lunes, 3 de junio de 2013

Recorriendo en calesa campos de viñedos extremeños


                
    Déjame que les cuente una agradable anécdota viajera. Durante el último fin de semana de mayo estuve en un blog trip por Extremadura para conocer la Ruta del Vino Ribera del Guadiana. 



    Nos centramos en las comarcas de Tierra de Barros, Zafra y río Bodión, al sur de la provincia de Badajoz. Llegaron blogueros desde Bilbao, Madrid, Cádiz y diferentes partes de Extremadura. Creo que en total éramos unos nueve. Un número adecuado. Ni muchos, ni pocos. Perfecto para conocernos, para confraternizar, para intercambiar impresiones. Extraordinarias personas con las que espero coincidir en otra ocasión y de las que aprendí mucho.
               
    Puedo asegurar, antes de continuar con el relato, que fueron unos días especiales. Pudimos saber algo más de este impresionante mundo del vino en Extremadura (a veces, bastante desconocido fuera de las fronteras de esta Comunidad Autónoma), participamos en catas comentadas, visitamos localidades tan bellas como Zafra, Hornachos o Almendralejo, conocimos "en persona" las bondades y la relajación que producen los tratamientos de  vinoterapia,  disfrutamos bebiendo excepcionales caldos, probamos cavas extremeños, comimos en reconocidos restaurantes donde apreciamos soberbios maridajes con vinos D.O. Ribera del Guadiana., etc., etc. 
    
    No se puede poner un pero a la organización.


 
             
    Pues bien, el último día, tras desayunar en el balneario de El Raposo (muy cerca de Zafra), alojamiento en el que pernoctamos, charlábamos tranquilamente mientras esperábamos el minibus. No parecía llegar a tiempo. Algo raro porque siempre era muy puntual.
             
    El programa decía textualmente para esa hora lo siguiente: "Visita al viñedo de Matanegra y a las Bodegas Toribio (Puebla de Sancho Pérez)".
             
    La sorpresa fue mayúscula. De repente, ante nuestros ojos, en la entrada del balneario descubrimos dos calesas

    ¿Quién podía imaginar que éstas iban a ser nuestro particular medio de transporte esa mañana?. Fue una idea estupenda. Enhorabuena. Ciertamente, el minibus no tenía que venir a por nosotros.
             
    Durante aproximadamente una hora disfrutamos de lo lindo recorriendo, en tan original medio de locomoción, estas tierras de viñedos, situadas en el término muncipal de Puebla de Sancho Pérez. Además, para redondearlo, el día acompañaba.  Había que fotografiarlo todo. No existía excusa alguna para no hacerlo, ni siquiera para un principiante como yo en estos menesteres de la cámara.


 


             
    Sé que es difícil, por no decir imposible, trasmitirte esas sensaciones. Las palabras son en estos casos tremendamente limitadas para expresar emociones y hacerte partícipe de determinados momentos.



 
             
    Te ofrezco una idea que ya he utilizado en otras ocasiones en este blog. Voy a colgarte una serie de fotografías, de manera secuencial, para que puedas, aunque sea sólo en parte, imaginar lo que disfrutamos. Creo que te gustará.
            
    Por cierto, como final de este divertido episodio, nos esperaba otra de las guindas de pastel viajero: Fernando Toribio, propietario de Bodegas Toribio S.L. 

    Nos enseñó su bodega y nos "regaló" una cata comentada de sus caldos.  Antes, naturalmente, la merecida "ducha" a los caballos.



 
             
    Fernando es persona cercana. Se ve que le gusta este mundo. Pasa su vida entre viñedos y toneles. Lo disfruta. Da la sensación de que no cambiaría su trabajo por nada del mundo. Trata de dar a conocer de diferentes formas sus vinos. 

    Confiesa, con cierta trsiteza, que los jóvenes prefieren otras bebidas. No quiere que se pierda esta cultura ancestral y secular. Nos hizo conocedores de sus ideas, de sus innovadores proyectos. La bodega, dice, crece pero con sensatez. Paso a paso. Cada cosa a su tiempo. Sin prisas, pero sin pausas. Sabiendo lo que se hace.
              
    Es tal su afición a los vinos que algunos de sus perros (excepto "Golosina", que nos acompañaba en todo momento) tienen nombres de diferentes tipos de uvas. Créeme, no te miento.
             
    Parece hombre de ideas claras. Le deseo lo mejor.  
             
    Nos llamó la atención el etiquetado del nombre de "Torivín" en algunos de sus vinos. La historia y el por qué bautizarlo así es realmente ocurrente. No quiero adelantártela. Seguro que cuando viajes por estos lares te gustará conocerla.



 
            
    Desde mi pequeño cuaderno de bitácoras te invito a que conozcas esta acogedora tierra extremeña y a que disfrutes estos maravillosos vinos de la D.O. Ribera del Guadiana.
            
    Lo escribo hasta la saciedad y no me importa repetirlo: en ocasiones, esos paraísos que buscamos están más cerca de lo que imaginamos.
             
    Por cierto, buscando una definición de sorpresa encontré ésta: "Sorpresa es un breve estado emocional, resultado de un evento inesperado". Definitivamente, lo consiguieron.


 
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1 comentario:

  1. Un placer compartir este finde semana contigo. Gran descubrimiento. Un abrazo

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