miércoles, 16 de marzo de 2011

Hamburgo, pasión por vivir


            
    Hamburgo es el ejemplo claro de una ciudad alegre, divertida, con mucha animación (diurna y nocturna) y, a la vez, emprendedora y trabajadora. Es la prueba evidente de que diversión y trabajo, ocio y responsabilidad pueden ir de la mano no siendo incompatibles.
   Multitud de bares, pubs, restaurantes, lugares de recreo, centros comerciales, tiendas, etc., se conjugan en una de las ciudades alemanas más prósperas y desarrolladas.

 
 
 
            
    Este particular cuadro que conforma Hamburgo está elaborado por diferentes trazos.
    En primer lugar, el histórico. A pesar de los devastadores bombardeos de la segunda guerra mundial, aún sobreviven, bien porque no fueron destruidos o porque se reconstruyeron, muestras de su pasado (la iglesia de San Miguel, la plaza del Ayuntamiento y aledaños,  etc.). 



 
            
    En segundo lugar, el mercantil, cuyo ejemplo más claro es la vitalidad de su puerto, uno de los mayores de Europa. Es también núcleo de grandes fábricas, como la industria aeronáutica, y lugar donde se deciden incontables transacciones internacionales.


 

        
    En tercer lugar, se trata de una urbe con una gran calidad de vida. Este dato se aprecia en multitud de factores: la alta renta per-cápita de sus habitantes (una de las más altas de Alemania), ser una de las ciudades con más zonas verdes del país, poseer una impresionante oferta cultural (museos, ópera, teatro…), ser limpia, segura y estar muy bien comunicada.




            
    En cuarto lugar, aquí se disfruta, se vive bien y se deja vivir. Por ello, sólo puedo decirle al lector que pasee por el siempre animado barrio de San Pauli, que se acerque a los numerosos restaurantes en la zona del puerto, que entre en la ciudad de los almacenes o que haga algunas compras en sus abarrotados mercadillos.

    Hamburgo es acuática

    Parece rara la afirmación, pero parte de su fisonomía se la debe al agua. La riqueza de su puerto, su multitud de canales y puentes, la confluencia de dos ríos y los lagos interiores, en medio de Hamburgo, evidencian cuanto digo.



          
    Dicen que un cuadro nunca se termina para su autor. Por esta razón, son muchas más las pinceladas que conforman Hamburgo. Estoy pensando en sus numerosos carriles bicis, en la gran cantidad de personas de otros países que vinieron buscando trabajo (muchos de ellos, españoles y portugueses) y ahora son parte de esta nueva cara de la ciudad dándoles aires abiertos, multiculturales, cosmopolitas y variados; estoy pensando también en sus múltiples competiciones deportivas, en su gran aeropuerto, en su cercanía al mar y en ser, entre otras cosas, una referencia en el norte de Europa.



            
    Recuerdo, como anécdota, comer en un restaurante portugués cercano a la zona del puerto. De primerotomamos un plato de paella y, de segundo, una excelente "carne a la alentejana". Acabamos con un chupito de Beirâo. "Cocina ibérica" en tierras alemanas.
   Pero, antes de terminar, no quiero dejar en el tintero un asombroso evento: la gran parada naval. La ciudad estalla en un certamen donde se dan cita navíos de todo el mundo y de todas las clases. De impresionantes barcos de guerra a los más grandes veleros, de yates a transatlánticos, de buques de carga a embarcaciones de pesca … y así un largo etcétera que incluía ejercicios de rescate de la armada alemana, visita a las embarcaciones y una interminable agenda de actividades de diversa índole (gastronómicas, musicales, turísticas, etc.).
    Me comentaron que era la mayor parada naval, de carácter periódica, del mundo. Posiblemente sea así. No lo sé. En todo caso, es la mayor y más animada que he visto en mi vida. Espero volver en otra ocasión.



            
    La experiencia es realmente única y muy recomendable. Además, la afluencia de visitantes, tanto de ciudades vecinas como de otros países, hizo que durante esos días del mes de mayo Hamburgo se transformara dando lo mejor de su conocida y acreditada hospitalidad.  



  


         
    Así pues, tenemos muchos datos para acercarnos a esta ciudad que también puede catalogarse como una urbe verde, repleta de jardines y parques. Una metrópoli que ofrece en un día opciones tan diversas como comprar en sus tiendas de lujo o acercarnos a los populares mercadillos, practicar vela en sus lagos o hacer un pequeño crucero por el gran puerto, disfrutar de una animada noche o cenar, por ejemplo, degustando los platos tradicionales de la gastronomía alemana. ¿Qué más se puede pedir?.
 


 
Datos útiles
Muy aconsejable: Conocer el Museo Marítimo de Hamburgo.

                   
 

Barco Rickmer Rickmers (Museumsschiff Rickmer Rickmers):  (www.rickmer-rickmers.de). Podrás conocer la historia de este velero de tres mástiles construido en Alemania. Un barco que puede presumir de contar con una azarosa vida. Capturado por el gobierno portugués, pasó a ser utilizado por los británicos para posteriormente prestar servicios como buque escuela de la Armada lusa. Finalmente, retornó a tierras alemanas donde fue restaurado y convertido en museo en el puerto de Hamburgo.

    Acabo estas líneas colgando el reportaje que publiqué este año en el dominical del periódico ecuatoriano "El Universo", titulado: "Hamburgo, la riqueza del agua". 





2 comentarios:

  1. Hola Juan.
    Bienvenido al mundo de los blogs de viajes, al que como gran viajero que eres seguro podrás aportar mucho.
    Por lo pronto ya me has "picao" para visitar Hamburgo...
    Un abrazo y suerte en esta nueva aventura digital

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  2. No conocía mucho Hamburgo, pero con lo que has publicado me parece una ciudad muy interesante, además lo que más me ha llamado la atención son sus zonas verdes, en esto me recuerda mucho a la ciudad de Friburgo, que sí hemos visitado.

    Saludos Ramón

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