lunes, 21 de mayo de 2012

Casas de Juromenha, junto al Guadiana


            
 Cuando el viajero se adentra y abre la página web de este alojamiento (http://www.casasdejuromenha.com/es/) encuentra estas palabras: “Al llegar a Casas de Juromenha nos recibe el Guadiana que azul, brillante y tranquilo se extiende entre Portugal y España

  Añadiría un detalle adicional más: "bajo la omnipresente sombra del cercano castillo de esta localidad que vigila silencioso cuanto a sus pies ocurre”.

   Casas de Juromeha es un complejo rural que consta de seis casas (una de ellas suite) decoradas en un ambiente típicamente alentejano con todo tipo de comodidades: aire acondicionado, frigorífico, chimenea, cocina perfectamente equipada, televisión por cable, etc.

   Quizás convenga, con antelación, situarnos. Estamos junto al Guadiana, que hace en esta zona de frontera natural entre España y Portugal. En un territorio donde, gracias al embalse de Alqueva, este río se transforma en el “grande lago” (el mayor embalse de Europa occidental) con las posibilidades de navegar, incluso hasta Juromenha, y de ocio que ello conlleva. Además, toda este inmensa obra de ingeniería hidráulica ha supuesto una enorme transformación en el paisaje y una fuente innegable de riqueza para sus municipios limítrofes.



   Juromenha, aunque pequeña en habitantes, guarda mucha historia, contiendas y batallas en sus calles. Luchas entre portugueses y musulmanes –hasta la reconquista definitiva por D. Paio Peres Correia- o la guerra de las Naranjas, por citar algunos ejemplos conocidos.

   No es una aldea más del Alentejo. Su posición estratégica durante siglos hizo que muchos ejércitos pusieran sus ojos en esta fortificación que, en la actualidad, clama por una pronta y urgente rehabilitación. Así pues, a la innegable, belleza del lugar, debemos unir la densa historia, a veces sangrienta, de este territorio.



Todo indica que hemos elegido buen lugar para pasar la noche (“Casas de Juromenha”) y para disfrutar de un fin de semana a nuestro capricho, porque si nuestro deseo es pasar unos días tranquilos, estamos en el lugar perfecto, en el sitio adecuado. Aquí no hay ruidos, simplemente el agradable sonido de la naturaleza. Es ideal para leer, para pasear por el campo o para zambullirse en su piscina con privilegiadas vistas panorámicas sobre el Guadiana.
    Si, por el contrario, nos decantamos por unos días de actividad y movimiento en constante contacto con la naturaleza, tenemos la posibilidad de practicar kayak,  paseos en barco, windsurf, perdernos con la bicicleta, montar a caballo o descubrir la fauna y la flora de esta zona del Alentejo. 

    Ni que decir tiene que existe una alternativa adicional para los amantes de las compras: pasar un día en la cercana ciudad fronteriza de Elvas (situada a poco más de diez kilómetros y declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO) o cruzar la frontera y acercarse a Badajoz.





Si a ello le sumamos una buena relación calidad/precio, con algunas promociones irresistibles (cinco noches al precio de cuatro), hemos casi terminando el puzle que nos dirá cuál será nuestra próxima escapada.





   Particularmente curioso es el desayuno (pequeno almorço). A una hora prefijada, para comodidad del huésped, recibe un cesto con todo lo necesario para coger fuerzas nada más empezar el día (pan recién hecho, croissants, mermeladas, cacao, mantequillas, café, té, leche, zumo natural, etc.). No es preciso salir de la habitación.
    Resulta llamativo y atrayente el logotipo de Casa de Juromenha: cuatro puertas contiguas de distintos colores. No hace sino reflejar la panorámica que tenemos de este alojamiento mirando desde la piscina, ya que cada una de las casas están pintadas de una tonalidad diferente. 




    Todo el alojamiento rural se encuentra rodeado por un cuidado jardín y una huerta cuyos productos están cultivados biológicamente. En fin, un lugar muy recomendable para los que aprecian la tranquilidad y levantarse con el único ruido de los pájaros de los árboles cercanos.






En verdad, es difícil poner un pero a este alojamiento. Se respira amabilidad, apreciable nada más hablar con sus propietarios. Están pendientes en todo momento de la comodidad de huésped cuidando hasta el más mínimo detalle. Sin improvisar. Con profesionalidad.


Es de agradecer que la web tenga una pestaña en castellano. Algo, desgraciadamente, no muy común en Portugal.
El público español es una de las grandes bazas y potencialidades de Casas de Juromenha y se nota. No sólo por la cercanía, sino por detalles como éste. Estamos en la “Raia/Raya”, donde dicen que se habla “portuñol”, aunque la realidad es que los portugueses hablan español mejor que los españoles lo hacemos con la lengua de Camöes. 
Además, por razones geográficas, culturales, sentimentales e históricas, los lazos entre los habitantes de uno y otro lado del río son tremendamente estrechos y fraternos. Como no podía ser de otra forma.
Pues descubrir y saber más de este fantástico alojamiento rural también en  www.radioviajar.com




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