentes ámbitos, que han pernoctado entre esos
centenarios muros. Hay mucha historia entre estas paredes, pero también
un halo de encanto, elegancia, sofisticación, refinamiento y romanticismo.
No es de extrañar que figuras
de fama internacional como Agatha Christi, Richard Nixon, María Callas, Johnny
Depp, Edith Piaf, David Bowie, Roger Moore, los actuales reyes de Holanda o
Brad Pitt, por citar sólo algunos, eligieran estas estancias palaciegas para
pernoctar en Sintra.
Arquitectónicamente, el
hotel lo conforman dos edificios simétricos, unidos por un gran arco del
triunfo central. Todo ello, rodeado por unos cuidados jardines que brindan
unas vistas impresionantes sobre el valle que a sus pies se
despliega. Obviamente, pernoctar en tan singular hotel es todo un
privilegio.
Aconsejo al lector, al anochecer,
situarse a unas decenas de metros del palacio para apreciar a esas horas en las
que el sol se retira, perfectamente iluminada, la cautivadora belleza de su
gran fachada.
Tras unos minutos ensimismado con
tan idílica postal, le sugiero darse la vuelta para observar, también
iluminados y dominando la sierra de Sintra, las imponentes siluetas del
“Castelo dos Moros” y del “Palácio da Pena”. Momentos inolvidables, sin duda.
Difícil, pues, encontrar mejor
ubicación para esta treintena de habitaciones. Todas diferentes, todas
singulares, cada una con su personalidad.
Una piscina exterior, un spa
preparado para recibir distintos tipos de masajes y tratamientos, diferentes
salones ricamente decorados, espacios para celebración de eventos, bar y
una magnífica oferta gastronómica encabezada por su restaurante
Marialva (en honor al V Marqués de Marialva, que durante un tiempo
fuera propietario y costeara las obras de ampliación del palacio) van
conformando algunas de las opciones que brinda este cinco estrellas.
Un variado desayuno a la
carta, meticulosamente preparado y presentado, es la mejor manera de coger
fuerzas para un día recorriendo Sintra y sus alrededores.
Conviene recordar que a pocos
kilómetros tenemos grandes reclamos turísticos como el Palacio Nacional de
Mafra, la ciudad costera de Ericeira, el bucólico pueblo de Azenhas do Mar o
"Cabo da Roca" (el punto más occidental de Europa continental al que
el gran poeta portugués Camões se refería con estas palabras: “onde a terra se
acaba e o mar começa”).
El “Chá de la tarde” es otro
de los imperdibles de Palacio de Seteais. Toda una ceremonia, a las cinco
de la tarde, que hay que probar.
En cierta forma, un homenaje a la
historia de este país y a la tradición de beber té homenajeando a la reina
Catalina de Bragança (de quien se afirma que, tras contraer matrimonio con
Carlos II de Inglaterra en 1662, fue la responsable de que la corte británica
comenzará a tomar esta infusión de forma habitual) y a Carlota Joaquina de
Borbón, esposa del rey Juan VI de Portugal.
Estoy seguro que el huésped,
cuando esté allí, tendrá deseos de saber más sobre Palacio de Seteais. De su
pasado, de sus historias, del porqué de tan singular nombre o de anécdotas
acaecidas en su interior a lo largo de tantos siglos.
Pregunten en recepción por
“Diogo”, persona afable y gran profesional, apasionado por la historia del
palacio, que nos regalará un didáctico recorrido gracias al cual conoceremos
curiosos pormenores sobre la construcción del edificio y la gran fiesta de inauguración,
sobre la figura del magnate Daniel Gildemeestre (a quien le dieron en su tiempo
el monopolio del comercio de los diamantes que llegaban de Brasil) o sobre
sorprendentes detalles de algunos frescos pintados en las paredes (con motivos
de leyendas y botánica imaginaria).
Quédense con estas palabras:
“Valverde Sintra Palácio de Seteais”. Un hotel creador de momentos felices, una
placentera desconexión con la cotidianeidad y uno de los más icónicos hoteles
de Portugal.
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