miércoles, 20 de febrero de 2013

Koyasan: siempre en mi recuerdo.

          
  Viajar es descubrir y, sobre todo, experimentar. Mi paso por esta pequeña localidad nipona, de la prefectura de Wakayama, ha sido realmente inolvidable.
   En Koyasan, una población de pequeñas dimensiones situada en un valle circundado por montañas de poco más de seis kilómetros de largo por tres de ancho, se encuentra uno de los grandes centros de peregrinación del budismo japonés




  
    Más de un centenar de templos se alinean en torno a un espacio natural que fuera elegido hace más de una decena de siglos por el gran monje budista Kobo Daisihi Kukai, cuyo impresionante mausoleo es posible visitar. 

   Mi consejo es que recorras Koyasan tranquilamente –sin prisas-, entrando en algunos de sus templos y pagodas (verdaderamente únicos) para finalizar en el gran cementerio de más de dos kilómetros de largo, ejemplo de esa perfecta armonía y pacífica convivencia que hay en Japón entre sus dos grandes religiones: el budismo y el sintoísmo.


 
               
   En todo caso, hoy no quiero hablarte de estos monumentos, sino de la experiencia de poder pasar algún tiempo pernoctando en uno de estos templos. Así es, casi cincuenta de ellos permiten que los peregrinos se alojen entre sus paredes para, en cierta forma, recorrer un pequeño camino interior. 







  Perfectamente adaptados, con habitaciones individuales con sus correspondientes tatamis, los monjes se encargan de preparar el desayuno y la cena. Dormir, con estas dos comidas, cuesta alrededor de cien euros por día, lo que es realmente barato en este país. Pero es más, durante nuestra estancia, por este importe, podremos aprender ejercicios de meditación. En concreto, Ajikan. 


 
                 
   Así es, con la ayuda de estos monjes, a lo largo de una hora, iremos conociendo posturas de concentración y meditación. Nos enseñarán también, algo muy útil, la forma de respirar más correcta.

 
 
               
 Hay, además, un sistema de relajación, verdaderamente curioso, denominado en inglés “Buddihist Sutra Writting”, consistente en copiar una serie de escritos realizados en japonés y chino. 
  Nos facilitarán una plantilla para, tras las oportunas explicaciones, empezar con tan "curioso" trabajo. Dura aproximadamente una hora. La dificultad del trazo, especialmente para los occidentales, y la necesidad de estar atentos y concentrados en todo momento, hace que, sin darnos cuenta, nuestra mente se olvide de las preocupaciones cotidianas.

 
            
    Por la mañana el viajero se levanta pronto, sobre las cinco y media, para, a las seis, asistir junto a los monjes y otros peregrinos a la ceremonia del templo, donde los escucharás rezar y podrás oír esas característicos cantos budistas que van creando, con la ayuda de una tenue iluminación de lámparas y velas, una envolvente atmósfera de paz y tranquilidad.           
   Tras ello, seguidamente, asistiremos a otra ceremonia, llamada "ritual del fuego", en la que el humo de las cenizas y las brasas elevan al cielo las plegarias de los asistentes.
 Son muchos, como comenté, los templos que admiten peregrinos para dormir. Simplemente mencionaros que el nombre del templo en el que me hospedé es ”Eko in” (www.ekoin.jp/en/). Realmente aconsejable para quien deambule por esta parte de Japón.    

       
   Para mí será un recuerdo imborrable que llevaré en la memoria por mucho tiempo. Por cierto, no podía marcharme de allí sin comprar mi “yukata” con el ánimo de, cada vez que lo vea, rememorar uno de los mejores viajes de mi vida.   




         
   Wakayama es la prueba de que los estereotipos en turismo no son válidos. Los viejos tópicos de ciudades superpobladas, de ver a todo el mundo con su ordenador, de falta de espacio, de agobios y estrés se caen, como castillo de naipes, cuando el viajero descubre un territorio tan especial como Wakayama. 
    Hay otro Japón distinto al que acostumbramos a ver por televisión.

 
               
    Quiero recordaros que en el año 2004 Koyasan fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad como parte de estos santos lugares de Wakayama, y que todo este singular camino de peregrinación, junto a Kumano Kodo, se encuentra hermanado con nuestro Camino de Santiago.




    De verdad, hay que conocer esta prefectura de Japón. No defrauda.

 
 
 
Datos útiles:
¿Cómo llegar?:  Air France tiene vuelos directos desde París a Osaka (www.airfrance.es) a precios francamente competitivos.


 

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