En ocasiones, degustar un plato es también
conocer la historia del lugar. Una elaboración, como es sabido, dice mucho del
cocinero que la realiza, pero también del pasado, las tradiciones y el entorno
donde se cocina.
Algo que se aprecia perfectamente cuando probamos un
extraordinario postre alentejano llamado "Manjar das Chagas".
Podríamos decir que parte de la historia de un convento la conoceremos en un
magnífico bocado.
En el que fuera el Convento das Chagas
de Cristo (ahora, Pousada D. Joâo IV), en la localidad portuguesa de Vila Viçosa, se elabora
una "sobremesa" (postre) con una densa carga histórica. Pasan los
siglos y la receta permanece intacta.
Esta elaboración, aunque pueda parecer rara, llevaba
entre sus ingredientes "peito de frango" (pechuga de pollo). Desde
luego, realmente curioso para un dulce.
Sin embargo, así es.
Conviene, antes de nada y para entender la
receta, ponernos en situación. Vila Viçosa ha sido uno de los más emblemáticos
enclaves de la historia de Portugal y, especialmente, de la monarquía lusa.
Este importante convento está situado junto al gran edifico del palacio Ducal,
historia viva pétrea de la casa de Bragança.
No debemos olvidar que la realeza portuguesa
tenía en esta villa un lugar de descanso. Ricas casas palaciegas de cortesanos
y nobleza, con preciosas fachadas de reluciente mármol procedente de las
cercanas canteras, se suceden a lo largo de sus calles. Donde estaba el Rey,
estaba su Corte. Naturalmente, entre las actividades lúdicas que por aquellos
tiempos se practicaba, se encontraba la caza.
Pues bien, algunos de los muchos animales que
cazaban, como el coelho -conejo-, se regalaban a este convento que, en su
momento, fue el más rico e influyente de Vila Viçosa.
La gran cantidad de estos roedores que
recibía hizo que ese ingrediente inicial del Manjar das Chagas fuera cambiando.
Las existencias eran grandes y había que darle salida.
Este fantástico postre, de color marrón
oscuro, lleva naturalmente otros manjares más dulces y típicos de la
repostería alentejana. Huevos, harina, almendras trituradas y azúcar forman la
base de este dulce delicia.
Si todo ello lo mezclamos -para conseguir una
textura uniforme- con trozos de conejo muy triturado, que casi no apreciaríamos
si no nos lo dijeran, logramos tener el secreto de esta "sobremesa".
Ni que decir tiene que es el postre estrella
del restaurante D. Carlos de la Pousada D. Joâo IV, una de las más bonitas de
Portugal.
Desde luego, os aconsejo visitar
Vila Viçosa y la conocida "ruta del mármol", además de conocer otras localidades cercanas como
Borba, Elvas o Estremoz.
No cabe duda que pernoctar en este histórico alojamiento es
una de las mejores opciones para quien viaje por esta parte del Alentejo. Si el
pasado de estos muros lo aunamos con la historia de algunos de sus platos
lograremos, desde luego, hacer de esta escapada un recuerdo inolvidable.
Web: www.pousadas.pt/es
Indicar, por último que este reportaje, se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 13 de septiembre de 2016. Os dejo el link:
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