lunes, 1 de febrero de 2016

Vale d´Azenha, la fuerza de una ilusión


 
             
    Andaba este viajero recorriendo las tierras del centro de Portugal no hace mucho tiempo. Fátima, Alcobaça, Batalha, Nazaré, Óbidos.... 

    Hay tanto por ver que son precisos varios días para tener una idea aproximada de la riqueza arquitectónica, museística, paisajística, histórica y gastronómica de estos lares. Castillos, montañas, acantilados, ciudades, aldeas, caminos, playas, puertos, murallas. Imposible para un sólo viaje.
             
  Es necesario, por tanto, buscar un buen alojamiento donde reposar tranquilamente las vivencias del día y coger fuerzas para lo que nos espera. Un lugar que sea nuestro particular "campo base" para recorrer esta atrayente región.

 

 
 
              
    Tuve la suerte de conocer un fantástico proyecto hotelero, de reciente inauguración,  situado en la localidad de Cela Nova (muy cerca de Alcobaça). Es el ejemplo palpable de una ilusión, de un sueño hecho realidad por sus propietarios (Jorge, Fernando y Vitor) a base de trabajo, empeño y esfuerzo. 

    Recuerden su nombre porque les va a gustar: "Vale d´Azenha hotel & residences".

 

 
 
               
    Fueron dos días los que pernocté entre estas paredes. Tiempo suficiente para conocer muchas de sus estancias, sobre todo por tener como guías a este extraordinario trío de emprendedores.

 

 
              
    Este cuatro estrellas, situado en un verdadero remanso de paz, ofrece al huésped todo aquello que pueda desear. Amplias habitaciones, buena localización, magnífico restaurante, piscina, sauna, tratamientos relajantes, etc. En definitiva, toda una experiencia dedicada al descanso y la relajación.

 
 
            
    Vale d´Azenha lo conforman dos partes bien diferenciadas. Por un lado, el edifico principal. Aquí se encuentra la recepción, las habitaciones (diecisiete, más dos suites), el restaurante, un bar, una sala de lectura, un gimnasio y un gran salón polivalente preparado para eventos, conferencias  y reuniones.

 
 
 
            
    Por otro lado, descubrimos seis residencias ("moradias"), pensadas para unas vacaciones en familia, decoradas con motivos relativos a diferentes árboles de esta tierra ("oliveira, figueira, laranjerira", etc.).

 
 
              
    Lo cierto que se trata de un lugar tranquilo, tanto por el entorno (alejado de cualquier aglomeración humana y situada en una idílico paisaje) como en el interior. Perfecto para desconectar del día a día y olvidarnos de esos quehaceres cotidianos.

 

             
    Las habitaciones son amplias, con grandes ventanales y un gran balcón con vistas al campo.

 
 
          
    Su estudiada decoración, realizada por una prestigiosas empresa portuguesa especializada en estos menesteres, se hace patente a cada paso. Cuidan los detalles al máximo existiendo un gran respeto, tanto en la construcción del edificio como en el día a día, por el medio ambiente.

 
 
            
    El restaurante se llama Golden. Seguramente bautizado así porque estamos en tierras fértiles para la plantación de frutales. Es coqueto, de no muchas mesas, cómodo, con una amplia cristalera que brinda mucha luminosidad.

 
 
              
    Elaboran una cocina tradicional en la que lógicamente priman los sabores de la tierra trabajados con productos autóctonos. Y algo importante, una extraordinaria relación calidad/precio. 

    Me gusta lo que llaman "inspiraçôes do chef". Se trata de unos platos que estos fogones preparan según el día: "coelho a caçador, arroz de pato, bacalhau á zé do Pipo, lombinho com cogumelos, sardinha assada com pìmientos, frango na púcara, choco frito com arroz e salada, perna de perú dorada no forno", etc.

 
 
 
 
 

               
    Desde estas líneas te invito a que conozcas Vale d´Azenha. Un joven proyecto que empieza a reclamar su sitio en el panorama hotelero de la región centro de Portugal.

 

 

 
  

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