lunes, 25 de abril de 2011

Mi vistas preferidas de Edimburgo


           
    No es fácil señalar cuál es nuestro lugar favorito de una ciudad. Todo influye a la hora de tomar esta decisión: una calle, un recuerdo, una tienda, un museo, un templo, un restaurante, una experiencia, una comida, los amigos, el tiempo, las vistas… 
    Las vivencias son tan subjetivas que lo que para un viajero es inolvidable para otro puede no serlo tanto.



    
   En el caso de hoy quiero hablar de una ciudad de Escocia, seguramente la que más historia atesora en sus calles. Conocida también como "la ciudad de las chimeneas", para mí es una de las capitales más bonitas de Europa. No tengo dudas. 
    Los datos no se equivocan. Es la segunda, tras Londres, más visitada de Reino Unido y, obviamente, la primera de Escocia.
  Hay tanto por ver que es difícil resumir la variedad de propuestas arquitectónicas, museísticas o folclóricas que ofrece al visitante. Por citar algunos ejemplos: pasear por la ciudad vieja y recorrer la Royal Mile, empaparse de la historia del castillo de Edimburgo, patear por Victoria Street con sus fachadas de colores, conocer el festival de Edimburgo (uno de los más importantes del mundo en su género) o descubrir la relación de esta ciudad y Harry Potter.


               
Por eso, si hablamos de Edimburgo y debo elegir un lugar, creo que las dificultades aumentan. Son tan numerosos los rincones, los edificios y las panorámicas dignas de ser recordadas que la elección, en principio, se complica mucho más.
      Sin embargo, existe una colina que me causó un especial impacto visual. Un lugar desde donde se domina prácticamente toda la ciudad y desde el cual podemos, si el día lo permite, hacernos una perfecta idea de lo que se encuentra a nuestro alrededor. Más aún, si se tiene la fortuna de ir acompañado por alguien que nos lo explique.

          
Me estoy refiriendo a Calton Hill, una elevación no muy alta, pero suficiente para divisar prácticamente todo Edimburgo. Muchas de las imágenes que tenemos de Edimburgo en la memoria, muchas de esas postales que mandamos a familiares, estás sacadas desde este pequeño promontorio en el extremo este de Princes St. 
La subida no es problemática. Hay un pequeño camino y unas escaleras que permiten acceder hasta lo más alto. Merece la pena el esfuerzo. Como curiosidad, aquí se sitúa el monumento a Nelson y, a medio construir, una réplica del Partenón. Esta inacabada obra es el Monumento Nacional de Escocia que fue diseñado para homenajear a los muertos en las guerras napoleónicas.
Estoy convencido que muchos de los que conozcan la capital escocesa estarán de acuerdo conmigo. Es, así al menos lo creo, un lugar especial. Parece como si desde allí Edimburgo se dejara conocer en su totalidad, como si permitiera que nos familiarizáramos con ella. 



      No es cuestión de explicar lo que vamos a ver. Cualquier libro-guía al uso sería siempre infinitamente más preciso. Trato simplemente de exteriorizar una sensación que, estoy convencido, pasó y pasará por muchos turistas cuando por primera vez suban a lo alto de este pequeño promontorio.



Así pues, nada mejor que ver estas instantáneas para saber lo que vamos a encontrar. Sólo me queda, desde estos renglones, aconsejar un viaje a esta bellísima localidad declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad. Hay que patearla, disfrutarla, vivirla y sentirla. Es, sin duda, una de las ciudades más animadas y bonitas de Europa.
   Por cierto,  en esta colina de Claton Hill encontré este banco al aire libre con una bonita inscripción. Simplemente os pongo las fotografías.





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1 comentario:

  1. Preciosas vistas, gracias por compartirlas. Edimburgo es un sueño. Un saludo

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